CAPÍTULO 22

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PODRÍA DECIRSE QUE LA LLEGADA DE SU FAMILIA A DESEMBARCO CAMBIÓ EN ALGO SU SITUACIÓN, y en parte era cierto; los maltratos habían terminado, Joffrey ahora tenía que mostrarse cortés con ella —al menos frente a los demás— y dejar las torturas de la...

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PODRÍA DECIRSE QUE LA LLEGADA DE SU FAMILIA A DESEMBARCO CAMBIÓ EN ALGO SU SITUACIÓN, y en parte era cierto; los maltratos habían terminado, Joffrey ahora tenía que mostrarse cortés con ella —al menos frente a los demás— y dejar las torturas de las cuales era fanático si es que no quería dar una mala impresión a la familia de su futura esposa y arruinar una alianza que los beneficiaría bastante. Las heridas habían dañado justo a tiempo como para negar su existencia.

Pero eso no significa que Cersei no tuviera los ojos puestos sobre ella, estaba al tanto de todo lo que hacía, con quien hablaba y con quien pasaba más tiempo.

Seguir pasando información a Robb Stark se volvió algo prácticamente imposible desde hace algún tiempo, ya no podía confiar en nadie, al arriesgarse seguramente terminaría perdiendo su cabeza antes de que su mensaje nunca llegara a su destino.

Por lo menos algo bueno había llegado a la capital y se trataba de su abuela. Olenna Tyrell era una luz brillante que iluminaba todo a su paso, aparentaba ser como una de esas rosas delicadas pero si te acercabas lo suficiente podías salir lastimado con sus afiladas espinas. Podía herir a cualquiera, menos a ella o a Margaery, quizás porque no lo intentaba.

— Vamos, niña. Quita esa cara de amargura, me estás quitando el apetito.

Llevaba al menos media hora sentada frente a ella, en aquel lugar que su abuela había escogido y había sido adaptado especialmente para ella ya que estar en los jardines era lo único que la hacía sentir en casa.

— Ea fácil decirlo. —murmura la castaña, apartando la vista hasta donde se encontraba su prima charlando animadamente con Sansa Stark.

Algo que debía admirar de Sansa, era como podía podía recuperarse de las cosas con tanta facilidad. Hace apenas unas semanas se la pasaba lamentándose de lo injusta que la vida era con ella, sin embargo, a los pocos días de que los Tyrell llegaron a la capital la veía paseando por los jardines tomada del brazo de su primo Loras. Claramente disfrutaba la atención del caballero.

Días más tarde cuando le anunciaron su próximo matrimonio con el mismísimo Tyrion Lannister volvió a lamentarse de sí misma y corrió por los corredores hasta llegar a su habitación donde estuvo encerrada por horas llorando amargamente. Cassana no perdió la oportunidad de recordarle que eso no estaría pasando si hubiese aceptado huir con ella cuando tuvieron la oportunidad.

Y en todo caso, ella no era la única que se sentía miserable en ese momento, después de todo, Tyrion tuvo que aceptar dejar ir a la mujer que amaba sólo para mantenerla a salvo y ahora tenía que ceder ante los caprichos de su padre quien nunca antes le había demostrado la más mínima consideración.

𝕷𝖎𝖔𝖓 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙 PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora