Capítulo 10

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Matsuri paseaba al bebé con ternura, emocionada de cargar a un bebé como si fuera suyo, le encantaban los niños, su más grande sueño en la vida era ser madre, una buena y gran madre, divertida, feliz, entusiasta, y que le diera buenos consejos a sus hijos.

Entró a la casa de Gaara y él estaba en la mesa viendo unas marionetas de Kankuro, su hermano le estaba enseñando sus nuevas obras de arte, algo a lo que no le veía interés. 

—Y estos son soldados —rió mostrándole los títeres, le mostró un muñeco parecido al juez Yahiko—, ¡y este es Yahiko! También nos hice a nosotros... —miró a Matsuri y al bebé, junto con Gaara que se sorprendió—, ay, que lindo bebé.

Kankuro se acercó al bebé con ternura, posó sus manos en sus rodillas, admirando al bebé que estaba en los brazos de Matsuri.

—Él es Shinki, el bebé de la gitana Ame —presentó—. ¿No es lindo?

—¡Es adorable! —le hizo pequeñas cosquillas al bebé, quién ni reía—. ¡Mira sus mejillas! Rosadas y regordetas, sus manos son tan delicadas —chillaba—. Matsuri, tengamos un hijo.

Matsuri enrojeció por el comentario de su amante. Gaara golpeó a Kankuro, molesto, su hermano se sobó la cabeza.

—Repite eso y estarás en la horca en tres segundos, y créeme, no me compadeceré de que seas mi hermano —Kankuro abrió la boca anonado.

—Fue una broma, amargado —recogió sus títeres y abrió la puerta para irse—. Lamento dejarlos, pero tengo que burlas a los soldados y al idiota de Yahiko, ¡adiós bebé Shinki! —se despidió y salió por la puerta.

Matsuri se sentó en una silla mientras alzaba al bebé, Gaara la observó con atención ¿Cómo sería tener un bebé con ella? formar una familia, ¿serían felices?, ¿sería buen padre?

—¿No es el bebé más maravilloso que has visto? —comentó dándose cuenta de la mirada de Gaara—. Cuando tenga un hijo, quiero que sea tan tierno como él, sería tan feliz Gaara. 

—Aja —la ignoró y se concentró en pensar en el juez Yahiko, y ese muchacho, Naruto, conocía parte de la historia gracias a su padre. Se sentó en una silla alejado de Matsuri, no estaba de buen humor, ella se pudo dar cuenta.

Matsuri se levantó sin abandonar al bebé, le gustaba que se aferrara a ella como si fuera su única protección. 

—La gitana Ame desprecia a su hijo, Gaara —le dijo. Gaara se volvió a ella con el ceño fruncido—. Odia al niño porque es hijo del hombre que la abandonó por otra mujer, eso es cruel, el bebé no tiene la culpa. Shinki es un buen bebé.

—¿Dices que su propia madre lo odia? —Matsuri asintió.

—Ella misma me lo dijo, hasta a dejado de alimentarlo, por eso le doy con un pequeño biberón de vidrio leche de cabra —el bebé comenzó a llorar y lo acurrucó en su pecho—. No es justo, un hijo no tiene la culpa de los errores de los padres. 

Las palabras de Matsuri le hizo recordar a Gaara las veces que su padre lo despreciaba por ser el causante de la muerte de su madre, él había nacido, y en un minuto después, su madre murió dándole a luz. Por eso a veces era considerado un monstruo, por su propio padre, y nunca le llegó a la mente que no era justo. De niño había llegado a pensar que sí, que él era el culpable.

Gaara se levantó y extendió sus brazos hacia el bebé.

—Déjame cargarlo, por favor —Matsuri se sorprendió mucho, aunque no se negó a la idea de ver a Gaara con el bebé. Le dio al bebé, y con cuidado Gaara se volvió a sentar y comenzó a arrullar al bebé—. Debe estar cansado. 

Nuestra Vida En París //Sasusaku, Shikatema, Saiino, Gaamatsu, Naruhina, NejitenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora