Capítulo 7

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Tenten entró a la catedral, se había separado de Kiba, de seguro Lee también se había alejado de él, así como sus otros amigos. La catedral era hermosa por dentro, enorme, los pilares eran demasiado grandes, las esculturas de la virgen estaban preciosas, los candelabros con las velas encendidas iluminaban la iglesia así como la luz de los vitrales. 

Aunque no estaba sola. Admirando a su alrededor la iglesia, sintió una presencia detrás de ella. Agarró ágilmente a la persona que estaba detrás suyo y la tiró al piso. Un chico, un poco más mayor que ella, tenía ojos grisáceos, cabellos marrones oscuros, largos, y su piel blanca ¿No era el primo de Hinata? 

Tenten le quitó la espada y lo acorraló, amenazandolo. 

—Eres el de la otra vez —masculló.

—Tranquila, no vine a lastimarte —se levantó, frunció el ceño, frío—. Sólo vine a disculparme.

—¿Por? —se burló.

—Por esto —le quitó la espada y la empujó, haciéndola caer al suelo.

—¡Eres un mal... ! —dijo en voz baja.

—No deberías ese tipo de cosas, estás en la iglesia.

—Qué educado, supongo que es mi día de suerte —agarró un gran candelabro, intentó golpearlo con él, pero el primo de su amiga Hinata evitó el golpe con su espada.

—Tampoco es un buen lugar para pelear, al menos arreglemoslo afuera —chocó su espada contra el candelabro—. Eres una mujer muy ruda, peleas como un hombre.

Tenten rió.

—Qué coincidencia —musitó—, yo iba a decir lo mismo sobre ti. Y si no lo notas, detesto los soldados.

—Lo noté. Dejame presentarme, soy Neji Hyuga —Tenten frunció el ceño, bajando un poco la guardia—. ¿Cual... es tú nombre?

—¿Esto es un interrogatorio? —dijo confundida.

—Me estoy presentando —guardó su espada en su vaina.

—¿No vas a arrestarme? 

—No si estás aquí, no puedo.

Tenten dejó el candelabro en el suelo.

—¿Qué quieres exactamente? —se acercó a él, Neji sacó la pandereta y se la extendió, ella se sorprendió mucho al reconocer que era suya—. ¿Tú la tenías?

—La guardé para ti si volvía a verte —aclaró—, la habías dejado en el suelo y preferí llevármela antes de que alguna otra persona la cogiera y se la quedara.

—Pero si eres el primo de Hinata... —recibió la pandereta—, ¿por qué no simplemente se la diste a ella para que me la devolviera? 

—Quería dártela personalmente —las mejillas de Tenten se encendieron, justo en ese momento se lamentaba haber dicho que se fuera al infierno la persona que había cogido su pandereta, Neji tenía una mirada fría, una mirada que lo hacía ver más atractivo—, y saber tú nombre.

Tenten suspiró.

—Soy Tenten. 

—Es un nombre muy bonito —comentó. Veía a Tenten con el mismo traje de danza, era la chica más bella que había visto, y la mujer más ruda que pudo haber conocido—. Pero tú eres más bonita, ¿lo sabías?

—Muchos me lo dicen —se acercó un poco más, lentamente.

Se miraron durante segundos, a Neji le estaban gustando esos hermosos ojos color avellanados. Si alguna vez ninguna chica le había llamado la atención tanto como ella, era la primera en gustarle. 

Nuestra Vida En París //Sasusaku, Shikatema, Saiino, Gaamatsu, Naruhina, NejitenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora