Elf

800 97 54
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entramos a la casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entramos a la casa. Yo más deshecha que cuando un huracán toca tierra y arrasa con todo a su paso, y Kurt más confundido que en los últimos días por mis actitudes hacia para con él.

Sabía que tenía muchas preguntas que hacerme, pero yo había decidido alzar una barrera invisible entre nosotros y no emitir ni el más mínimo ruido en lo que veíamos la película. El silencio era de lo más tenso para una persona que se estaba aguantando las ganas de gritar: "¿pero sabes qué es lo que más me duele?".

Cuando estaba a punto de soltar a chillar, Kurt tomó el control y detuvo la película de tajo.

—Muy bien, en vista de que no hablarás primero, lo tendré que hacer yo —Se paró para posarse enfrente de mí—. ¿Estás bien? No sé qué haya sido todo eso de afuera, pero si quieres hablar estoy aquí.

—No es nada. Solo volvamos a ver la película.

—¡Cómo que no es nada! ¡ESTABAS LLORANDO A CANTAROS ALEX! —Pasó una de sus manos por la cara para tranquilizarse—. ¿Es alguno de tus ex novios?

Ahora me daba cuenta que no había puesto tanta atención a mi pelea con Morgan hacía varios minutos atrás, pues de haberlo hecho sabría que dije que él ya no me ve como amiga. A M I G A.

—No. No es ningún ex novio, si es lo que quieres saber —Dejé mi posición en el sillón para poder sentarme bien—. La verdad es que no es tu incumbencia.

—¿Qué no es de mi incumbencia? —cuestionó Kurt, acalorado por la dirección que tomaba todo esto—¿No debería de importarme cuando alguien te hace daño?

—¡Claramente no, porque no somos nada! —estallé, dando un salto del sillón.

—¡Eso no me impide el querer cuidarte! —Me siguió por todo el trayecto hasta la cocina, en donde algo se estaba cociendo y no era lo que comíamos—. Es más, ¿quién dice que no somos nada?

¿Era en serio lo que me había dicho? Rodé lo ojos evitando que mi tristeza se convirtiera en enojo, pero eso ya era imposible. Dejé el vaso con agua a medio llenar para darme media vuelta y verlo.

ROMPECORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora