Hermanastros | ✔ [En Edición]

27

Sus manos sudaban, y su cabeza dada vueltas después de que su padre finalmente soltara la información que recalcaba que era muy importante.

No, no tenía nada que ver con su relación con Allen, ni se acercaba un poco al tema, pero si involucraba vampiros y ángeles sin alas.

Tras enterarse de la situación, su cuerpo no había dejado de temblar, su rostro estaba pálido, y un frío mortal recorría su cuerpo; se preguntarán ¿qué puede ser tan malo como para poner a Noah en ese estado?, pues, la razón es que una rebelión se alzaba en la profundidad de los bosques, la cual exigía venganza y sangre. La venganza afectaba directamente a todos los vampiros, a todas las familias y linajes. Noah no llevaba mucho desde que se enteró que en realidad existían los vampiros, y no tenía la más remota idea de que los linajes eran parte de esa especie. Tras unos minutos de profundo análisis, su cuerpo estalló y lo hizo salir corriendo del establecimiento, un Hank preocupado le perseguía muy de cerca.

Entonces, ¿qué fue lo que le dijo a Noah?

—Esto es muy delicado, Marissa no puede saberlo, mucho menos Allen, ¿entendido? —dijo mientras movía sus piernas en señal de preocupación.

—Sí, entiendo.

—Bien, necesito que tengas mente abierta a todo lo que diré, y por sobre todo, que mantengas la calma. ¿Podrás hacerlo? —Hank tenía sus brazos sobre la mesa, cada vez que hablaba, movía sus manos para recalcar sus palabras.

—Papá, me estás asustando. Solo dime.

—Está bien, está bien —hizo una pausa pensando bien sus siguientes palabras—. Bueno, todo este embrollo comenzó hace algunos años, para ser más preciso, el año de tu accidente. Como ya sabes, hay muchos ángeles realizando labor en la tierra, algunos visibles y otros no; ellos son lo que ayudan a mantener cierta harmonía aquí. La cosa es que en ese año muchos ángeles empezaron a desaparecer en todo el país, no dejaban rastro tras ellos, simplemente se esfumaban y no volvían a ser vistos —su ceño no dejaba de estar fruncido—. En el Caelus, hay diferentes jerarquías de ángeles, están los Ángeles de labor, los cuales permanecen en la tierra; los arcángeles, quienes están encargados de cuidar y proteger a los ángeles de labor, ellos son algo así como los entrenadores, los preparan para su vida servicial; y los querubines, los que están al lado del trono del ser supremo, ningún ser mortal los puede ver. Hay muchos otros, pero esos tres son los más importantes. Según la orden divina, si un Ángel corre peligro debido a una entidad maligna, un arcángel debe ir a su rescate, por lo que se piensa que en el caso de esas desapariciones, un ser divino debió acudir a su salvación, pero ese no fue el caso.

—¿Por qué? —todos eso datos hacían girar a la cabeza del rizado, no sabia nada sobre su especie, todo era muy confuso.

—La persona que se estima que creo todo ese caos no es precisamente humana. Según los rumores se trata de una bruja, Tamia, de las más poderosas que existe, y bueno, de las últimas que quedan. De un modo u otro, consiguió la espada Gladius. Históricamente, se cree que esa espada fue forjada en el viejo mundo por humanos o los llamados gladiadores, los cierto que esta fue creada en el mismísimo Caelus, y tiene el poder de atravesar la piel divina de los ángeles. Se cree que Tamia utiliza la espada para cortar las alas de sus víctimas, te preguntarás ¿Por qué las corta? Bueno, la respuesta es sencilla, si los ángeles no tienen alas, los arcángeles no los pueden ayudar, ya que inmediatamente se convierten en ángeles caídos, los que comúnmente son repudiados y expulsados del Caelus. El motivo del porqué está "acumulando" esos seres es desconocido.

—Y, ¿qué tienen que ver Allen y Marissa en todo eso?

—Esa es la parte complicada —apretó sus manos en puños y miró hacia la ventana—. No se sabe porqué le hace daño precisamente a Los ángeles, pero sí se conoce, o bueno, se estipula su objetivo. La historia es un poco larga, así que trata de concentrarte para que puedas entender todo esto —esperó a la afirmación del rizado para continuar—. Verás, los vampiros y las brujas tienen un recorrido bastante intenso y oscuro, ambas especies han sido enemigas desde su creación, bueno, al menos eso es lo que saben todos.

—Sí, de eso si he escuchado, Allen me habló de eso, pero no me dijo la razón. —Su mirada estaba clavada en la mesa roja frente a él, trataba de acomodar todo en su cabeza.

—Estás a punto de saberla. La realidad es que la rivalidad entre ambas especies no siempre ha existido, hubo una era en la que la paz reinaba y el lazo entre ambas era conveniente para su supervivencia; pero de un momento a otro, todo cambió. La disputa entre los vampiros y los seres que controlan la magia negra comenzó. Nadie, en la faz de la tierra conoce la verdadera razón, te contaré todo lo que sé, más no te aseguro que sea la verdad absoluta —frotó sus ojos con sus dedos—. Todo comenzó cuando uno de los brujos más poderosos, Tamsin, se cegó por el poder y quiso reinar por sobre todas las especie. Logró obtener dominio sobre todas, bueno, todas menos una, los vampiros. Estos se negaban rotundamente a ser dominados por él, alegando que debían dominar juntos. Al ser ambas especies repudiadas por el Caelus, solo se tenían entre sí; no podían permitir ser "inferiores" a ellos, así que la disputa por el dominio comenzó, desatando una serie de largas batallas que ponían en peligro la existencia de ambas especies. Después de 10 largos años de lucha, los vampiros terminaron victoriosos, ganando el respeto de todos los seres y obteniendo el dominio absoluto; por otro lado, los portadores de la magia negra casi terminan en extinción, los que quedan pueden ser contados con una mano —soltó un largo suspiro, pasando sus manos por su cabello—. El rumor es que Tamia quiere venganza, así que está reuniendo ese ejercido de ángeles caídos para destruir todos los linajes de vampiros, y obtener el dominio sobre las especies. —Al terminar, soltó ambas manos con fuerza hacia la mesa, provocando un fuerte sonido asustando al rizado.

—Eso significa que ¿yo iba a ser parte de ese ejército? —Sentía sus manos frías y temblorosas.

—Sí.

—Y, ¿cómo es que sigo aquí?

—Eso para mí representa un misterio, pero es un alivio el haberte encontrado ese día, quien sabe en qué condiciones estarías en este preciso instante.

Una idea salto en la cabeza de Noah, haciendo que levantara su mirada y clavara sus ojos sobre los de Hank.

—¿Eres un arcángel?

—No.

—¿Qué eres entonces?

—Hijo, mira, este no es el momento para hablar de eso, lo importante ahora es que estés consciente del peligro que corres, tanto tú como Allen y Marissa. Así que te pido por favor que cuides de Allen mientras están en la universidad, ¿sí? Claro, y que no olvides de tener mucho cuidado y estar siempre alerta, tú puedes pasar como humano, pero esa bruja ya conoce tu rostro y no tardará en saber de tu paradero.

Y con esa última confesión, el rizado salió disparado a la calle.