Terminar, superar, avanzar... volverse a enamorar. Ese era el lema de cualquiera que conocía a Alexandra Kingsley; una chica apática al amor y/o cualquiera que sea su denominación en el mundo de los humanos.
Sin embargo, todo da un giro de 180° cuan...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba que me moría de miedo. No podía ni siquiera pensar en estar sola ahora, porque esa chica en verdad estaba loca. ¡L O C A!
—¿Estás bien? —me preguntó David, en quien no había reparado hasta ese momento.
—Sí, seguro —Negué con la cabeza para evitar pensar en cómo me iría una vez que me encontrara a solas con Brianna—. La verdadera pregunta es si tú estás bien —Vi como la mitad de su rostro se encontraba enrojecido y con la marca de la mano su exnovia todavía...
—La verdad es que no escucho nada de este lado —Violet soltó una risita, y ambos volteamos a verla.
—Lo siento, fue mal momento para reírme... Yo mejor me voy. David, no dejes sola a Alex mientras no estamos con ella.
—Sí, claro.
Fuimos a sentarnos enfrente de la enfermería, en lo que decidía si entrar o no. Lo tomé con delicadeza de la zona enrojecida, tratando de ver si más allá de la enorme bofetada que sufrió tenía algún otro mal.
—Yo creo que con varios besos se me quita esto —dijo él, de la manera más tierna posible. Le sonreí, para después propiciarle varios besos pequeños y sonoros por toda su cara.
Mis manos se encontraban tomando su cara, para que así yo tuviera el control de en donde quería besarlo. Cubrí todo su rostro con pequeñas muestras de afecto en forma de besos, con lo que él sonreía de una manera increíble.
—Por más que ame ver tu sonrisa, creo que es necesario que entres a la enfermería para que te revisen. No quiero que te pase algo.
—Sí, creo que será lo mejor. ¿Estarás bien aquí afuera?
Por dentro me moría de miedo, pero necesitaba que lo revisaran antes de que nos dijeran que ya jamás podría escuchar de nuevo del lado derecho.
—Seguro. Aquí espero.
Estaba asustada al mil, deseando que Brianna no estuviera por ahí espiándonos para que al primer instante que me viera sola corriera a hacerme daño.
