Final

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Julio 29 de 2019

Italia, Roma.

Dulce

Los últimos meses se ha vuelto todo una locura, Christopher trabaja a tiempo completo junto con mis hermanos. Sí, después de alejarnos en su totalidad de la monarquía empezamos a vivir más.

Hicimos una inversión importante con una empresa de Inglaterra que trabajaban con ropas como Gucci y Givenchy, era favorable para nosotros llevar en nuestro currículum personal el titulo de Duques. Aunque las personas aún nos llamaban Príncipes, no lo eramos y eramos felices de decirlo.

Nuestra economía ed fantástica, podemos seguir ayudando a varias fundaciones.
Esa es parte de nuestra escencia ayudar a quienes menos podían.

Con respecto a mis hijos, ellos continuan con su título Real, estaban durante el dia en su Instituto y luego debían tener sus clases de etiqueta para volver a casa.
Nuestro nuevo hogar estaba un poco lejos del Palacio, en un primer momento comparamos una casa preciosa en Canadá que poco después se convirtió en una casa para vacionar; ya que mis hijos debían quedarse unas semanas en Kensington  y luego viajar a Canadá. En fin se volvía estresantes para ellos y para nosotros. Por este motivo decidimos comprar nuestra casa cerca de Alphor, unos kilómetros más alejados de la finca de mi padre. 

Los pocos meses que pasaron nuestras vidas cambiaron satisfactoriamente ¿Era feliz? Claro que sí, después de buscar en muchas partes pude quedarme donde me sentía amada.
Cuando fui una niña soñaba con hijos, esposo, un hogar lleno de amor y poder amar, quería lo que jamás tuve con mis padre; y ahora podía asegurar que mi futuro predecía lo que alguna vez soñé y más.

De acuerdo con los patrones sociales, volver a casarme y amar a la persona que se encargó, en un pasado lejano,  de hacerme sentir vacía era como caer en la misma trampa; pero había aprendido a no temer al amor. Durante los años que mi abuela hablaba conmigo y me aconsejaba siempre me decía : "Deberías amar, aunque el mundo esté lleno de cobardes." Y debo admitir que se sintió bien ¿Saben porque? Sencillo, porque amar a pesar de la cobardía es un antepaso a la felicidad. Es descubrir que tienes la dicha de amar sin obstáculos y darlo todo por aquella persona que necesita de ti, como tú de ella.

Quizás podría haber sido mejor o peor, pero no me arrepentia de haber pasado cada etapa de la monarquía junto a mi amado Príncipe. Christopher no era un Príncipe azul, él era un hombre oscuro, lleno de miedos y rencor, no sabía amar y después de tanto vacío en su vida tenia miedo a aquello que lo hacía sentir lleno. Tenía miedo de ser amado porque no se sentía capaz de comprenderlo y corresponderlo.

Extrañamente o afortunadamente la vida me puso en su momento de quiebre, donde su vida estaba siendo un tsunami de cuestionamientos, donde todo lo referido a su política sobrepasaba cualquier sentimiento puro que pudiese sentir.
Había conocido un hombre frío, calculador e infeliz, que con el tiempo me había vuelto como él. Así mismo la vida tiene tantos msiterios que nuestra peor etapa fue la que nos unió, y después de tanto pude entender el porque de cada lágrima.

Ahora estaba aquí, esperando por el automóvil que me llevaría al lugar donde volveríamos a prometernos un amor sincero.

Me miro al espejo, mi madre acomoda mi velo de encaje color blanco, es de dos metros de largo. Mi vestido estilo sirena es del mismo blanco de mi primer casamiento con Christopher, la diferencia es que su cola no es tan larga como el primero, mide tan solo tres metros y medio. El escote en V es cubierto con una tela transparente que asegura mis pechos. Miro mi zafiro azul, adornando mi mano acompañada de un ramo de veinticuatro liros blancos y doce rosas blancas.

— El auto llegó — anuncia mamá mientra acomoda mis rizos en la parte posterior de mi vestido.

— ¿Crees que estoy lista? — pregunto mirándome por enésima vez mi maquillaje.

HISTORY OF ROYAL LOVE: You usually returnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora