Segundo capítulo.
2. Una gran bienvenida en París.
El capitán Shikamaru permanecía con los brazos firmes, muy atento a las indicaciones del Ministro Yahiko, estaría bajo sus ordenes. Sus amigos fueron a explorar un poco París, le parecía fastidioso que lo dejaran solo con el hombre de cabellos anaranjados, no dejaba de hacerle preguntas, eso lo fastidiaba pero poco lo hacía notar.
—Espero lo mejor de usted capitán, después de las guerrillas usted fue uno de los mejores, o eso me habían informado —dijo el Juez Yahiko con una mirada seria.
—Y lo tendrá, señor. Lo garantizo.
—Muy bien —sonrío con malicia—Verá, mi otro capitán de la guardia fue un poco decepcionante para mí. No duró mucho en realidad.
—¿En serio? —dijo sin mucho interés—. Pues, es un gran honor.
—Ha venido en el momento más oscuro capitán, se requiere a la persona indicada para salvar a los débiles de tan fácilmente engaños.
—¿Engañados? —lo siguió hasta fuera de lo más alto del Palacio de Justicia, en el gran balcón más alto.
—Sí, véalo usted mismo capitán —mira hacía abajo con repugnancia—. Gitanos —Shikamaru siguió su mirada hacia donde el miraba—, los gitanos vienen aquí y usan tácticas para engañar a la gente, y eso tiene que terminar de una vez por todas.
—Un momento, ¿me llamaron de las guerras para venir a acabar a quiromantes y adivinas.
—La verdadera guerra, capitán, es que durante veinte años he estado intentando acabar con los gitanos, uno por uno, y cada vez que me encargo poco a poco de cada uno —explicó—, se multiplican. He estado suponiendo que tienen algún escondite donde se refugian todos los gitanos en alguno de estos muros de esta cuidad, lo llaman "La Corte de Los Milagros".
—¿Y que haremos al respecto señor? —El Ministro sonrió una vez más con malicia y aplastó con una teja a un nido de hormigas—. Vaya, usted lo planteó muy bien claramente.
—Y usted me agrada capitán —era la primera vez que un capitán le agradaba, pero el Juez no era muy confianzudo, esperaba que él no lo decepcionara—. Una vez tuve la oportunidad de capturar al Rey de los Truands. Claro que le saqué información, tenían un escondite, nunca dijo en donde se ocultaba su gente pero si se que le dejó el trono a uno de sus hijos.
—¿A uno de sus hijos? —preguntó con algo de curiosidad, sin quitar su mirada seria.
—Sí, salvo que tuvo tres hijos, dos varones y una hembra. Siempre tenemos la oportunidad de capturar a la gitana, una princesa, muy hermosa, se la pasa danzando en las calles de París. Ella es como el diablo en persona, no entiendo como es que mis guardias nunca pueden contra ella.
Shikamaru recordó a la gitana de esa mañana danzando, la saliva se le escapaba de la boca, y sus mejillas se coloraban, pero no podía ser ella.
Continuó—Se llama Temari, su padre dio la vida por ella, tiene suerte de seguir con vida, pero no por mucho tiempo. Por desgracia, al hijo el cual su padre le dejó el imperio, no se deja ver, solo cuando es el festival de los bufones. El cual se celebrara dentro de muy poco tiempo. ¿Ha estado en un festival?
—La verdad, no. Ni siquiera antes de irme de París.
—Pues entonces será toda una experiencia para usted capitán —sonrió con crueldad—Venga conmigo general, y por cierto capitán, ¿sus camaradas son de confianza?
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Nuestra Vida En París //Sasusaku, Shikatema, Saiino, Gaamatsu, Naruhina, Nejiten
FanfictionEn lo alto de la catedral de Notre Dame, oculto de las mirada de todos los ciudadanos de París, vive Naruto. Su tutor, el juez Pain, no le permite que baje del campanario. Naruto pasa sus días acompañado de el arcediano Jiraiya, observando el bullic...