Giré para encarar la realidad.
Fue verdad lo que me había dicho Olive respecto al corte de cabello que tenía. En otras circunstancias ya le estuviera haciendo burla a más no poder.
—¿No vas a decir nada?
Fui salvada por el claxon del carro de David. Lo escuchaba, era claro, pero de todas formas me encontraba paralizada, sin poder mover ni un pie. A lo lejos se lo escuchaba gritando que me apurara, ya que tenía a todos los carros atrás pitándole para que no interrumpiera el tráfico.
—Aléjate de mí, Humphrey —hablé después de una eternidad en donde solo me la dediqué observarlo como si fuera un sueño irreal.
Corrí al auto, sabiendo que lo había dejado estupefacto por lo que le había dicho. Era claro que no se lo esperaba. Él creía que en cuanto me hablara estaría feliz y haría como que todo estaba de maravilla entre los dos.
—¿Todo bien? Has estado muy callada desde que pasé por ti.
Miré a David por un instante. Era tan bueno conmigo que ni siquiera me preguntó quién era ese tipo con el que me encontraba. Sabía bien quien era, así que se abstuvo de mencionar cualquier cosa respecto a Morgan.
—Perdón, es solo que me estoy enfrascando en cosas que no son importantes —Traté de soltar una risita para disimular las ganas de querer llorar.
—Tú tranquila. Si no quieres hablar sobre el tema no hablaremos hasta te sientas preparada para contarme lo que quieras.
El semáforo se puso en rojo, así que me quité el cinturón para poder robarle un beso. Uno muy corto pero lleno de sentimientos que me estaba tragando desde hacía minutos.
—Juro que dejaré a mi novia para ya mismo —Me reí del comentario que hizo.
Cuando me dejó en la casa lo primero que hice fue desconectarme de todos lados. Lo conocía, y era todo un maldito; tanto, que sabía que me buscaría de nuevo.
¿Acaso no entendía que el verlo me volvía a provocar el sufrimiento? Tenía que comprender que no podía verlo porque, sino, todo se iría la deriva y me encontraría llorando una vez más por su culpa.
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ROMPECORAZONES
RomanceTerminar, superar, avanzar... volverse a enamorar. Ese era el lema de cualquiera que conocía a Alexandra Kingsley; una chica apática al amor y/o cualquiera que sea su denominación en el mundo de los humanos. Sin embargo, todo da un giro de 180° cuan...