Dreiundzwanzig

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—¿Estás bien? —cuestionó David

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—¿Estás bien? —cuestionó David.

En ese momento mi primer instinto fue asentir con la cabeza mientras quitaba los brazos de Morgan de mi cuerpo. No lo arruinaría por primera vez en mi vida.

—¿En qué estabas pensando Alexandra? —me preguntaron ambos al mismo tiempo.

Me hundí de hombros, esperando que la sudadera me cubriera toda completa para poder evitar toda esa charla.

—Sólo quería hacerle saber a Kurt que sé todo lo que dice de mí —respondí, viendo a Morgan, con enojo—. Todo lo tenía...

—Bajo control, sí claro —terminó mi mejor amigo por mí—. ¿Por qué siempre te tienes que estar metiendo con personas que no te hacen bien? —Miró a David, quien en ese momento me tomó de la mano.

—¿Lo dices por mí? Porque creo que he sido de más ayuda para mi novia, que tú como el mejor amigo que nunca está con ella.

TUMBA. Quería estar en una tumba. Esas simples palabras habían prendido la peor idea del mundo en Morgan y lo sabía porque lo conocía. Si tan solo David hubiera mantenido un poco la boca cerrada.

—¡Ufff! Tranquilos, David, déjame hablar con él. Te alcanzo en el salón, ¿vale?

No dejaban de mirarse, y eso hasta a mí me impacientaba.

—Bien, te veo adentro, no tardes amor —Me besó la mano y se fue de ahí.

Vimos como se fue, yo sonriendo nerviosamente y Morgan hablando una sarta de tonterías que no entendía porque cada vez que abría la boca le daba un codazo.

—Ahora que ya se fue David

—¿Ya quieres que te bese? —La cara de Morgan mostraba un aire de superioridad que le quité golpeándole el brazo.

—No, aaaah, Morgan, necesito hablar contigo, y es que creo que no entiendes que estoy con David.

—Y eso qué tie...

—Cállate y déjame hablar. —Llevé mis dedos al tabique nasal y negué con la cabeza, en un gesto simple de que me empezaba a hartar de la situación—. Tengo novio, y no eres tú. Ya estaba harta de lo mismo: "me hablas, me ilusionas, me botas". H-A-R-T-A. —Tomé aire. Él estaba muy serio, con los brazos cruzados, intentando descifrar si lo que decía era verdad.

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