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La oscuridad reina en el lugar, ningún objeto puede ser identificado

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La oscuridad reina en el lugar, ningún objeto puede ser identificado. El camino está levemente iluminado por unos viejos postes de luz, algunos tapados por las hojas de los árboles, las cuales no permitían que la luz saliera. El clima era raro, podía sentir frío y calor al mismo tiempo. Se preguntaba porqué estaba allí, cómo terminó en esa situación. Pasos detrás de él lo pusieron alerta, a medida que los estoss se escuchaban más cerca y se volvían más rápidos, el miedo creía en su interior. volteó rápidamente para ver quién estaba tras él; no podía ver su rostro, las sombras lo tapaban, pero pudo ver el reflejo de la luz en un objeto en su mano, una especie de cuchillo.

La extraña figura seguía caminando hacia él, ahora con el cuchillo levantado en el aire; le quería lastimar. Finalmente reaccionó y empezó a correr, tan rápido que sus piernas ardían, y el aire no entraba con facilidad a sus pulmones. Podía escuchar los pasos tras él cada vez más cerca, pero él ya no podía correr más; sus piernas ya no aguantan. Trató de usar su poder, concentrándose lo más que pudo, intentó meterse en la mente de su perseguidor para crear una ilusión y poder escapar. No lo logró, su mente lo bloqueaba, no era posible. No podía más, sus piernas lo traicionaron, habiéndolo caer sobre el duro suelo. La figura se acercó con rapidez hacia él, agachandose para quedar cerca a su rostro; a pesar de la cercanía, aún no podía ver sus facciones ni nada que pudiera ayudarlo a reconocer quién era. Con el miedo ya apoderado de su cuerpo, solo se limitó a observar los movimientos que el extraño hacia. Finalmente este alzó su cuchillo, y lo bajó a una alta velocidad, dirigido a su cuello.

Despertó.

Su respiración agitada, su frente llena de sudor, y el miedo evidente en su rostro. Aquello llamó la atención del vampiro, el cual, hace unos segundos, lo tenía acorralado en sus brazos. El rizado había empezado a llorar, un ataque de pánico se formaba en su interior; el vampiro se sentó y lo rodeó con sus brazos, balanceándose de un lado a otro para poder calmar al rizado. Lo soltó un instante y lo miró a los ojos, le secó las lágrimas, y le siguió balanceando.

—Ángel ¿Qué te pasó? —No se separó de él.

—Una pesadilla. —Logró pronunciar entre sus sollozos.

—¿Quieres hablar de eso?

—No. —Se aferró a su agarre.

—Está bien, pero te debes calmar. Te traeré agua. —Trató de separarse, pero Noah se lo impidió.

—No, no. Quédate, por favor. —Agarró su camisa con más fuerza.

—Vamos, acuéstate entonces. No iré a ningún lado, estoy aquí para ti —le ayudó a acostarse nuevamente, y le dio un corto beso la frente, seguido de uno en los labios—. Nadie te hará daño, mucho menos cuando yo esté cerca. Okay?

—Okay.

Poco a poco, los sollozos fueron parando, el sueño venció al asustado rizado. El vampiro se quedó despierto otro rato, jugando con los rizos del contrario y observando su pacifico rostro, la duda del contenido del sueño presente en su mente. Al final el sueño también lo venció, y se quedó dormido con el ceño fruncido y con sus brazos firmemente acunando a su Ángel.

Hermanastros | ✔ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora