25• No more secrets

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FAME
TOM HOLLAND
25• No more secrets

Estaba destrozada.

El viaje de vuelta a Los Ángeles se me hizo una completa tortura, no tenía ganas de enfrentarme a lo que encontraría allí, no estaba lista para volver a filmar, y mucho menos para ver la mirada de decepción en los ojos de Tom.

Abrí la puerta de mi departamento, dejando las maletas en el suelo de mala gana. Cerré la puerta con fuerza, produciendo un estruendoso eco que probablemente había despertado a todos mis vecinos, pero lo cierto es que me daba igual.

Encendí las luces, todo estaba perfectamente en orden, pulcro, limpio, incluso podría decir que el suelo brillaba, todo era obra de las personas que siempre contrato mientras no estoy en casa, porque si fuera por mí, esto estaría hecho un desastre todo el tiempo.

Cociné unos tequeños, para intentar darme ánimos, porque los tequeños son lo mejor, completamente deliciosos, y su amor es incondicional.

Tomé mi teléfono y marqué el número de la única persona que podía ayudarme.Respondió al tercer timbre.

-Adelaide Rey ¿Qué puedo hacer por ti?

-Necesito información.- dije sin rodeos.- Vanessa West y Jonathan Smith, lo más pronto posible.

-Cuenta con ello.

Los siguientes días estuve libre, o al menos en parte, todavía no se requería de mi presencia en el set, por lo que no había ido a trabajar, lo que era mejor para mí , porque no estaba lista para ver a Thomas, tampoco sabía nada de él, la última vez que hablamos fue el día que las fotos con Jonathan salieron a los medios.

Él no quería verme, y yo bueno, tampoco quería verle a él, sabía que no sería capaz de mirarle a los ojos, no después de todo lo que pasó.

Le di un bocado a mi helado, recostada en mi sofá, mientras veía el show de Ellen, unos minutos más tardes, sonó el timbre, aquello era inesperado, puesto que no esperaba a nadie. Me levanté de mala gana, seguramente era un paquete de alguna compañía que deseaba que le hiciera publicidad, o tal vez Yeli, mi mejor amiga había venido a visitarme de sorpresa.

No fue ninguna de esas.

Sus ojos castaños, se encontraron con los míos, mi corazón se detuvo al instante, luego pareció recobrar vida y comenzó a latir al mil, las dichosas mariposas en mi estómago aleteaban con facilidad, mi cara era un poema, eso era seguro.Su aspecto me daba la impresión de que la había pasado tan mal como yo estos días, su cabello estaba desordenado, unas leves ojeras le adornaban la piel blanca, y sus ojos estaban un poco llorosos.

Lo único que deseaba en este instante era darle un abrazo y quedarnos así pro siempre.

—Hey.— susurró por lo bajo.

—Hey.— a penas pude contener la voz.

Me hice a un lado para que pasara, él entró sin decir nada más.Nos sentamos en el sofá frente a frente, tenerle a menos de un metro de distancia, causaba sensaciones que no podía describir, y en mi interior tenía la leve esperanza de que lograríamos arreglar las cosas.

No sabía que decir, si comenzar a explicarle todo lo sucedido en Roma, o si primero el debía preguntar.El silencio entre nosotros  era simplemente incómodo y exasperante.

¿Qué podía decir?

—¿Quieres un empanada? —  a penas hice la pregunta quise darme una cachetada mental, por más que adora las empanadas, éste no era un buen momento para ofrecer una. Aquello logró sacarle una sonrisa al guapo británico.

Fame•Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora