Jess y yo ibamos caminando por el pasillo calladas. A veces, esta rompía el silencio para alagarme por lo que habia hecho.
-Sigo pensando lo mismo- dijo Jess, casi saltando por el pasillo- el tatuaje debió de hacer algo entre nosotras para que a tí... también se te grabase...
-Yo también estoy algo confusa Jess- la dije mirandola con una sonrisa- pero lo que importa es que todos estamos bien, no?
Al oir eso, Jess dejó de saltar y caminó a mi lado cabizbaja.
-A ... de eso quería hablarte yo...- dijo entrecortadamente.
A mi se me calló el Santo al Cielo. Qué había pasado? Quién era a la persona a la que le había pasado... Me apareció un nombre en la cabeza.
-Joe- dije yo asustada- donde está Joe?
-Lo siento.
Eso fue lo único que escuché antes de caer en la oscuridad del miedo. Joe. Me vino a a la cabeza la imagen del hombre que nos perseguía... Y lo entendí todo. Era Joe. Transformado, pero Joe. Qué persona más horrible me había vuelto. Había matado a mi mejor amigo. Dios-ven-di-to. Quise suicidarme o algo que intentase equilibrar la situación. Era un monstruo.
Sentí unas manos acariciarme la espalda. La persona que tenía detrás se puso delante mio y me dio un abrazo. Me abalancé sobre Axel que me susurraba para calmarme.
-Ya paso peque- dijo Axel besandome la coronilla- ven vamos, te voy a enseñar algo.
-NO QUIERO VER NADA AXEL! Enserio no quiero...- dije sollozando más.
-Nisiquiera algo de Joe?- dijo apartandome un poco de él para verme la cara- se que quieres, vamos.
Me levanté ayudada por Axel. Iba pegada literalmente a su costado mientras oía su suave y constante pulso. Él me tenía agarrada por la cadera. Aún estaba floja por la depresión, por lo que lo agradecí.
Nos paramos frente a la puerta de la habitación de Joe. Desde fuera se veía un recorrido de sangre. Me empezaron a escocer los ojos, pero tenía que ser fuerte y no llorar. Axel me miró algo preocupado. Yo asentí para que abriese la puerta.
Lo que había dentro era un matadero. Toda la habitación estaba cubierta de sangre. En la cama había grandes arañazos y por las paredes. Todo estaba destrozado. El fuerte olor a sangre entraba por mi nariz produciendome arcadas, pero tenía que seguir aguantando. Axel me señaló unas hojas que había sobre la mesa. Me solté de él y me acerqué a cogerlas. Cuando las tuve en mis manos salí de la habitación con ellas pegadas al pecho. Había dejado a Axel allí, sosteniendo la puerta. Suponse que lo entendería. Quería leer lo que ponía.
Abrí la puerta de mi habitación, entré y me tiré en la cama. Coloqué el taco de papeles alrededor mio. Ponían nombres. Cris, Jess, Coner, Axel, Luke... Y Clare.
Cogí el portafolios en el que ponía mi nombre. El resto los dejé en la mesilla de noche. Reconocí que era Joe el que las había escrito por su maravillosa caligrafía.
Me acurruqué en la cama y comencé a leer.
Clare.
Mi pequeña Clare. Te quiero como una hermana. Siempre has estado ahí en las peores situaciones que me he hechado en cara. Sé que tú sin mi puedes aguantar, porque lo sé. Eres una persona muy fuerte Clare. Nunca te dejaste pisar por nadie y nunca lo harás. Lo sé Clare. Sé que todo esto te está doliendo leerlo como a mi escribirlo. Si estás leyendo esto es que ya me he muerto. Sé que va a ser duro para ti comenzar de nuevo una vida sin mi. También fue duro para mi lo de salir a la calle sin decirselo a nadie. Me tenía que despejar. Y vino un poseido y me mordió. Te parecerá irreal que halla escrito esto estando poseido, pero lo hice para no dejaros sin un porqué. Te quiero Clare, sé que lo sabes pero te lo quería recordar. Para que no te olvides de mi, que se que va a ser imposible, te he dejado algo que te va a gustar. Está dentro del portafolios. Clare, mi pequeña. Te quiero.
Joe.
Estaba llorando por mi Joe. Por él todo. Cogí el portafolios y saqué un sobre. Lo abrí y había una cadena de oro. La saqué y la miré. Era de él. De Joe. Seguía llorando. Me la puse. Teníamos una cada uno. Era la mitad de un corazón. Yo tenía ina mitad en la que ponía su nombre y él otra en la que ponía el mio.
Cuando ambas cadenas estuvieron en mi cuello salieron rayos de luz. Cerré los ojos y cuando lo abrí solo tenía un collar. El corazón estaba unido y por detrás estaban los dos nombres.
Me tumbé en la cama sollozando y acabé por dormirme.
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EspectruM © ﴾#1﴿
Ficção CientíficaLa vida en Londres nunca había dado un cambio tan brusco desde lo que iba a ser una broma a señor Coperville...