4. ChimChim

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Odiaba los golpes, odiaba los gritos, odiaba eso que los adultos llaman cerveza, le aterraba salir de las cuatros paredes a las que llamaba habitación, pues en sus cuatro años de vida no había conocido nada más.

En ese entonces había una mujer a la que llamaba mamá, era apenas una chica de 19 años, que poco se preocupaba por su alimentación, pero el pequeño no podía pedir nada, pues no solo ella le gritaba, sino también el hombre que estaba con la chica.

El tipo tenía ya sus 30 años y todos los días tiraba botellas de vidrio hacia la pared para asustar al mas pequeño de aquella andrajosa casa.

Se le prohibía gritar, salir, pedir ayuda y cosas para comer, debía hacer todo solo y aveces no podía limpiarse ni ducharse.

Y habría muerto si se hubiera quedado un día mas en esa casa, pues a la mujer a quien llamaba madre se le ocurrió traer a otros hombres a la casa durante la tarde, mientras el hombre mayor salía a quien sabe donde, el pequeño no podía hacer nada mas que quedarse en su "habitación" y tapar sus oídos con sus manitas, mientras aquella mujer gritaba junto a los hombre. Pero quien sabría que aquel hombre de 30 años solo fue a comprarse una cerveza y que volvería para oír a esa mujer con otros hombres.

Los gritos y golpes no se hicieron esperar, el menor que aún estaba en su habitación, lloraba asustado, y se aterró mas, cuando de pronto sonaron unas fuertes exposiciones seguido de unos gritos, fueron 3 explosiones antes de que la casa quedara en silencio.

El pequeño ya no quería estar en esa casa, se quería ir y corrió hacía la puerta de su habitación para abrirla, pero no pudo, estaba cerrada con llave.

Escuchó unos pasos acercándose a la puerta.

-¿estas ahí mocoso?- la voz rasposa de aquel horrible hombre le asustaba y al no decir nada, el hombre comenzó a golpear la puerta- RESPONDEME BASTARDO.

El pequeño se asustó y gritó, pero aquello fue para peor, pues el hombre comenzó a golpear la puerta con mas fuerza tratando de derribarla, el menor no sabía que hacer, estaba muy asustado, miró a su alrededor con rapidez y encontró la única ventana de la habitación, esta era mas alta que el pequeño, así que tomó unas cuantas cajas de madera que estaban por la habitación y las puso una sobre otra.

Cuando el hombre derribó la puerta el pequeño ya no estaba en la habitación y la ventana estaba abierta.

Las calles estaban casi vacías en ese lugar, ya que era el mas pobre de la ciudad, los pequeños pies del menor estaban descalzos y la única prenda que llevaba puesta era una playera de mujer en mal estado.

Los ojitos castaños del menor recorrieron todos los lugares que podía ver y se asustaba al mas mínimo ruido, el tiempo parecía ir demasiado rápido para el pequeño, que de pronto se vio solo en un callejón en medio de la obscuridad de la noche, no tenía a donde ir, tenía frío, hambre y mucho sueño.

Trató de aguantar lo mas posible, pero de un momento a otro, sus ojitos se cerraron y su cuerpo sintió el frío concreto.

Entre sueños, podía ver a la mujer que era su madre mirarle con desprecio mientras se alejaba de él, algo en su pechito le dolía, porque tenía miedo de estar solo, pero de pronto un agradable calor le envolvió y el no pudo hacer nada mas que acurrucarse, hasta que abrió sus ojitos y lo primero que vio fue a un hombre muy bonito que le sonreía.

La sorpresa se reflejó en sus pequeños ojitos, ¿quien era ese bonito hombre?, estaba asustado, pero no tanto como en esa casa de la que escapó.

-hola pequeño, ¿como te sientes?¿tienes frío?- la voz suave y pausada del bonito hombre le tranquilizó, pero el pequeño no respondió - ¿tienes hambre?- después de preguntar, la pequeña panza del menor rugió con fuerza, las abultadas mejillas del menor enrojecieron y hombre bonito sonrió con ternura.

Mi Mundo Es Increíble (NamJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora