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La fría tarde había tomado un giro repentino, lo que sería un día tranquilo y cómodo, pasó a ser un completo dolor de cabeza lleno de estrés y preocupación

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La fría tarde había tomado un giro repentino, lo que sería un día tranquilo y cómodo, pasó a ser un completo dolor de cabeza lleno de estrés y preocupación. Un vampiro se movía con desesperación en su cuarto, jalando sus cabellos, rascando su cuello y pateando cada cosa que se le atravesaba. Después de haber llegado a su casa con Noah en brazos, su madre lo había llevado a si habitación y, por órdenes de Hank, le prohibió salir de este, encerrando la puerta bajo llave hasta nueva orden; sin duda alguna, aquello llenó de impotencia a Allen, quería estar allí con su Ángel, la expresión de dolor que tenía en su rostro mientras estaba en la pizzería fue suficiente para quebrar su corazón en mil pedazos, y el hecho de no poder hacer nada al respecto empeoraba las cosas. Por otro lado, Noah está en su habitación, recostado en su cama, tratando de estabilizar su respiración, Hank está a su lado, brindando compañía esperando a que el chico le explicara más a fondo la situación. El inmenso dolor que una vez sintió en su espalda, se fue esfumando a medida que el tiempo pasaba, ya se podía mover con facilidad, y sus cuerdas vocales ya funcionaban con normalidad.

-Hank.- su voz salió ronca, su garganta estaba seca y dolía al hablar.

-Noah, ¿Ya te sientes mejor?- la expresión en el rostro del adulto era difícil de descifrar, era una especie de preocupación, ira y tristeza.

-Sí, aunque estoy muerto de sed.

-Le pedí a Marissa que te preparara algo de comer, no tarda en venir. Ahora, cuéntame, ¿qué fue lo que te pasó?

-Ahhh, ni yo sé cómo explicar eso.- se sentó en la cama y puso su cabeza entre sus manos- creo que vi a Tamia.

-¿Qué? ¿Cómo así?, ¿hablaste con ella? ¿te hizo algo?- la mente de Hank se llenó de preguntas ante la confesión del chico ¿Tan pronto lo había encontrado?.

-No.- movía su cabeza de un lado a otro, el recuerdo de su rostro aceleraba su respiración- s-sentí su presencia, todo mi cuerpo se sentía incómodo y tenso, en especial mi espalda. Mientras trataba de calmarme, alcé la vista y la pude ver, frente a mí. Estaba viéndome, sonreía mientras observaba mi rostro, se quedó todo el tiempo parada, sin mover un solo músculo. Parecía que nadie más notaba su existencia, ni siquiera Allen.

-¿No intentó acercarse a ti?

-No, ni siquiera estoy seguro de que ella estuviera allí, Hank. ¡No sé nada!

-Cálmate, alterado no lograrás nada.

-¿Qué se supone que debe hacer? Toda esta situación me está constando más de lo que debería, preferiría volver a tener las pesadillas que vivir con paranoia y miedo todo el tiempo. ¿Acaso debo esperar de brazos cruzados a que ella venga y nos lleve a todos? ¡Dime, Hank! ¿Qué hago?

El rizado temblaba en su sitio, su paciencia y cordura había abandonado su cuerpo hace ya un tiempo, y su mente se había convertido en un agujero. El adulto le observaba, inseguro sobre qué palabras debería decirle, realmente no sabia. El destino del chico era simple y aterrador, y siendo sincero, no había nada que pudiera hacer al respecto. Eran órdenes después de todo.

-Noah, lamento que debas pasar por esto, pero ya te lo dije, no hay nada que hacer. Ella los está buscando, y no parará hasta cumplir con su objetivo. Tú no puedes hacer nada, yo no tengo forma de involucrarme en este lío- o sí?- el destino ya está escrito, solo debemos esperar.

-¿Esperar a qué? ¿A que termine con nosotros? ¿A que un ser bajé del Caelus a salvarnos? Tú mismo dijiste que ellos no harán nada.

-¡No lo harán! ¿Qué más quieres que te diga? ¿Que hay una solución mágica? ¡No la hay!- sus voces ya se escuchaban desde las otras habitaciones- ¡Yo no soy responsable de todo lo que está pasando!- muy en el fondo sabe que la veracidad de esas palabras no existe- ya te dije lo único que se puede hacer, cuidar de Allen y de Marissa, solo se puede aplazar la tragedia, no evitarla.- su voz se había normalizado, evitando que los mencionados escuchen la discusión- Ya sé que te gusta Allen, lo sé todo, y la verdad no me importa, pero si quieres que todo siga normal, más te vale mantener todo esto en secreto ¿entendido?

-Sí.- la mirada del rizado se había tornado oscura, era la primera vez que discutía de esa manera con su "padre.

-Bien, si te preguntan, dirás que comiste algo en mal estado y eso te causó dolor y alucinaciones.

-¿Podrías dejarme solo?

-Recuerda lo que te dije.- el sonido de la puerta al cerrarse asustó al rizado, causando que diera un pequeño brinco.

¿Desde cuándo sabía Hank lo de su relación con Allen? ¿Cómo mierda se enteró?
Bueno, ya no importa. ¿Qué importa ahora? De todas formas terminará en manos de Tamia, y en algún punto morirá de todas formas, no tiene caso matar su cabeza tratando de crear una solución.

Unos minutos después entró Marissa con una bandeja en las manos, le había preparado una sopa de verduras y una limonada. No le preguntó nada, solo dejó la bandeja en una mesa al lado de la cama y le ofreció una sonrisa apretada para luego salir. Al rizado no le quedo más remedio que comer y tratar de olvidar todo.
No mucho después entró Allen, azotando la puerta por la fuerza que había usado al abrirla. Corrió hacia la cama dónde su Ángel estaba sentado y le bombardeó con preguntas.

-¿Ya estás mejor, Ángel? ¿Aún te duele? ¿estás enfermo?- mientras lo cuestionaba, pasaba sus manos por su cuerpo, posando su mano derecha en la frente del chico para verificar que su temperatura estuviera normal, y moviéndolo de un lado a otro para asegurarse de que no estuviera herido.

-Lingling, estoy bien, no tengo nada.

-¿Entonces qué diablos fue lo que pasó? ¡No te podías mover!- encerró su rostro en sus manos y apretó ligeramente sus mejillas.

-Algo que comí me hizo daño, nada grave. Fue por eso que estaba diciendo cosas sin sentido.

-No te creo, no parecía algo tan insignificante como un simple envenenamiento por comida.- su entrecejo estaba arrugado y su agarre en las mejillas del contrario se volvió más fuerte.

-No te miento, eso fue lo que pasó, te lo aseguro. Ya estoy bien, ¿no lo ves?

-Pero-

-Pero nada, ya deja de preocuparte, te hará daño. Prometo llamarte si me sucede algo más ¿está bien?

-¿Acaso no dormiremos juntos?

-No, nuestros padres están en casa, podrían sospechar- ya no importa, no debería oponerse- ya ve a descansar, está tarde.

Sin poner más oposición, Allen salió con resignación del cuarto del rizado, no sin antes robarle un corto beso y cubrirlo con las sábanas. Sabia que su Ángel le estaba mintiendo, pero no forzaría más la situación.

 Sabia que su Ángel le estaba mintiendo, pero no forzaría más la situación

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Disculpen la tardanza. Díganme ¿qué les pareció?
xoxo.

Hermanastros | ✔ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora