"Tu familia no me quiere, dicen que soy lo peor. Que estar conmigo es un error. Y mi amor no te conviene.
Me acusan de ser mujeriego. Pero yo no lo veo así. En un abrazo descubrí. Lo que mis labios no dijeron.
Te estas enamorando de mi. Ya sabes que estoy loco por ti. Tus ojos te delatan. Mi boca ya no aguanta. Los dos sabemos que es así.
Te estas enamorando de mi. Ya sabes que estoy loco por ti. No esperaré a mañana. Si hoy tenemos ganas. ¿Por qué tenemos que mentir?
Voy por ti.
Se que te han dicho que soy mujeriego. Pero te juro que por ti yo he cambiado.
Acércate, escúchame. Déjate querer. Dímelo de una vez. quiero tenerte para siempre. Que seas mía para siempre.¡ Déjame quererte!"
Luciano Pereira.
Ingresaron al salón con todo su esplendor .¿qué sencillo el gran milagro del amor?. Las caras de felicidad de ellos dos, era la dicotomía de la de los padres, que los miraban asombrados.
En cambio Sara y Paul sonrieron embelesados, felices se sentían por Amanda y Simón. Lo habían logrado, pudieron traspasar las puertas que los detenía, obviamente ellos, sus hermanos que podían palpar el amor como más nadie podía hacerlo se sintieron triunfantes. Cruzaron las miradas, una mirada que recorrió las cuatro mesas y que dejo de lado a un grupo de personas que precisamente eran las que los acompañaban , una mirada interesante y cautivadora, una mirada cómplice que decía mucho más que lo que podían poner en palabras alguna vez. A ella su sonrisa le erizo la piel y la hizo olvidar en donde estaba, le arrebato el juicio, y a pesar de esa minúscula pero a la vez gran distancia miro sus labios con un deseo ferviente. En cambio Paul se sintió extasiado, conmovido, había algo en Sara que le daba curiosidad algo que se mezclaba entre la inocencia y el atrevimiento y a la misma vez lo enamoraba, lo excitaba. No pudo de dejar de verla en toda la noche y lamento profundamente que Daniel se encuentre ocupando el lugar que él deseaba ocupar. Esas sensaciones los perturbaban y los satisfacía a la vez.
Pero esa es otra historia.
Al acercarse a Adolfo Simón dijo.
-Les presento a mi novia – y sonrió como si fuera la primera vez que sus padres los veían. Ella se sonrojo. No podía ser de otra manera. Tomados de la mano escucharon atentos el relato del padre; Raúl había muerto. Simón respiro aliviado. No era que se sentía Feliz con esa noticia. Pero sabía que esa etapa podía cerrarla para siempre. Al concluir la perorata se dirigieron con los padres de Amanda, ella parecía que había revivido, el color volvió a sus mejillas y el humor. No pudieron enojarse, ellos eran así.
Víctor le aclaro.- Me alegro verlos felices, si se eligen mutuamente para mi está bien. Pero no vuelvan a lastimarse de esa manera y si necesitan ayuda cualquiera sea, cuenten con nosotros, que para eso estamos. –Emocionado abrazo a su pequeña y le dio un beso en la cabeza a la vista de todos.
Ella le contesto en el oído- soy la persona más feliz del mundo. ¡Es el papá, el amor de mi vida!
Veinte minutos después y con la bendición de su familia, se fueron de esa fiesta, de la que ya no se sentían parte. Subieron al auto, riendo, contestos, nerviosos, frenéticos. No había manera de que se separen. Antes de encender el auto la atrajo hacia él. Y la beso desesperadamente. Diez minutos después, acalorados manejaba hasta el campo. Si algo sabia Simón es que no se la devolvería a sus padres. Ni esa noche, ni la siguiente, ni la siguiente. Ya estaban todos avisados. Eran novios y haría valer sus derechos como tal.
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Y QUÉ...?
Romance"el amor ahuyenta al miedo y recíprocamente El miedo, ahuyenta al amor. Y no solamente al amor expulsa el miedo, También a la inteligencia,la bondad, Todo pensamiento de belleza y verdad, Y solo queda la desesperación muda, Y al final el miedo lleg...