𝕷𝖎𝖔𝖓 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙 PAUSADA

CAPÍTULO 3

━━━━━━✧❂✧━━━━━━

SINTIÓ COMO SU CUERPO quedó recargado sobre la fría pared. Todo había pasado tan rápido que apenas ahora se daba cuenta de quien era el responsable de aquel susto.

— ¿Qué crees que estás haciendo?

Frente a ella estaba el león dorado sonriendo de lado, tomándola de la cintura y sin intenciones de dejarla ir.

— Sólo quería saludarte. —se justificó. Sonando tan cínico como siempre lo era— Es difícil encontrar un momento en el que Loras no ande detrás de ti.

Cassana contuvo una sonora carcajada, pero eso no impedía que mirara a su alrededor nerviosa de que alguien llegara y los encontrara en semejante escena, cualquiera podría malinterprétalo y causar un gran escándalo.

— ¡Estás loco! —exclamó, tratando de separarse de él— ¿Y si mi tío nos ve? O peor aún, tu hermana. Seguramente mandaría a cortar mi cabeza y exhibirla en una lanza.

Por supuesto que era lo que Cersei haría sin pensarlo dos veces. Agradecía a todos los dioses que jovencita no supiera nada de su sucio y oscuro secreto.

— No lo harán. —dijo totalmente confiado— El rey está lo bastante entretenido con el torneo y Cersei está en su habitación con mucho vino. No saldrá de ahí en al menos en unas horas.

— No son los únicos, ¿o si? Me impresiona lo confiado que estas, teniendo en cuenta la clase de alimañas que abundan en este lugar.

Pero Jaime siguió sin preocuparse. Dió un paso hacia atrás solamente para darle algo más de espacio a la chica. Cassana aún trataba de recuperarse del tremendo susto que se llevó, pero la insistente mirada del león no le ayudaba demasiado.

— Muy bien, me voy. —aviso, pero si escape fue interrumpido cuando el caballero volvió a tomar su brazo— Jaime, por favor.

— Me encanta cuando dices mi nombre. —masculló, acercándose cada vez más a su rostro. La joven sentía su aliento rozar su cuello causándole un gran escalofrío.

Jaime colocó una mano sobre la pared, justo a su lado para evitar que saliera corriendo. Sus rostros estaban tan cerca que sólo bastaba un ligero empujón para que sus labios se rozaran.
Cosa que no pasó, debido a la voz de una pequeña niña que se iba acercando cada vez más a donde ellos se encontraban.

— ¡Arya! —dijo Cassana, apartando al caballero de capa blanca rápidamente.

Jaime bufó al ser alejado tan bruscamente, sobre todo cuando estaba a punto de hacer lo que llevaba tiempo anhelando. Cassana era realmente escurridiza y hábil como para deslizarse de sus manos cada vez que él intentaba algún contacto físico con ella. Eso sólo hacía ese pequeño juego de cacería más interesante.

— Te veré esta noche. —avisó el rubio, tomándola de la mano cuando estuvo a punto de partir.

— ¿Acaso escuchas algo de lo que te digo? —le cuestionó. Su estancia en Desembarco debía ser de lo más pacífica, y él sólo complicaría las cosas.

— Claro que si, bonita. —su despreocupada sonrisa siempre provocaba una infinidad de emociones en ella, por eso no podía resistirse a caer en sus encantos y siempre terminaba aceptando.

Guiño y con una expresión traviesa, se retiró rápidamente antes de que la niña Stark se diera cuenta de su presencia. Cassana lo vio desaparecer cuando dio la vuelta hacia el otro pasillo, y entonces pudo respirar con tranquilidad cuando un gato negro apareció frente a ella con Arya pisándole la sombra.