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Maratón 2/4

Octubre 14 de 2018

Dulce

—Amor, ya es hora — Christopher desde la planta baja me estaba llamando.

— Bajo en un momento— Respondí mientras terminaba de ponerle su camperita a Matt.

Bajé las escaleras cargando a mi bebé, Christopher ya estaba listo para irse. Por un momento pensé que lindo sería que todo esto fuera cierto, que mi esposo no me estuviera mintiendo. Pero algo en mi me decía que mi felicidad duraría poco.

Besó a Oliva y Alex, mis hijos se prendieron a su cuello y luego lo soltaron. Cuando se acerco a mi, su mirada se poso en mis ojos, ya no podía fingir, él se daba cuenta que algo pasaba, y sólo tenía que saber cuál era nuestra realidad.

Lo que había descubierto en la madrugada logro despertar algo en mi, ya no era la Dulce que estaba acostumbrada a que su esposo se fuera, ya algo cambio en mi. Ya no creía en nada, y menos luego de ver aquel e-mail.

—¿Tienes algo cariño? — tocó mi mejilla logrando sacarme de mis pensamientos.

— No, nada. Sólo estoy cansada — dije sonriendole. Claro que eso no convenció para nada a Christopher que aún seguía observandome.

— Estaré de vuelta en cuatro días.

— Lo sé— toco su mejilla para tranquilizarlo.

— Señor, ya esta todo listo — Karl nos interrumpe.

— Bien, nos vemos pronto— Besa la cabecita de Matthew, y deja un beso en mis labios— Te amo.

— Y yo — susurro.

Cuando veo que se va, suspiro. Necesito entender que esta pasando. Quiero saber más sobre mi esposo.
Alexander y Olivia agarran sus mochilas y se despiden de mi, antes de irse a la escuela.

Quedo sola con las empleadas, dejo a Matt con Anne, nuestra niñera y pido que nadie me interumpa por diez minutos.
Subo nuevamente a la oficina de Christopher, esta vez no voy a su laptop; sino que me dirijo a los cajones. Tiene que haber más cosas.
Busco entre algunos papeles, y nuevamente el instintivo del reino de Inglaterra sale en las hojas, tomo aire cuando siento un fuerte dolor en el pecho. Y cuando parece que no voy a encontrar más, lo veo. Veo mis fotos con él y mis hijos en el Palacio de Kensington, pero lo que más llama mi atención es una foto de nuestro casamiento.
Analizó la foto, sé que son las calles de Londres, pero no logro recordar nada. Aun que esa foto muestra algo, y es mi preocupación y tristeza... ¿Porqué no estoy feliz? Se supone que ese día fue el más feliz de mi vida, y mis dudas se hacen mayores cuando veo entrevistas en algunas revistas viejas, mi rostro siempre esta inclinado y sumiso. Esa no soy yo.

Duele. Ver al deseo romperse en la realidad. Que te mientan quienes dicen decirte la verdad. Duele que no pase lo que tanto queria. Y que nadie me abrace cuando siento que mi piso se vuelve un puente colgante.

— Llegue — Roberto irrumpe en mi habitación, se acuesta a mi lado y me observa.

— ¿Trajiste todo?

— Sí — deja un sobre blanco sombre la cama, allí estan todas las pruebas que demuestran quien soy en realidad.

Por un momento el pánico de saber mi realidad me invade, a veces deseamos no volver a lo que tal vez es doloroso aunque tampoco es la mejor decisión continuar con una mentira.

— Estoy aquí— Roberto aprieta mi hombro cuando tomo entre mis manos el sobre.

Adentro hay algunas revistas, hay diarios y sobretodo fotos. Mis manos sudan y un escalofrío desciende por mi columna cuando veo la primer foto. Soy yo junto a Christopher en una cena formal, en la siguente estoy siendo coronada como princesa, en la siguiente saludo a personas importantes y ellos se inclinan ante mi. Las revistas son viejas, tal vez diez años atrás.

HISTORY OF ROYAL LOVE: You usually returnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora