25

1.3K 122 25
                                    

No podía creer cómo la capacidad de Ruggero era así de grande, es que era realmente imposible poder llegar a creer que solamente él consiguió que todo se vuelva a su favor. Ha conseguido dejar el tema de nuestra discusión en el olvido, y eso no me agrada.

Inexplicablemente, Ruggero hace que con solo verlo las cosas tomen un rumbo distinto. Cambia mis planes sin permiso alguno y me incomoda en ciertas ocasiones.

Y probablemente esa sea la razón por la cual esta tarde he decidido tomar su consejo. Saldré de fiesta con mis amigos de la empresa sin consultarle porque nosotros somos solamente amigos con algún tipo de derecho que no es sexual.

Sí, ya sé. Todo muy confuso.

Giovanna insistió en acompañarme y aunque quise negarme, Paola me recomendó que no sea dura con ella. Y es que, de algún modo, mi amiga sigue siendo mi amiga aunque su novio la tenga más atontada de lo normal.

Termino de aplicarme labial y sonrío satisfecha con mi resultado, nada exagerado pero tampoco sencillo. Es solamente un maquillaje normal, algo de sombra nude, un sencillo delineado, labial mate y un poco de rubor en mis mejillas. Lo dicho, nada exagerado.

Mis pestañas siempre me gustaron, y esta noche he conseguido darles un acabado que hace parecer que fueran postizas, y me encanta, me encanta mi aspecto.

Jeans rasgados, blusa escotada y botines negros. Es simplemente sencillo para pasar una noche que merezco desde hacía mucho.

─ Karol, ¿Lista? ─ me miré al espejo una última vez y asentí acomodando mi cabello.

Esta noche decidí hacerme ondas sueltas, así que básicamente, me he enamorado de mi aspecto. Razón por la cual volteo para mirar a Giovanna y pregunto emocionada.

─ ¿Cómo me veo?

─ Hermosa, por primera vez me encanta que te hayas encerrado durante horas.

Satisfecha con su respuesta busco una cartera y me encargo de guardar mi teléfono, un labial y un pequeño frasco de perfume además de mi cartera y documentos.

─ ¿Qué le dijiste a Pasquale? ─ pregunté mientras buscaba mis llaves en la peinadora.

─ Que tendríamos noche de chicas, y aunque insistió en saber en dónde solamente le dije que sería una noche especial de bachata.

─ Solo porque Paola quiere, porque si por mí fuera, una discoteca no sería mí primera opción.

Giovanna niega divertida y juntas vamos hacia la cocina en dónde Paola y Jenny nos esperan, y me siento extraña pues todas llevan vestido o minifalda. Pero es que, básicamente yo voy a bailar, no a amargarme la noche por el comentario de algún acosador.

En menos de diez minutos las cuatro nos encontramos subiendo al auto de Jenny, y cuando estoy por subir, veo a Ruggero acercarse a casa con un ramo de girasoles en la mano. Oh vaya, mal momento para venir.

─ Ni se te ocurra dejarnos plantada por irte con él. ─ Advierte Jenny y yo niego.

─ No lo haré, ¿Me dan un momento?

Ellas se miran entre sí y finalmente Giovanna asiente pidiéndome que no tarde demasiado. Y mientras me acerco a él, puedo percibir su confundida mirada.

Pero no estaba decidida a quedarme con él. Esta vez no.

─ ¿Llegué en un mal momento? ─ preguntó extendiendo el ramo hacia mí. Lo tomé mientras asentía.

─ La verdad sí, estábamos saliendo. Pero dime, ¿Qué haces aquí?

─ Quería verte, además de asegurarme que en verdad van a tener una noche de chicas, Pasquale se está volviendo loco.

1| El verde de sus ojos; Tristes Miradas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora