Capítulo 14

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En medio de la noche, Ino intentaba hacer un bello bordado, la relajaba, así no pensaba en Sai, en lo mal que la hizo sentir. La ofendió rotundamente, la ofendió de tal modo que ya no lo quería ver jamás, le dolía en lo más adentro de su corazón.

¿Qué se podía esperar? Era un hombre con necesidades.

Dentro de poco ella sería una mujer casada, con un hombre rico, con tierras de lujo para darle, a ella y a sus futuros hijos. Pero esa idea no le agradaba, no quería casarse con un hombre porque era rico, quería casarse por amor, no quería una vida de lujos, quería ser una mujer independiente, sin tener que dejar en algún momento a sus hijos con una doncella, quería aprender a hacer más cosas útiles, hacerse cargo del hogar.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido del ventanal del balcón. Posó sus ojos en él, y ahí estaba...

Sai tocaba el ventanal seguro de lo que estaba haciendo, Ino por el contrario dudaba si abrir o no, su corazón latió con fuerza, le gritaba que abriera. En cambio su cabeza le decía que no lo hiciera, sino se vería en serios problemas. Con valor hizo caso al consejo de su corazón.

—Sai... —abrió la puerta del ventanal, Sai entró y cerró el ventanal por ella—, ¿qué haces aquí... ?

—Déjate llevar, y no digas nada.

Inesperadamente, Sai tomó su cintura y la pegó a él uniendo sus labios, lento y con pasión. Sumiza, Ino se dejó llevar y él subió sus manos a sus brazos con fuerza, no iba a dejarla escapar. Se tumbaron en la cama sin separar sus labios, Sai los separó por escasos de segundos, antes de dirigir de nuevo sus labios a los de Ino, ella lo evitó posando unos cuantos dedos en los labios de él.

—¡No, no, no, no, no! —dijo en voz baja—, Sai, no podemos hacer esto. Yo...

—Tú me amas, tú corazón lo sabe, no te resistas.

—Y tú corazón sabe que eres un amante a las mujeres, no a mí...

—Sé lo que estoy sintiendo, desde el primer momento en que te ví lo supe —dijo cerca de los labios de Ino—. Tú eres mi amante, mi amor eterno, mía.

—Sai, nos vamos a meter en muchos problemas —manifestó—, mi prometido está aquí, si se llega a enterar...

—¿Si se entera de qué? —se burló, con su típica mirada. Se señaló—, ¿de esto?, está relación pasa porque queremos, no hay mujer que yo no ame, más que a ti.

—Ered un idiota, lo dices después de estar con aquella mujer —Sai la acorraló en la cama—. Hazte a un lado, Sai, tengo un espacio vital, pronto me casaré y tú estarás fuera de mi vida para siempre.

—Él no se casará contigo, no si estoy vivo para evitarlo —aclaró—. Tú eres mía, te amo, joder, te amo con mi vida. No te dejaré ir, nunca, si tengo que dar mi vida por ti, lo haré.

—¿Me estás eligiendo a mí, antes que a tus otras amantes? —lo vio a los ojos.

—Puedo ser un amante de las mujeres, pero prefiero dejar esa vida, y empezar algo nuevo junto a tí, Ino Yamanaka. No quiero a otra mujer, te quiero a ti.

—Sai, olvídame, no hagas esto más difícil para los dos.

—¡Me rehuso a la idea de perderte!

—Sai, tú decidiste lo contrario hace unos días —recordó—. Te busqué para explicarte que no era mi culpa estar comprometida, la verdad, no sé que esperas que hagamos las mujeres en esta vida. Fue cuando te ví con esa mujer, y a tú amigo Sasuke, el prometido de mi querida amiga, con su amante.

Nuestra Vida En París //Sasusaku, Shikatema, Saiino, Gaamatsu, Naruhina, NejitenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora