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LA LLEGADA DE EL DIABLILLO NI GUE AGRADABLE PARA EL REY, mucho menos para la reina regente. Cuando su hermano menor llegó de sorpresa, entrometiéndose en la reunión del Consejo, no pudo evitar explotar en su contra. Más aún cuando el mensaje de su padre que traía consigo lo nombraba Mano del Rey, al menos hasta que regresara de la guerra. Pero él estaba sentado, frente a ella con toda la tranquilidad del mundo.
— Tú misma te lo buscaste. —reprochó Tyrion— No hiciste nada cuando tú hijo pidió la cabeza de Ned Stark. Ahora el Norte entero se ha levantado contra nosotros.
— Intente detenerlo.
— Pues fallaste. Este pequeño drama seguirá a nuestra familia durante una generación entera.
A ella le parecía ridículo que se tomarán tan en serio a un chiquillo que no tenía nada de experiencia en cuanto a guerras.
— ¡Robb Stark es un niño!
— Y ha ganado todas las batallas que ha peleado. —le recordó su hermano— ¿Te das cuenta de que estamos perdiendo la guerra?
— ¿Tú que sabes de guerra?
— Nada. —admitió. Su mejor arma, era su intelecto— Pero conozco a las personas, y sé que nuestros enemigos se odian casi tanto como a nosotros.
Cersei lo miró atenta por un momento. Debía reconocer que su hermano tenía ciertas habilidades que, aunque no le gustara, bien podía ayudarlos.
— Joffrey es el rey. —palabras que fueron repetidas por su hermano— Estás aquí para aconsejarlo.
— Y si el rey escucha lo que digo, podría recuperar a su tío Jaime. Amas a tus hijos. Es tu única cualidad, eso, y tus pómulos. Los Stark también aman a sus hijos y tenemos a dos de ellas.
— Una. —murmuró, sin ánimos de decirlo en voz alta pues sabía lo que implicaría.
— ¿Una? —repitió incrédulo.
— Arya, la pequeña bestia... desapareció.
— ¿Desapareció? ¿Acaso en una nube de humo? —dijo con ironía, y después suspiro— Teníamos a tres Stark para negociar. Le cortaste la cabeza a uno y dejaste a otro escapar. Papá estará furioso, debe ser extraño para ti ser el hijo que decepciona.
Cersei no respondió. Cometió un error, uno muy grave y ahora las consecuencias serían peores. Si tan solo hubiera sido capaz de controlar los impulsos de su hijo, quizá hubiese sido más sencillo recuperar a Jaime.
— ¿Qué hay de Cassana Tyrell? —preguntó— Espero que tengas una muy buena razón para retenerla aquí, si no quieres que Aarón Tyrell se declare en contra de nosotros.
— Tengo ese asunto en mis manos. —aseguró la rubia— Ellos no la buscarán, me he encargado de eso. Su padre ni siquiera se preocupa por ella.
— Aún así no me has respondido, ¿Qué hay de ella? ¿Por qué insistes en tenerla aquí?
La verdad es que ni ella misma tenía una respuesta. Su instinto le decía que debía mantener cerca a esa chiquilla, que algo le ocultaba o al menos, algo planeaba. Pero por supuesto, su hermano no se conformaría con una respuesta semejante. Así que prefirió callar, y que la verdad se revelara por sí sola.
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𝕷𝖎𝖔𝖓 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙 PAUSADA
Fanfiction𝕷𝖎𝖔𝖓 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙 | "Caíste en las garras del león. Oh, mi pobre rosa. ¿Quien te va a salvar ahora?"