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Maratón 3/3

Diciembre 15 de 2018

Londres, Palacio de Kensington.

Christopher

Todo había vuelto a la normalidad, pensé a la Reina madre, mis hijos y yo volvimos al Palacio. Nadie preguntó por ella o por Matthew, sólo querían organizar mi itinerario Real.

Volví a mis deberes reales, las visitas a los países limítrofes, y a las reuniones con los duques, presidentes y representantes humanistas. Nada era igual, mi personal me trataba como si fuera frágil, porque aunque no quisiera reconocerlo estaba roto. Todo mis miedos se hicieron presentes ¿Mi vida era un caos? Claro que sí, mis hijos sufrían por no ver a su madre pero tampoco la culpaban. Cuando me di cuenta de que ellos sufrían por Dulce pero entendían el dolor y desilusión de su madre, supe que no podía haber escogido a una mujer más increíble que ella.
Dulce durante años se puso en el hombro la crianza de un futuro Rey, de una princesa y ahora de un pequeño Príncipe.

Me había acostumbrado a abrazarla, a besarla y sobretodo a mirarla. Me levantaba cada mañana con su rostro enterrado en mi almohada o con su mejilla pegada a mi pecho, la sensación de sólo sentirla era perfecto.
Ahora nada era lo mismo sin ellos, cada mañana me imaginaba que tan grande podía llegar a estar mi hijo.

Un mes había pasado, un mes donde ella perdió a su padre. La noticia de la muerte del Duque de Alphor fue devastadora para Anahi y para los hermanos de Dulce. Lamentablemente cuando llegue al entierro sólo estaba su ex esposa y Anahi, les di mi pésame y averigüe sobre mi esposa, sólo sabían que esa misma noche se iba.

Flashback

Sin mis hijos junto a Karl llegamos a cripta familiar de los Espinosas, en el pueblo de Great Brington, cerca de Althorp, en una iglesia se llevaba a cabo el cortejo fúnebre para el Duque de Alphor. No pude evitar recordar aquella noche que le pedí la mano de su hija "Ella es una persona hermosa, no la lastimes", fueron sus palabras. Claramente en ese momento no lo escuché, y ahora me arrepientia.

Bajé de mi camioneta, abroche el botón de mi traje negro. Llegué a la puerta de la Iglesia, la gente y sus empleados ya se estaba retirando.

— Padre— saludé al padre de la capilla.

— Príncipe— hizo una pequeña reverencia.

— Dulce Espinosa ¿Está aquí? — susurre.

— No, acaban de enterrar a su padre, allí están todos— señaló hacía una hectarea enorme llena de árboles, arbustos y pasto verde, el paisaje era hermoso pero la lluvia y las nubes que tapaban el sol daba un escenario triste, y lo era.

Subí al automóvil real, Karl condujo con lentitud. Al llegar hasta la lápida de el Duque de Alphor sólo estaba Blanca y Anahi. Bajé del automóvil, la lluvia empezaba a hacerse más fuerte. Mi guardaespaldas abrió el paraguas y me acompañó hasta donde estaban ellas.

— Christopher— musito Anahi con un hilo de voz.

— Mi pésame para ambas, lo siento— Blanca asintió e hizo una reverencia.

— Ella no está— murmuró cuando se dio cuenta que buscaba a mi esposa.

— ¿De que habla? ¿Es su padre? — dije confundido.

— Por eso mismo, ella se fue antes del entierro. Roberto la llevó al aeropuerto hace dos horas — su madre bajo su mirada— Necesita estar sola.

— Mi... mi hijo — me costó pensar en Matt lejos de mi, ella no podía apartarme de él. No así.

— Sólo se despidió Christopher, créeme que nosotras no sabemos donde fue... Sólo se fue, sin decir mucho — la voz de Anahi sonaba apagada.

HISTORY OF ROYAL LOVE: You usually returnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora