Capítulo XV - Magia de hielo

5 1 0
                                    


Me aparté de un salto.

- ¿¡Que ha sido eso!? – pregunté indignado - ¿Quieres matarme?

El mago soltó una carcajada.

- También me han contado que solo lo has podido manifestar en situaciones de riesgo, por lo que te estaba metiendo en una – explicó.

Sin darme tiempo para pensar, juntó sus manos y las apretó con fuerza. Varias pequeñas bolas de fuego aparecieron a su alrededor, que acto seguido me mandó.

Me volví a apartar.

- No, no, así no – dijo – usa tu magia.

- No sé cómo hacerlo – respondí – las otras dos veces lo hice inconscientemente.

- ¿Me estás obligando a llevarte a tu límite? – dijo con un tono serio – Hasta este momento he usado magia de bajo nivel, pero parece que debo ponerme un poco más serio.

La mano de Azel se electrificó.

- Concéntrate – dijo.

De repente dejé de verlo por un segundo. Cuando me di cuenta lo tenía enfrente y tenía su técnica muy cerca. Le agarré del brazo en acto reflejo y este empezó a congelarse.

- Muy bien, sigue así – exclamó Azel.

No sé si era masoquista, pero seguí congelando el brazo hasta que casi llegaba por el codo. En ese momento quitó el brazo y se apartó.

- Es suficiente – dijo – Está muy bien, aunque no es muy profundo ni muy rápido, pero yo te ayudaré a solucionarlo.

Acto seguido, se dio un golpe en el brazo y el hielo se rompió y cayó al suelo.

- Para empezar, ¿sabes en que consiste la magia? – preguntó.

- No mucho – mentí, ya que sabía de los videojuegos.

- Te lo explicaré, mira – dijo cerrando el puño – el maná corre por todo el cuerpo, aunque su destino se puede cambiar a voluntad, por ejemplo, si yo lo dirijo a la mano...

Al abrirla, una llama apareció.

- ¿Ves? Es muy sencillo generar un elemento, inténtalo – dijo el aventurero.

Cerré los ojos y suspiré. Concentré el maná, o eso creía, en la palma de mi mano, pero nada salió. Después de ese patético primer intento, decidí intentarlo de otra manera. Visualicé en mi mente todo el maná de mi cuerpo dirigiéndose a mi mano. Entonces, una capa de hielo empezó a extenderse por la palma. Aunque al principio me asusté, me di cuenta de que no dolía, solo lo notaba un poco frío.

Habilidad conseguida: Magia de hielo Nv: 1

- Lo has conseguido, muy bien – dijo Azel – Ahora debes pulir tu técnica.

- ¿Cómo lo hago?

- Fácil, deberás practicar una y otra vez, una y otra vez, hasta que te sea tan natural como respirar – explicó – la práctica hace al maestro, por qué no pruebas a congelar algo.

Me acerqué a una de las paredes y puse la mano. Me concentré y repetí el procedimiento anterior. Poco a poco, la pared se empezó a cubrir de una capa de hielo superficial con un crujido, aunque algunas partes se caían debido a lo fina que era la capa. Tendría que practicar mucho para dominarlo.

De repente, Klaus entró al patio.

- Silas, tenemos una misión entre manos - anunció

Time TaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora