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Dan las siete en punto cuando yo me bajo del taxi que me llevó hacia la playa, la gente ya comienza a llegar y estoy ciertamente nerviosa. No creo que pude hacer esto en realidad.

Ruggero parece estar feliz desde que salimos de la vendita casa de Julieta. Me mandó un mensaje pidiendo que nos encontremos en un supuesto lago pero evidentemente me negué diciendo que tenía que organizar todo. Y ahora estoy aquí, parada en la entrada sin saber qué hacer o decir.

El salón está lleno de gente, y la playa por el momento está básicamente vacía. No creía que existían las playas privadas hasta este jodido momento. Todo esto es hermoso, perfecto y ciertamente muy bien elaborado por mí.

Veo a Giovanna acercarse con su antifaz ya puesto y sonrío levantando mi mano para llamar su atención. Ahora mismo solo quiero llorar y pedirle un excelente consejo que me saque de esta mierda.

─ Hola, pequeña. ─ saluda pretendiendo estar emocionada y yo río besando su mejilla. ─ Ya sé que estás a punto de largarte llorar. Ahora mismo dime qué sucedió.

─ Es una verdadera mierda. ─ explico entre dientes. ─ Creo que soy la novia de Pasquarelli.

─ Oh por Dios. ─ se separa de mí y me mira extremadamente aturdida.

Si, ya sé. Es un poco extraño porque desde hace años no sé lo que se siente estar en una relación, y es aún más extraño porque yo de verdad quiero a Ruggero. Así que básicamente estoy encerrada en un círculo de dudas y confusiones.

¿He dicho ya que estoy enamorada de Ruggero Pasquarelli? Bueno, ese no es el problema ahora, el verdadero problema es que esto es remotamente confuso para mí porque aun cuando estoy locamente enamorada de él, no puedo ofrecerle una relación. No aun.

─ Nena, no te ves feliz. ─ susurró ella y yo suspiré apartando la mirada. ─ ¿Quieres hablarlo?

Asentí viendo a Ruggero acercarse, y Giovanna, al notarlo también tomó mi brazo y le pidió a Pasquale que distraiga a Ruggero. Él por supuesto accedió sin preguntar y cuando dejamos el lugar, caminamos hacia un lugar en particular que al parecer Giovanna ya conocía.

Nos sentamos en una banca muy alejada de la gente y Giovanna suspiró quitándose el antifaz para mirarme fijamente. Muy bien, presiento que algo malo se acerca.

No estoy lista para sus sermones ni para sus palabras que a veces suelen ser muy dolorosas pero necesarias. No sé si estoy lista para volver al pasado, pero sé que necesito hacerlo.

─ Vamos, dilo. ─ musitó limpiando la primera lágrima que rodó por mi mejilla.

─ Es que estoy sintiendo como si fuese la primera vez que me enamoro, y ya sé que me he enamorado muchas otras veces. Pero con él todo es diferente, no tengo que esforzarme por sorprenderlo en nada, de hecho creo que es todo al revés lo cual es loco porque al principio conocí a un Ruggero que realmente odié. Pero ahora estoy frente a un Ruggero que me vuelve loca, que me quita la vida que he llevado durante años y que me da la oportunidad de conocer sensaciones nuevas. Y eso no es malo si consideramos que yo también he cambiado cosas de él, y que la diferencia social es realmente indiferente para él y su familia, es decir, ellos tienen todo un imperio, ¿Por qué abrían de buscar algo más para su hijo de treinta y un años? Mira, la vida nos ha abierto las posibilidades sin problema alguno. No existen impedimentos para que estemos juntos, ¿Entiendes eso? El verdadero problema soy yo, tengo miedo porque sé que en cualquier momento él va a preguntar, quiere hacerlo y yo no soy capaz de dejar que lo haga, siempre evado el tema cuando quiere hablar respecto a la cicatriz. Pero sé que tengo que hablar, y yo no puedo. No puedo ni quiero decirle la verdad. ¿Cómo voy a hacerlo? ¿Cómo le digo que hace dos o tres años estuve al borde de la muerte? ¿Cómo le explico que quien en realidad tiene miedo a amar soy yo y no él? Estoy acabada, Giovanna. Sé que Ruggero no es lo que Kevin fue, pero tengo miedo, y eso no es algo que yo pueda manejar. Simplemente sucede, y me atormenta cada maldita mañana. Con Eric todo fue diferente, nunca tuve miedo y me entregué abiertamente. Y ahora sé que fue porque no estuve enamora de él en realidad. Pero con Ruggero es diferente, muy diferente.

1| El verde de sus ojos; Tristes Miradas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora