~ Capítulo 13 ~

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Dos semanas después

Jimin despertó de golpe asustando un poco a la muchacha, ésta lo había despertado y era poco usual, de hecho, era primera vez. El chico miró alrededor encontrando la habitación aún a oscuras, a veces intentaba quedarse despierto, pero terminaba cediendo por el cansancio y no podía controlarse.

— ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo? ¿Estás bien?

— No quise despertarte, yo...es que...—HyeLin se mostró nerviosa—No puedo...dormir.

— ¿Tienes pesadillas?

— No, yo...sólo...

— Hye, ¿Sabes que siempre te ayudaré? —hubo silencio y Jimin tuvo una duda— ¿Confías en mí?

— Lo hago—contestó sin dudarlo. Miró esos ojos oscuros y algunos mechones rubios despeinados, Hye jugaba con sus manos estando agachada junto a él—Yo...he intentado hacer lo que dijo el psicólogo.

— Oh.

— ¿Él ha hablado contigo?

— La verdad no—restregó sus ojos quedando sentado, la camisa dejaba expuestos sus brazos delgados, pero ciertamente fuertes—Nunca me dice lo que habla contigo—apartó un mechón de su mejilla mirando sus ojos—Estabas llorando.

Y eso no era una pregunta.

— Lo siento—bajó la vista.

— ¿Por llorar? No lo hagas, si quieres llorar, hazlo las veces que quieras—notó como mordía su labio abrazándose así misma—Si cargas todo eso será peor—ella asintió— ¿Quieres un abrazo?

Hye volvió a asentir buscando refugio en ellos, Jimin la rodeó con sus brazos sintiendo su cuerpo temblar, dejó que llorara en silencio en su pecho, dejó que sus manos se aferraran a su camisa y dejó que estuviera así por un rato. Acarició su espalda respirando profundo, Hye sentía su corazón latiendo y eso la relajó, incluso cerró sus ojos escuchándolo, comenzó a respirar a la par de Jimin relajando su llanto. El chico apoyó su barbilla en su cabeza cerrando sus ojos.

El silencio era un excelente acompañante en ese momento.

Hace cinco años atrás

— ¿Qué estás haciendo? —Hye estaba paralizada y con ojos bien abiertos.

— Abrazándote—Jimin sonrió satisfecho pero la joven estudiante temía que alguien los viera y se hiciera ideas erróneas—Los abrazos curan todo.

— ¿Qué estás diciendo? Estoy bien.

— No lo estás.

— Alguien puede vernos—intentó soltarse. El patio de la escuela estaba solo, pero eso no era para cantar victoria—Jimin, estoy bien, déjame.

— ¿Sabes cómo sé que mientes? —susurró sin soltarla—Porque tus ojos están hinchados, tu nariz está roja y tus mejillas igual—se separó lentamente, pero sin quitar sus manos de ella—Siempre que te sientas mal estaré aquí para abrazarte—a Hye se le hizo un nudo en la garganta.

— Siempre no estarás aquí.

— ¿Quieres que lo prometa? —sonrió—Anda, te mueres por otro abrazo.

Hye no pensó en mentir, de hecho, lo abrazó fuertemente sollozando esa vez.

Presente

— Lo siento—susurró el chico interrumpiendo el silencio. HyeLin abrió sus ojos, pero no se movió—Hice demasiadas promesas y sólo he cumplido pocas.

— Te extrañé—Hye rodeó su torso escuchando su corazón aún—Realmente te extrañé, Jimin.

— Y yo a ti—besó su cabeza.

— ¿Sabes por qué suelo llorar por las noches? —HyeLin se armó de valor—Estoy viendo a mis padres en mis sueños—Jimin la escuchó atentamente—Yo...lloro porque cuando despierto...recuerdo que estoy loca.

— Oye—Jimin tomó sus brazos—No estás loca.

— Sé que lo estoy, las personas sanas no escuchan voces en sus cabezas—sonrió tristemente—Si no tomo mis medicinas...vuelvo a perder el control de mis nervios, de mi cuerpo, de mi mente...

— Cuando me fui no estabas tan...así—no supo explicarse—Saldrás de esto, te ayudaremos.

— ¿Y si soy una pérdida de tiempo?

— No eres una...—Jimin y ella compartieron una mirada— ¿Has escuchado?

— Tal vez—admitió apenada—Lamento causarte dudas.

— Escucha, el resto puede decir lo que quiera, pero estoy contigo porque creo en ti y si fuera como ellos dicen no estaría haciendo esto—tomó su rostro entre sus manos—Para mí eres importante, ¿Lo entiendes?

Y de nuevo allí estaba, HyeLin se puso nerviosa con esa mirada y Jimin sentía su corazón latir rápido con ese momento.

— Quiero contarte más, pero...si lo hago las voces vuelven a mi cabeza.

— Esas voces pueden decir lo que quieran también, quien tiene la última palabra eres tú.

— No creo—Hye se sonrojó apartándose un poco—Hace dos días una nueva voz comenzó a decir cosas agradables de ti—Jimin no sentía alivio con eso, Hye no debería escuchar nada de eso—Ella...te tiene aprecio y concuerdo con lo que dice.

— Eso es...bueno—mintió.

— Mis padres también hablan bien sobre ti en mis sueños—lo miró—Mamá dice que sea agradecida con ustedes, ella también cree que soy fuerte—sonrió distraídamente pero poco a poco su rostro se volvió neutro—Debí haberme quedado esa tarde en casa—Jimin la miró con atención dejando que ella recordara—Debí evitar ir a la tienda esa tarde.

Una lágrima cayó de su ojo, el chico acarició su muñeca con cicatrices dándole apoyo.

— ¿Por qué debiste quedarte, Hye? —susurró.

— Mamá estaba en el baño—su vista estaba perdida—Wendy estaba en casa porque exigía la mitad de su casa—HyeLin comenzó a balancearse hacia adelante y atrás.

— ¿Wendy?

— Yo la lastimé, había sangre en el suelo, sangre en la bañera...

— Hye, para.

— Yo lo hice, yo la lastimé—comenzó a temblar sollozando. Jimin la abrazó fuertemente intentando hacer que se calmara, aquello cambiaba la versión, ¿Wendy? ¿Qué demonios hacia Wendy presente cuando la señora Ryu falleció? ¿Acaso...?

"No, no pudo hacer eso"

— Tranquila.

Pero Hye estaba muy lejos de la realidad metida aún en su trance, sabía que alguien la abrazaba, pero no identificaba quien. Eran segundos o minutos en donde HyeLin se alejaba de la realidad y perdía la noción del tiempo.

 Eran segundos o minutos en donde HyeLin se alejaba de la realidad y perdía la noción del tiempo

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Promise [PJM] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora