Explosión de amor

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POV Paula

Hace demasiada calor en esta casa y no lo digo por el horno, de echo se me quitaron las ganas de comer hace un rato, desde que Martina es muy obvia en su intención de seducirme y las gotas de sudor me recorren la frente, la presión la debo tener en ciento sesenta, se ha puesto a bailar en el salón y no puedo apartar la vista de ella, lo linda que es por favor, con esos labios, esa sonrisa, como pretende que esté bien si no tengo ni puta idea de nada y solo quiero secuestrar su piel sin rodeos ni horarios, caerme con ella en un sitio donde nada pueda rescatarme. No me lo pienso más, debo hacer caso a mis impulsos, la tomo de la cadera y la traigo hacia mi, pegando nuestras frentes y anhelando más que nunca ese beso que me lo vuele todo. Martina se muerde el labio uniéndose todavía más, aferrándose a mi espalda, puedo sentir su corazón dando golpes con el mío, y finjo estar más tranquila, si ella con más experiencia está igual de nerviosa que yo, tenemos un problema muy bonito y me tengo que arriesgar. Se me pasan tantas imágenes por la cabeza que voy a estallar y lo peor es que no quiero parar.

-Te quiero- confiesa Martina en el momento preciso.

-También te quiero y mucho más, vos lo sabes- respondo y quiero seguir hablando pero ella pone su dedo en mi boca.

Entiendo que no es momento para prometerle la luna y si bajársela. Es Martina la que me arrastra hasta la habitación, yo dejo que tome el control para ganar aire, aunque es un esfuerzo tonto, todo lo que ella hace me corta la respiración, menos mal que he apagado todo en la cocina porque no sé si salga con vida ni quiero salir. Ella es tan delicada, tan suave, comprendo que no quiere asustarme, pero me está haciendo delirar, este magnetismo no solo es algo nuevo, también es demasiado fuerte como para quererlo apagar aunque de vez en cuando se aproxime el miedo. Me desnuda con la mirada antes de quitarme la ropa, muy despacio, primero la blusa, luego la falda y yo tan segura y cómoda con mi cuerpo no puedo evitar tiritar. Martina se da cuenta y me abraza, no existe mejor manera de hacerme entrar en calor, luego susurra cosas que me guardo directamente en el alma.

-Tranquila, si algo va mal me lo decís- ruega Martina tomando mi mano entre las suyas.

-Me dejo llevar- respiro.

-Perfecto, por cierto, preciosa- comenta Martina mirándome por todos lados.

Justo en ese momento pierdo de un soplo la cordura, la beso con desesperación buscando en su saliva un montón de argumentos, saboreando ese sabor a ella que me enloquece, perdida y sin buscar contenerme caemos en la cama, yo encima de ella, para no saber ni lo que estoy haciendo le dejo claro a Martina que no me voy a quedar tranquila, pienso que no es justo que yo esté en ropa interior y ella no, así que me encargo de igualar las condiciones en un dos por tres, cada rastro de su piel me deslumbra, me provoca, me desata, es totalmente abrazador, y pensar en todo el tiempo que perdimos, me quiero matar. No puedo parar de besarla, de acariciarla, no me sabía así de pasional, pero posta que quiero devorarla entera. Entonces siento su mano desabrochando mi sostén y vuelvo a temblar, muchísimo más cuando posa sus dedos sobre mis pezones encima tan erectos y sensibles, que difícil respirar madre mía, parezco una joven inexperta que está a punto de correrse sin siquiera empezar. Martina recupera el control, besa mi cuello y sigue tocando mis senos, es una tortura exquisita, me revuelvo en las sábanas, su pelo cae sobre mi frente y es como una descarga eléctrica, ni siquiera fui capaz de imaginármelo de esta manera, Martina no lleva sujetador y cae sobre mis senos haciendo ese roce sumamente excitante, su piel me quema, es un volcán y nunca fui tan fan del fuego como ahora. Siento su lengua recorrer mi oreja y seguir bajando hasta adueñarse de mis senos, yo toco los suyos por primera vez y me descubro en la gloria, allanando su intimidad como un aprendiz, que está listo para convertirse en maestro al precio que sea. Después de besarnos un par de minutos más, Martina se quita su ropa interior, yo me quito la mía, supongo que quería saber si estaba segura de seguir, ya hemos roto muchos esquemas y no me voy a quedar a la mitad.

-Estoy bien- afirmo cuando veo que se detiene.

-Esto es tan nuevo para mi- asegura Martina hirviendo como yo, es una fiebre necesaria.

-No te detengas por favor- le ruego.

-¿Detenerme?, esto no hace más que comenzar- advierte Martina besándome, las dos desnudas y entregadas

Siento su boca en mi ombligo, va bajando y se detiene, creo que ha cambiado de idea, cuándo siente mi mano temblorosa dirigiéndose a su sexo, es imposible quedarme quieta, creo haber metido la pata, pero un suspiro aprobador de su parte me borra esa idea, entonces ella también dirige su mano allí. Estoy súper mojada y ella también, el juego previo, las ganas, el amor, demasiados condimentos para una explosión total. No sé cuál de las dos tiembla más, nuestros cuerpos unidos y sudorosos, su mano en mi entrada y la mía también lista, una sola mirada y ya sé que hacer, lo hacemos a la vez, y su gemido se mezcla con el mío, y su locura va del brazo con la mía, y yo le pido al tiempo por favor que se detenga, porque yo me quiero quedar aquí. Nuestros movimientos cada vez más erráticos, a punto de estallar, pero también disfrutando de lo increíble que se siente su mano en mi interior, de lo exquisito que es abrirme paso en su sexo y comprobar los puntos que incrementan su latir ya que yo vivo en una taquicardia constante. Sus exclamaciones siempre altas, yo que apenas puedo gritar, y su lengua abriéndome los labios, hasta las sábanas me queman, pierdo un poco el conocimiento, cuando Martina acelera el ritmo, pero la sigo sin más, sabiendo que ya ninguna de las dos aguanta más sacrificio, momento de dejarse ir y de que manera, casi me de dejo la nuca en el proceso, ella se rompe en mis manos pero sigo enterrada en su ser y ella clavándose en mis entrañas, con tantas revoluciones, humedad, transpiración, gemidos que me suenan mejor que cualquier musical de Broadway....

Continuará.....

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