No quería encontrarme con Axel en su cuarto ni quería ir a ningún otro sitio que no fuera mi habitación y estando sola. Llegué, cogí mi móvil y consulté la hora: eran las seis y media de la mañana. Ví que tenía 19 WhatsApps.
Los leí. La mayoría eran de mi madre y otros de los padres de Luke, de Joe y de Jess.
Abrí el primero de mi madre.
Felicidades cariño. Ya te has graduado! Siempre he esperado que mi peque lo consiguiera y ahí está! Clare me siento orgullosa de ti. No sabes cuanto. Bueno solo te quería felicitar y decirte que te lo pases bien allí, en Colorado. Me acuerdo cundo me decías que de mayor querías cruzar el charco. Y mírate! Venga amor. Te deseo toda la suerte que tengo, que no es mucha pero que te servirá de algo. Supongo.
De mamá.Mi madre se lo había creído. Me puse a llorar. Mi madre ya no podía mantener contacto conmigo. No podía ser. Era mi madre. Estaba...dolorida por dentro. Estaba como... pendiente de un hilo y que cada vez que había un poco de viento, me arrojase al vacío.
Era una sensación agonizante. Parecía que tenía todos los pulmones cubiertos de agujas y cuando respiraba se clavaban más.
Fuí al baño a lavarme los dientes y darme una ducha. El agua caliente con el contacto de mi piel, me relajaba los músculos y me agradaba por fin dejar de estar tensa durante tanto tiempo. Me sequé el pelo y me lo alisé. Me hice un recogido de entretiempo y me vestí con un traje que me dió Cris.
Eran unos pantalones pitillos negros con un cinturón de armas y una chaqueta de cuero. También me dió un revolver y unas dagas. Me las metí en las botas y me colgue el revolver en el cinturón.
Cris me había dicho donde estaba la sala de entrenamiento. Para ser Cris que parecía frágil cuando iba con vestido, no me creía que me iba a entrenar.
Llegué y me ví emvuelta por una burbuja de película. Había dianas, escopetas, cuchillos del tamaño del antebrazo, dagas... todo un suministro de recursos. Cris estaba en el medio de la sala practicando con los cuchillos arrojadozos. Acertó en las tres dianas que había al fondo. Se percató de mi estancia y se dió la vuelta para después sonreirme.
-Buenos días Clare- me dijo acercandose a mí.
-Hola Cris- la salude amable.
-Empezamos?- me preguntó tendiendome un cuchillo.
-Por qué no?- le dije yo. Cogí el cuchillo y lo lancé. Para mi sorpresa se clavó en la diana, no tan bien como lo había hecho Cris, pero cerca.
-Muy buena- me felicitó Cris.- Has hecho esto antes no?
Asientí con la cabeza y me acerqué a una de las paredes repletas de armas. Me quedé pensativa mirándola y cogí un revolver igual al que tenía en ganchado al cinturón. Cogí el mio y el de la pared y me acerqué a Cris.
-Revolvers?- preguntó y yo asentí nuevamente. Me dirijió hasta uno de las puertas que había en la sala y me metió.
- Quedate ahí. Te voy a poner a prueba.- me dijo y cerró la puerta.
De todas las armas, el revolver era el que mejor manejaba. Y no solo uno, no no, dos. De pequeña iba con Joe a un campo de tiro abandonado en el que encontramos revolvers y entrenabamos. Aunque de eso ya hací casi unos 4 años me impresionó lo familiar que me resultaba coger un arma.
La sala estaba oscura. Ví a Cris levantarme un pulgar por un gran ventanal que daba a la sala de entrenamiento. Respiré ondo y cerré los ojos. Cuando los abrí me encontraba en un bosque. Era de noche. Suponía que esa era la simulación. Caminé y caminé hasta que me topé con un poseído. No conseguí reconocer quién era porque nada más darse la vuelta le disparé y acerté en la cabeza. Seguí mi camino y esta vez me tope con tres: dos lobos y un oso. Retrocidí unos cuantos pasos, pero se dieron cuenta de que estaba allí. Salí corriendo. Me dí la vuelta y uno de los lobos se abalanzó sobre mí. Conseguí dispararle, pero no le maté. Me quedé sin balas de una de las pistolas y rápidamente me llevé una mano al tobillo en el que tenía una daga. La cogí y se la clavé en un ojo. Este retrocedió y me dió tiempo a levsntarme y dispararle con el otro revolver. Acerté, a él y al otro lobo que se acercaba. Me quedé quieta durante un momento, a la espera del oso. Y apareció. Se acercaba a mí. Le disparé pero no le hizo nada. También me quedé sin balas en ese revolver. Se lo tiré y se cabreó aún más. Fui corriendo hacia donde le había clavado al lobo la daga. La cogí y salté sobre el oso. Este se alzó y casi me tira, pero me agarre fuerte. Empecé a acuchillarle la espalda. Tajo por tajo. Al final, calló al suelo y murió desangrado.
Me quedé observándolo. Derrepente, la simulación se acabó y me dí cuenta de que Cris no era la única que estaba mirándome, estaban todos:Axel, Coner, Cris, Joe, Jess y Luke.
Me abrieron la puerta y todos se contentaron al verme.
-Estás herida- me dijo Cris.
-No- la contesté.
-No era una pregunta, estás herida. Aquí en el brazo- me dijo tocandome el brazo derecho. Tenía razón, estaba herida. Lo extraño es que no me doliese para ser un corte profundo.
-Venga, vamos a curarte y a ponerte puntos- me dijo Axel. Yo le sonreí. Siempre que veía sangre, me mareaba. Pero esta ver había sido distinto: ver la sangre me decía que había ganado.
Me llevaron a la pequeña enfermería para curarme.
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EspectruM © ﴾#1﴿
Khoa học viễn tưởngLa vida en Londres nunca había dado un cambio tan brusco desde lo que iba a ser una broma a señor Coperville...