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Al despertar, su cuerpo era rodeado por una oscuridad infinita, no podía distinguir las esquinas de las paredes, ni siquiera estaba seguro si se encontraba en una habitación

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Al despertar, su cuerpo era rodeado por una oscuridad infinita, no podía distinguir las esquinas de las paredes, ni siquiera estaba seguro si se encontraba en una habitación. Sus sentidos estaban adormecidos y apenas si podía mantener la cabeza arriba unos cuantos segundos, el cansancio se había apoderado de él a pesar de haber pasado las últimas horas, o días, en un profundo sueño. Lo último que recuerda haber visto es la sonrisa maligna de su misteriosa compañera de salón, el resto es un simple vacío que no podía llenar. ¿Sabrá Allen que está en peligro? ¿Está Allen en peligro? Su cabeza empezaba a dar vueltas cada vez más rápidas a medida que formulaba otra pregunta, la preocupación siendo más grande de lo que su ser puede soportar; en medio de su crisis y rompiendo el ensordecedor silencio, pudo escuchar unos pasos que parecían estar acercándose al lugar donde se encontraba. Sin previo aviso, una luz incandescente fue encendida, provocándole dolor en los ojos y ceguera temporal; a penas sus ojos se ajustaron a la luz, vio el rostro de la chica, su expresión se mantenía neutra, como si no tuviera a alguien secuestrado. El rizado le siguió cada movimiento con la mirada hasta el cansancio y cuando una oleada de desesperación se le vino encima, no se molestó en contenerla.

-¿Quién eres?- alzó su cabeza con seguridad sosteniendo la mirada, cualquier signo de temor había sido borrado.

-Hasta que por fin te tomas la molestia de preguntar, realmente creí que no podrías pasar más de una hora sin saber mi nombre, me equivoqué. Me has dejado sin palabras.

-¿Quién demonios eres?- su tono bajó una octava, su mirada estaba llena de ira y una pizca de odio, mostrando su falta de paciencia.

-Oh, cierto. Así no me puedes reconocer.

Al cabo de unos segundos, la imagen de la joven y bella chica había sido reemplazada por una mujer más bien mayor, con canas muy visibles en el cabello y unas cuantas arrugas al rededor de sus ojos. Esos ojos, los reconocía perfectamente, ¿Cómo olvidar los ojos que le atormentaban cada tanto en sus sueños?

-Tamia.

-Pero que inteligente que has salido, no tuve que darte ni una pista. Bien hecho.

-¿Qué quieres de mí?

-Vaya, la inteligencia no te duró ni un poco. A ver, querido, ¿por qué querría una bruja, quien quiere destruir la raza vampírica, a uno de Los Ángeles más poderosos de la creación?- su tono burlesco era la gota de veneno que rebasaba la calma de Noah- Oh disculpa, que lo he olvidado, Ángel caído. Soy un poco distraída.

-¿Por qué me querrías si ya no tengo ningún poder? Ya lo has dicho, soy un Ángel caído.

-Esto del encierro en serio que te afecta el razonamiento. Piensa un poco más, ¿cómo te tendría en mis manos si aún fueras un Ángel? Además, no eres completamente inútil, ese control de mentes tuyo se me dará de maravilla. Sólo necesito que tu noviecito el vampiro llegué y tendré el paquete completo. Espero que Tania no se demore mucho con él, aunque creo que llegará por su cuenta.

Hermanastros | ✔ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora