Capítulo 12

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Colgado de un árbol muy alto, Neji intentaba bajar, pero no podía, maldecía a esos gitanos quienes lo ataron y lo colgaron en el árbol boca abajo con trucos sucios, pues así eran los gitanos. Su caballo había huido algo asustado por culpa de los gitanos, no era muy valiente, era nuevo.

—Malditos...

—¡Oye! —una voz femenina en tierra lo hizo captar su atención, miró abajo y vio a la gitana por la cuál había estado peleando, llevaba en sus manos un gran plato de madera, hondo, dónde tenía hierbas. Divertida admiró a Neji en el árbol—, ¿qué se supone que haces?

—Intentaba buscar un lugar cómodo para pensar —dijo, molesto.

—¿Y lo encontraste?

—No lo creo —Tenten soltó una harmoniosa y delicada risa, divertida.

—Déjanos ayudarte —volteó a mirar un arbusto—. Lee, sal de ahí y ayúdame a bajar a Neji.

—¿Para que nos arreste? No gracias, prefiero permanecer aquí el resto de mi vida —dijo escondido en los arbustos, Lee no era cobarde, pero conocía muy bien a los soldados—. Tú deberías hacer lo mismo.

—No digas tonterías —dejó el plato de madera en el suelo y posó sus manos en sus finas y atractivas caderas.

Lee salió del escondite y se dispuso a ayudar a Neji a bajar.

—Yo puedo hacerlo solo, gracias —declaró.

—Mi amiga busca de liberarte de esto, ¿y así le agradeces? —Lee subió al árbol hábilmente y con un pequeño cuchillo—. No puedes solo, lo sabes, deberías ser más amable.

—Hace unos momentos intenté de ser amable con sus amigos, y me hicieron esto a bases de trampas. Ese amigo tuyo que siempre está detrás de ti —señaló a Tenten.

—¿Hablas de Kiba?

—Sí.

Lee rió.

—Ese Kiba no aprende, te dije que por ti hace locuras, Ten —dijo mientras cortaba la cuerda.

—Debe de ser un error —levantó la mirada algo extrañada—. ¿No te estarás confundiendo, Neji?

—Puedo reconocerlo si quieres, no miento cuando te digo que tú hombre me atacó porque no quiere que me acerque a tí.

—¿Mi hombre? —parpadeó confundida.

—Además, mi caballo huyó asustado gracias a ese imbécil... —Lee logró cortar la soga, dejando caer a Neji en el suelo, cayó encima de Tenten, soltó un pequeño quejido de dolor—. Oh...

Tenten se sonrojó, fue inevitable sentir ese pequeño placer al estar abajo de Neji, aunque fuera algo doloroso. Sus miradas se encontraron debido al momento y la cercanía. Lee bajó del árbol y limpió sus manos, miró a Neji y a Tenten con rareza, su amiga parecía derretida por el soldado.

—Ehh... si no te molesta, Tenten, me retiro para dejarlos, a solas —dijo arruinando el momento—. Y si a ti no te importa, Neji, si puedo llamarte por tu nombre, buscaré tú caballo.

—Gracias, Lee —dijo Neji haciendo feliz a Lee. El gitano enérgico se marchó y le dió la oportunidad de levantarse y ayudar a Tenten, extendió su mano y ella la tomó apenada—. ¿Te hiciste daño?

—No, pero tal parece que tú sí, tienes unas cuantas heridas y golpes, déjame ayudarte con eso.

Lo que menos le importaba a Neji en ese momento eran sus heridas o golpes en su cuerpo, ese gitano, Kiba, iba a pagarselas. Se sentó en una roca, dejando que Tenten curara sus heridas, la morena sabía un poco de medicina, cuando era pequeña ella misma curaba sus heridas, o sino, su amiga Temari la ayudaba o incluso Sakura e Ino quienes le enseñaron a tratarse las heridas con plantas medicinales.

Nuestra Vida En París //Sasusaku, Shikatema, Saiino, Gaamatsu, Naruhina, NejitenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora