24 - Epílogo

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Ignazio casi como intuición regresó a su departamento rezando para que Valentina hubiera ido allí. Y, de hecho, cuando cruzó la puerta, se sintió considerablemente aliviado de verla sentada en el alféizar de la ventana mientras miraba afuera. Su pierna derecha estaba doblada, su codo apoyado sobre su rodilla y su mano cubría parte de su boca, estaba claro que estaba llorando. E Ignazio se sintió horrible por esta situación.

- Me imagino que aquella debe ser Giorgia. – Ella dijo sin moverse. Ya estaba empezando a imaginar que su excusa para salir solo no era ver a su antiguo jefe, sino a esa mujer.
- Sí. – murmuró.
- Querías volver porque era ella quien querías ver. – él negó con la cabeza y sus ojos se mostraban tristes, lamentaba que ella hubiera visto aquela escena. – Pensé que estabas seguro de lo que querías, pero no es así. – Se puso de pie, avanzando unos pasos, con los brazos cruzados.
- ¡Y estoy! – Dijo con convicción mientras ella sacudía la cabeza. Él se acercó y la agarró suavemente por los brazos tratando de mirarla a los ojos, pero ella lo evitó. Finalmente, tiró su barbilla con el pulgar y la miró con una dulzura que ni siquiera sabía que tenía. – ¿Crees que estaría aquí contigo si no fuera lo que realmente quiero? – Una lágrima se deslizó por la mejilla de ella. – Verla sólo me hizo comprobar cuánto te amo y solo a ti.
- ¿Y necesitabas besarla para eso?
- ¡Claro que no! – Habló con calma mientras le acariciaba los brazos con la esperanza de dejarla tranquila – En el momento en que la rechacé se volvió loca. Tal vez ella creía que después de todo el daño que me hizo, aún regresaría... Créeme, amor, ese fue el último intento desesperado que ella encontró pensando que todo sería como antes. – Ignazio se acercó, la abrazó cariñosamente y fuerte. Ella aceptó, rodeándolo alrededor de la cintura, él apoyó la barbilla sobre su cabeza y cerró los ojos, suspiró aliviado y luego besó su cabello cerca de su frente.
- ¿Estás realmente seguro? – Ella todavía preguntó temerosa.
- Nunca he estado tan seguro en mi vida. – Y sonriendo la besó.

*****

Unos días después, Ignazio y Valentina todavía estaban en el departamento. Ella estaba sentada sobre las piernas de él mientras tomaba café y hojeaba un periódico que había comprado, así que se detuvo y sorprendida agarró el brazo de Ignazio mientras la miraba.

- ¿Qué sucedió?
- ¿Viste eso? – Ella preguntó, completamente asombrada. Él se inclinó y comenzó a leer el artículo que ella le indicó.
- "Pareja es apuñalada hasta la muerte por hombre. Según él, encontró a su novia con su amante en su propia casa. La mujer fue identificada como Giorgia Carbone, de 31 años.". – Intercambiaron miradas.
- Eso es horrible. – comentó Valentina.
- Es horrible, pero ella buscó ese destino. – concluyó.
- Podrías haber sido tú. – Él dio una sonrisa triste. Ella tenía razón, en algún momento podría haber sido. Tanto la víctima como el asesino.
- No pensemos más en eso. – Dijo Ignazio cerrando el periódico y luego besándola mientras ella envolvía sus brazos alrededor de su cuello – ¡Volvamos a nuestra casa!
- ¿Nuestra? – Preguntó divertida.
- Nuestra casa, nuestro perro. Tengo muchos planos para nuestra vida, juntos... – y sonriendo ampliamente asintió, Ignazio se levantó sosteniéndola y mientras se reían, él la hizo girar en el aire y la besó con alegría.


FIN.

Labios Compartidos | Ignazio BoschettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora