Capítulo 18

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Matsuri calmó el llanto de Shinki, pero ella no podía evitar de derramar lágrimas. La gitana Ame había abandonado a su bebé, dejó la ciudad debido a que no quería cargar con el bebé, ni hacerse responsable de él, dejó al bebé en una canasta de dónde vivían y una carta junto a él. Detestaba la forma en la que dejó a su bebé, llorando, a su suerte, sin haberlo alimentado y cuidado, con frío. Dejó al bebé en la cama de Gaara con algo de dolor, no deseaba soltarlo, cada lágrima que derramó el bebé era una apuñalada traicionera a su dulce corazón por el amor que sentía hacía ese bebé, le dolía, le daba lástima por la clase de madre que lo había traído al mundo; hubiera dado todo porque ese bebé llevara su sangre.

Gaara leyó la nota serio y tranquilo, sin dejar salir el enojo que sentía al haber tenido una gitana en su tribu tan inconsciente, y desagradecida con Dios.

Rompió la carta en dónde dejaba claro que Shinki era un estorbo, y un error en su vida, que se iría para no volver, a buscar a un hombre que la valorara, y a rehacer una familia; no era más que una imbécil por abandonar a su propio hijo.

-Lo abandonó -masculló.

-¿Cómo pudo Gaara? -preguntó Matsuri dolida por el acto de la gitana Ame-. Si es un angelito, míralo, es precioso, un bebé bueno y dulce.

-Es inocente de la clase de padre que también tiene -el cual también se había marchado de la ciudad con otra gitana.

-Yo muero por quedar embarazada, traer a un bebé a este mundo, para tenerlo en mis brazos y criarlo con amor, sin importar quién sea el padre -niega-. No es justo, no es justo...

Gaara toma su rostro en sus manos con delicadeza.

-Lo críaremos nosotros -le aseguró-. Te lo prometo.

-¿De verdad quieres que lo críemos? -sonrió ilusionada-, ¿tú y yo?

-Sí. Amemos a este bebé... -vió al bebé que dormía tranquilo en la cama-, como si fuera nuestro, no me importa, te juro que lo querré, a ambos los amaré, y los protegeré siempre. El problema son tus padres.

Matsuri bajó la cabeza algo triste, a sus padres ya no les importaba, se fueron de la ciudad al igual que los otros gitanos, algo grave estaba por suceder en París y no querían nada que ver, mucho menos en ese momento, justo cuando su hija se hallaba enamorada del rey de los gitanos.

-No te preocupes por ellos, se fueron hace unos pocos días de la ciudad -alzó la mirada-. Al igual que Shinki, mis padres se olvidaron de mí, por eso quiero ser una madre diferente a la mía, a la gitana Ame y a las otras mujeres que no aprecian a sus hijos, yo amaré a Shinki aunque no lleve mi sangre, como si fuera nuestro, a pesar de todo, se robó mi corazón desde el primer momento en que lo ví.

-Y el mío, y también quiero ser diferente a mi padre, y al idiota del padre biológico de Shinki. Yo lo protegeré, y lo criaré.

Matsuri besó con dulzura los labios de Gaara.

-Te amo, Gaara.

-Y yo -apegó su cintura junto a la suya-. Por ello hay algo que he querido preguntarte.

-¿Y qué es?

-¿Te casas conmigo?

Eso le bastó a Matsuri para unir sus labios a los de Gaara.

• • •

Neji besó los labios de Tenten, escondidos en uno de los callejones, si alguien los veía tendrían muchos problemas.

-¿Te veré por hoy en la noche? -preguntó Neji acariciando su cintura.

-Sí.

-Bien, porque quiero que me bailes como ayer en la noche -acaricia su mentón-. Y que hagamos el amor hasta que me des un hijo.

Nuestra Vida En París //Sasusaku, Shikatema, Saiino, Gaamatsu, Naruhina, NejitenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora