Octubre 10 de 2018
Los dolores del parto habían terminado en cuanto mi bebé Matthew estuvo en mis brazos, era hermoso y tenía las facciones de su padre.
Mi esposo estuvo todo la noche y madrugada en la Clínica, no se había despegado de mi.
En la mañana del diez de octubre mis dos bebes llegaron a la clínica, ambos cargaban un regalo para su hermanito y para mi.— Bueno días— dijo Christopher entrando con ambos, las ojeras de mi esposo eran evidentes.
— Adelante— respondí tomando a Matt entre mis brazos. Mis hijos se acercaron lentamente hasta mi camilla.
— Acérquense a su mamá — Christopher los empujó con suavidad.
— Vengan amores — ellos se miraron y se acercaron a mi.
— El es Matthew, su hermanito— Christopher estaba atento a la reacción de mis pequeños.
— Hola — dijo suavemente mi pequeña— Soy Olivia — Christopher sonrió.
— ¿Matthew? — pregunto Alexander.
— No te gusta, cariño— toqué su mejilla.
— Si, sólo pensé que la abuela no permitía nombres así — Christopher se puso incómodo, no entendía que tenia que ver la madre de él en esto.
— Alexander, porque no alzas a tu hermanito— dijo Christopher cambiando de tema.
Mi hijo aceptó, su padre le dio a su hermano y algo susurro para ellos. Olivia estaba encantada con su hermanito, no dejaba de besarlo o tocarlo.
Cuando la visita termino Christopher se llevo a los niños a la escuela, había pedido un permiso especial para que ambos entraran más tarde y así poder conocer a su hermano.
Las enfermeras pidieron que alguien se quedara conmigo. Sarah y Kate se habían ido de la clínica en la madrugada, mi hermana tuvo que irse por su trabajo y mi madre aún no llegaba. No muy convencido mi esposo dejó a mi mejor amigo Roberto.— ¿Necesitas algo?— pregunto mi amigo sentándose a mi lado.
— Nada, mi esposo se encargó de todo — Él se puso serio.
— Explícame como haces para estar tan bien después de ocho horas de trabajo de parto— río.
— El amor, amigo, el amor — él suspiro.
— Puedes quedarte sola unos momentos, iré por mi café — si no fuera mi mejor amigos ignoraria su actitud, pero algo sucedía.
Roberto salió de mi habitación, notaba que él y Christopher tenían una mala relación. Mi esposo no dejaba que me quedara sola con él, y Roberto parecía estar en una guerra constante por decirme algo.
Mi hijo comenzó a llorar, como todo pequeño recién nacido necesitaba de su leche cada dos horas. Mi bebé era algo demandante, pero amaba esto. La maternidad me había cambiado. Desde Alexander, pasando por Olivia y terminado por Matt siempre fui feliz al atenderlos, arroparlos y sobretodo a protegerlos.
Mis tres hijos eran diferentes, Alexander se parecía a su padre. Era correcto, siempre decía lo justo y necesario pero no ocultaba sus sentimientos. Olivia era idéntica a mi, era segura, predispuesta, amorosa y luchadora. Ella iba en contra de lo correcto y siempre hacía lo que sentía. A Matt recién lo estaba conociendo, él era nuevo. Teníamos una relación de 18 horas, pero si algo estaba segura era que estaba enamorada de él como con mis otros bebés.
Con Matt, sentí la necesidad de pedirle perdón. Perdón por no haberlo recordado, y por haber dudado si era correcto tenerlo. Cuando desperté de coma deseaba que él no estuviera, y que Ramiro volviera. Pensaba que sí no lo hubiera concebido, tal vez Ramiro hubiera estado a mi lado.
Claro que ese pensamiento duro minutos, porque en cuanto sentí su movimiento en mi vientre de seis meses me enamoré perdidamente. Antes no había encontrado la oportunidad de pedirle perdón por ello, pero ahora que estabamos sólos era mi momento.
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HISTORY OF ROYAL LOVE: You usually return
RomanceÉl no la amaba, ella sí. Sus vidas cambiaron en un instante. ° TERCER PARTE ° HISTORIA ORIGINAL