Horas antes del comunicado.
Londres ,Palacio de Cambridge.
Christopher.
La demora para la renuncia a mi cargo real se dilato dieciocho días, la primera reunión con la Reina fue horas antes. Sólo iba a recibir el comunicado oficial.
¿Me había costado renunciar al Reino? No, el problema era el equipo de prensa Real. Hasta los últimos días habían recomendado que lo mejor era un arreglo con la Reina, pero me rehusaba a ello. No quería pertenecer más a una realeza que pretendía separarme de mi esposa.
No voy a mentir, durante mis casi treinta y seis años fui criado con las mejores cosas, desde lo más deliciosos manjares hasta los autos más exclusivos, dependía de una sola orden conseguir lo que quisiera. En cuanto llegaba al Palacio, la servidumbre me ofrecía millones de cosas, pensé por un momento no renunciar a tanta comodidad pero la pregunta que surgió en mi mente fue ¿Todo esto valdrá la felicidad que mi familia me brinda? Y la respuesta era no.
Analice la posibilidad de besar por última vez a Dulce, y renunciar a ella por una corona. Tan sólo la idea de pensarlo me irritaba, pensar a Dulce lejos de mi me desperaba, era adicto a ella. Tan sólo imaginarme encontrar el cierre de sus labios, y luego irme, me fastidiaba.Quizás estaba firmando mi condena al infortunio, a la infelicidad, a la monotonía. Quizás era mi peor error renunciar a mi vida privilegiada, pero yo lo veía como mi ante paso a un futuro incierto con la persona que más amaba y más lastime.
Tenía claro que podia pasar una último noche, un último desayuna, una última cena y luego separarme de Dulce. Tal vez entre las comidas nos acostariamos una última vez. Y disfrutariamos de otro momento prolongado donde ella apoyé su cabeza en mi pecho, y con el aroma a flores que se desprende de su piel estemos por un momento indefinido.Mi anhelo era darnos amor, aprender juntos, equivocarnos, pelear, cocinar, preparar a los niños para ir a la escuela, disfrutar del jardín, arreglar las flores preferídas de ella juntos, poder cuidarnos cuando alguno se enfermé, secar las lágrimas del otro, apoyarnos en aquello que nos hiciera feliz. Sólo quería estar a su lado por el resto de nuestras vida, estar en cada etapa que un matrimonio debía pasar. La quería en mi vida para siempre. Y sabía que jamás, ni por una corona, ni por millones de dólares, podría llegar a la parte de dejarla ir una vez más.
El problema era que a veces dudaba del amor que ella sentía por mi. Dulce llegó a odiarme y tal vez también me amaba, pero el miedo constante a que ella se arrepentirá de levantarse y encontrarse conmigo, y sentir decepción al encontrarme allí en lugar "de" me asustaba.
Dulce me había conocido en un momento donde era un estúpido, cuando todo referido a Natalia era nuevo y excitante, cuando las posibilidades de lastimar a quién yo consideraba se veían intimidante. Supongo que luego del divorcio no sólo nos separamos, sino que crecimos.
Cuando algo se rompe las piezas pueden ser grandes, y puedes volver a remediarlo, y desafortunadamente hay veces que las cosas no se rompen, sino que se destrozan. Mi miedo era que sólo fuera otra venganza más de Dulce, tenía miedo a ser roto una vez más. Sólo me quedaba la esperanza de pensar que aunque los vidrios estuvieran rotos, la luz los hiciese brillar, y que ese brillo fuera para ambos. Y que ello nos recordará que era hermoso estar juntos, que cada momento juntos era mágico.
Lo había decido, estaba listo para este gran paso. Era como tirarme con parapente, sólo haciendolo sabría si mi caída era directo al piso, o sí podria llegar a tierra con ayuda de un paracaídas.
Llamé a Jonh, el jefe de prensa Real, le informé mi veredicto final. Iba a renuncian al reinado y a todos mis privilegios por pertenecer a la realeza, sin distinción. Sólo seguirá apoyando a las causas.
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HISTORY OF ROYAL LOVE: You usually return
RomanceÉl no la amaba, ella sí. Sus vidas cambiaron en un instante. ° TERCER PARTE ° HISTORIA ORIGINAL