𝕷𝖎𝖔𝖓 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙 PAUSADA

CAPÍTULO 15

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LA SITUACIÓN EN EL CASTILLO era cada vez más complicada y difícil de soportar, al menos para las jóvenes prisioneras. Cuando Joffrey se enteró que Cassana actuó como informante de Robb Stark, estalló en cólera. Y con eso, halló un nuevo objeto para torturar haciendo los días de la joven un verdadero infierno. La única razón por la que no fue ejecutada o encerrada en una celda, fue por los bien hechos y sabios consejos de Tyrion hacía el rey. Ser la Mano del Rey era bueno, si con eso consiguió salvarla.

Sansa no la estaba pasando mejor.
No sólo tenía que soportar a Joffrey, sino también el maltrato emocional de Cersei, y los comentarios malintencionados de la corte.

Esperar pacientemente a Robb, era cada vez más dicicil. Las esperanzas ya eran casi nulas, se iban agotando poco a poco, y la promesa del joven lobo parecía más distante.

El único lugar seguro era su habitación, y sólo cuando Sir Meryn no invadía el espacio casi derribando la puerta y llevándola a rastras ante el rey. Tenía muy pocos días de los cuales pudiera presumir como tranquilos. Hasta ahora, nadie había entrado por la fuerza, y sus brazos ya marcados finalmente descansaban de tantos apretones. El día pintaba para ser casi perfecto, sin ningún problema. Y eran esos días cuando se permitía añorar su hogar, con la libertad y con cierto caballero de cabellos dorados.

No podía negar que había días en los que lo odiaba con todas sus fuerzas; por irse, por engañarla y por burlarse de ella. Había otros, en los que lloraba soñando con su regreso, tomando como consuelo todas las bellas palabras que un día le dedicó.

Jaime Lannister. Qué maldición tan terrible era.

— Se ven mejor. —comentó Shae sacándola de sus pensamientos, luego de revisar cuidadosamente sus heridas en el rostro.

— Tendré que usar manga larga por mucho tiempo. —agregó molesta— No sé cuánto tiempo pueda seguir soportando esto.

A Shae le brillaron los ojos ante una idea.

— Escribe algo. Para Robb, para quien sea que pueda ayudarte a salir de aquí.

Cassana tomó su mano, dispersando cualquier plan que se le pudiera ocurrir.

— Robb ya sabe todo, no tengo a nadie más que a él. Y aún si lo tuviera, ¿quién lo enviaría? Casi toda la Guardia del Rey me está vigilando.

— Yo lo haré. —dijo decidida.

Cassana parpadeo varias veces sorprendida. Considero muy bien esa opción; podría enviar una carta a Renly, incluso a Arianne Martell, pues eran buenas amigas a pesar de ciertos conflictos familiares. Pero al final, terminó por descartar todo.

— No, no puedo arriesgarte así.

Su doncella bufó.

— He estado en peores situaciones, y he salido sin problema de todas ellas.

— Esto es diferente. Lord Tyrion confía en que estarás segura conmigo. Cersei no tendrá piedad si llega a descubrirte. Así que Robb es nuestra única salida.

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Tan pronto como escuchó a las doncellas parlotear a la mitad del corredor, corrió tan rápido como la angustia le permitió. Su corazón latía rápidamente y sus manos sudaban. Temía no llegar a tiempo a impedir cualquier cosa que a Joffrey se le pudiera ocurrir.