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Maratón 1/3

Noviembre 5 de 2018

Londres

Dulce

— Amiga, sabes que te amo pero creo que esto está muy mal. Estoy de acuerdo contigo; nadie merece que le mientan pero hacerle creer que lo quieres y ahora enfrentarlo con Natalia sólo para que sepa que tu ya sabes todo... no creo que sea buena idea — Sarah bebe su té.

— Yo pienso igual que Sara, Dul — interviene Kate.

— Bien, respeto su opinión pero aquí la afectada fui yo. Ustedes más que nadie saben todo lo que él me hizo, creo que merezco un poco de esto, merezco vengarme con algo — ellas sólo hacen silencio.

Ellas ya lo saben, todos lo saben. Mis hijos sólo disimulan, ellos y Christopher siguen pensando que soy la idiota que aceptó una  historia hipócrita sin un sustento fuerte. Las mentiras son tan débiles que se derrumban más rápido que un castillo de arena. No estoy enfada con mis hijos porque se lo mucho que aman vernos juntos, el problema aquí es que nadie se da cuenta de que yo di todo por amarlo en su momento, ahora no estoy dispuesta a nada. Sólo quiero estar lejos de él.

Lo sé, Matt es pequeño necesita estar cerca de su padre para no olvidarse de él, de todos modos sé que Christopher no nos seguiría si mañana me voy. Ya he planeado todo, luego de que llegue el momento Paul estará esperándome en la camioneta de Roberto, mi destino ya esta decidido sólo debo esperar un poco más.

— Dulce, creo que él te ama — murmura Sarah sacándome de mis pensamientos. Río irónicamente porque de verdad suena tan irónico pensar en amor, cuando jamás fue así.

— No, él sólo me necesita. No sean ingenuas — me levantó de mi asiento y tomó la camara que Kate me prestó — Sí tomas decisiones que sabes que lastimaran a la otra persona, eso no es amor — el silencio invade la oficina de Christopher— Deben irse, él llegará en cualquier momento. Mis amigas se levantan y me estrechan en sus brazos en un abrazo grupal. Lo necesito porque sé que no soy tan fuerte para abrir la puerta que en unos minutos sonará y llegará la persona que me enseñó a que puedo ser débil cuando amo.

Quedo sola en la oficina de Christopher, dejo su laptop en la mesa junto a la cámara, me cercioro a que todo este perfectamente conectado, me siento en su silla y quedo uno minutos allí, miro a la derecha y está un cuadro de nosotros dos en nuestra boda ¿Qué siento? Y... Sólo decepción, estoy herida y la culpa sigue siendo mía al quedarme aunque me lastime cada caricia y beso que él me da.

Sólo paso una semana desde la última vez que estuvimos juntos, siempre supe que Christopher sería mi debilidad aunque lo odie como lo hago. Admito que trate de ser fuerte pero las hormonas aquella noche me jugaron una mala suerte.

Flashback

Tercer semana consecutiva que sigo fingiendo, es horrible tener que comprender todo esto. Sólo quiero gritarle en la cara que se todo. No sé que más quiere de mi, y ya estoy harta de esto.

Suspiro mirándome al espejo, he subido algunos kilos y sigo preguntándome porque me quiere a su lado. Cuando tuve a Alex él no me deseaba, siempre me hizo saber cuanto le disgustaba mi sobre peso al tener un bebé ¿Qué había cambiado ahora? Creo que era por lastima, tal vez se sentía culpable o no sé, pero Christopher actuaba como nunca lo hizo. Actuaba como si me quisiera.

Christopher entra a la habitación sonreí y se dirige al armario, en cuanto sale me mira con un brillo extraño. Se acerca a mi y pasa sus brazos por mi cintura, trato de mantener la calma, no quiero tenerlo cerca.

— Te amo— dice mirándome por el reflejó del espejo. Levantó mi mano y la poso en su mejilla.

— Y yo — respondo fingiendo. Él besa mi hombro desnudo, y siento un escalofrío que llega hasta la punta de mi columna vertebral. Sube sus besos por mi cuello, trato de apartame pero él me presiona contra su erección que siento en mi trasero.

HISTORY OF ROYAL LOVE: You usually returnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora