CAPÍTULO 12

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LA NOTICIA DE LA BODA ENTRE RENLY Y MARGARY le cayó como un balde de agua fría. No es que no se alegrara, porque lo hacía; pero el hecho de que haya sido completamente ajena a tal evento, sólo significaba que su familia iba dejándola en el olvido. Tyrell y Baratheon. ¿De qué servía, si ahora es una sola?
Se imaginó a sí misma, en cómo se veía en los próximos cinco años y la imagen que se había formado no le agradó para nada; sin un lugar a donde ir, pasando los días en los jardines de la Fortaleza Roja. Quien sabe qué planes tendría Cersei para ella en ese tiempo, y a decir verdad, le aterraba el sólo imaginarlo.

Jaime estaba lejos, y quien sabe hasta cuándo volvería a verlo. Le pareció algo irónico que ambos se hallaran prisioneros. También pensaba en lo que le diría tan pronto pudiera regresar, ¿reclamarle? ¿o simplemente decirle lo mucho que lo extraño? Era una pregunta a la cual debía hallarle respuesta pronto.

Cersei golpeteo la mesa atrayendo su atención. Pronto volvió a la realidad y se halló sentada a la mesa junto a ella, Myrcella y Tommen, además de Sansa. No importa las razones por las que la reina regente la mantuviera en la capital, no podía mostrar sus verdaderas intenciones ante sus hijos, pues no importaba qué, seguía siendo su prima. La verdad era otra, no compartían ni un solo lazo de sangre, pero era algo que ellos desconocían y su madre haría todo lo necesario porque eso se mantuviera así.

— ¿Cuándo se casarán Joffrey y Sansa? —preguntó Myrcella.

Claramente no hizo la pregunta con mala intención, pero esas palabras no le agradaron para nada a la joven norteña.

— Pronto, cariño. —respondió la reina— Cuando acabe la guerra.

— Madre dice que tendré un nuevo vestido para la ceremonia, y otro más para el festín. —contaba la princesa, emocionada. Más que la propia novia—Pero el tuyo será de marfil, ya que eres la novia.

Las palabras de la sonriente princesa parecían lejanas, Cassana mantenía su mirada fija en la pelirroja de la mirada perdida, seguramente añorando el frío del norte pero el calor de su familia. Le parecía irónico y un tanto triste que a pesar de las diferencias que pudieron tener, ahora compartían una desgracia en común.

— La princesa acaba de hablarte. —le indicó Cersei, pues Sansa estaba tan distraída que tardo en responderle.

— Perdón, Su Alteza. —dijo, avergonzada— Estoy segura que tu vestido será hermoso, Myrcella. Estoy contando los días hasta que termine la lucha y que pueda declarar mi amor por el rey delante de los dioses.

Cassana soltó una muy ligera risa, los pequeños la miraron confundidos mientras que la leona la miraba casi asesinándola.

— ¿Joffrey va a matar al hermano de Sansa? —preguntó Tommen.

— Podría. —dijo Cersei, sin tener consideración por el estado emocional de la joven— ¿Te gustaría eso?

— No, creo que no.

— Aún si lo hace, Sansa cumplirá su deber. ¿No es así, pequeña palomita?

Sansa no pudo dar una respuesta, pues cierta joven se irguió en su asiento y se aclaró la garganta.

— No lo creo. —opinó la castaña— Las cosas suelen cambiar en un abrir y cerrar de ojos, y nada parece tener sentido. Como por ejemplo, hace poco todos alababan al rey Robert, ahora a Joffrey. Quien sabe, quizás cuando la guerra acabe, Robb lleve a Sansa de vuelta a su hogar.

𝕷𝖎𝖔𝖓 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙 PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora