Nuestra Vida En París //Sasusaku, Shikatema, Saiino, Gaamatsu, Naruhina, Nejiten

Capítulo 19

💚Especial Shikatema💚

Su padre la abofeteó durísimo, sin arrepentimiento de haberle pegado a su hija mayor, en frente de sus hermanos; quienes la miraron con pena.

Temari tan sólo tenía 15 años, era más joven, una chica que recién vivía y experimentaba muchas cosas, eso era el problema, que ella era mujer y no sabía cómo controlarla, a pesar de que no era una adolescente salvaje, se comportaba como una chica de la ciudad, decente, pero llamaba la atención de los hombres.

—¿Cómo es posible que te encontrara con ese maldito, Temari? —le dijo enojado—, ¡así!, ¡como una ramera!

—Yo no hice nada papá —confesó—. El juez Yahiko fue el que se me acercó y me tomó desprevenida, no hice nada para provocarlo...

—¡Mentira! —gritó—, ¡eres una mentirosa! ¡Amas a ese desgraciado! ¡Al que tanto desprecia nuestra raza! ¡Lo provocaste!

—¡No siento nada por ese hombre, papá! —intentaba dejar en claro—. Fue él... el que intentó... ultrajarme... yo no hice nada.

—Lo ví Temari, ví a ese infeliz bajarse los pantalones y tú apenas movías las manos.

—Estaba asustada, no esperé que aparecería y me tomaría a la fuerza...

—¡Eres una maldita zorra, Temari! —la abofeteó de nuevo—. Así no te eduqué, eres la que debe de darle el ejemplo a sus hermanos, aconsejarlos, ¿¡y te revuelcas con ese tipo!?

—Ya te dije, papá, que no siento nada por ese hombre, ni hice nada para provocarlo. Lo juro por mi mamá, que en paz descanse.

Su padre la abofeteó más fuerte.

—¡No jures por la memoria de tú madre! —dijo más furioso, la miró de reojo como si su hija fuera lo peor que existía en el mundo—. Ella estaría tan decepcionada de ti, das asco, y vergüenza, no eres una mujer digna, ni de ser mi hija. Eres una arpía, una maldita zorra, y siempre serás una zorra. ¡Una zorra!

Su padre se largó de la casa, mientras sus hermanos intentaban consolarla.

Limpiando sus lágrimas, no se dió cuenta que Shikamaru despertaba lentamente. Sus manos tocaron sus brazos para darle calidez y consolación. Con sus piernas recogidas, miraba hacia la hermosa noche.

—Has estado extraña —besó sus hombros con dulzura, rozando su piel con su labio inferior—. Algo te pasa, ¿en qué piensas?

—En lo que estamos haciendo —respondió, Shikamaru la miró confundido—, que es algo arriesgado, e imposible de hacer, en lo que diría mi padre, y lo que haría el juez Yahiko si nos descubriera.

Shikamaru tenía muchas dudas, no le cabía algo en la cabeza, lo que ella ocultaba de el juez Yahiko no lo dejaba ser feliz.

—Temari, cuéntame —dijo—, necesito que lo hagas para poder ayudarte, no me gusta verte así.

—Si te digo la verdad, no me creerías —dijo sin verlo a los ojos.

—Te creeré, en serio, sea lo que sea te escucharé.

—¿De verdad quieres saber? —giró a verlo.