Equipo A

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POV Martina

Un viaje rodeada de crios no es precisamente lo más romántico del mundo y más si Paula me recuerda cada dos segundos lo rebelde que pueden llegar a ser y que somos las responsables de lo que pase, pero yo que soy positiva me propongo pasármela bien en Rio, con sus playas, con el amor de mi vida, y tratar de que las cosas salgan bien, no pasan de ser niños ricos y mimados, no puede ser tan malo, y a Sebas y a Roma por lo menos los conocemos y tenemos algo de confianza sobre ellos, aunque no pasan por su mejor momento. Lo cierto es que tenemos que llevar un control que no nos permite disfrutar, seguir un horario, contarlos cada momento, y Clara no para de hacer videollamadas con Paula para saber cómo está su hijo, además esta noche hay fiesta y eso significa que van a querer colarnos alcohol o drogas y voy a tener que ser el poli malo porque Paula ya me advirtió que ella no sería.

-Con un poco de suerte son más sanos que nosotras- le comento a Paula mientras los chicos se divierten amablemente en la playa.

-Che es un quilombo, mientras antes lo aceptes mejor- contesta Paula fingiendo estar relajada bebiéndose una caipirinha

-Bancame un poco y por lo menos deja de beber vos que no quiero tener que vigilarte también como si fueras una cría- odio las reglas y tener que cumplirlas.

-Que fiaca, encima que te acompaño- se queja Paula dejando a un lado la bebida.

-Que onda con Roma y Sebas, ni se miran- comento preocupada.

-Tu sobrino es un salame, lo habrán dejado ya- reacciona Paula despreocupada.

-Que pelotuda que sos, mi sobrino es un pibe de diez y yo les voy a ayudar para que estén juntos- le advierto.

-¿Que sos celestina ahora?- pregunta Paula sonriendo.

-Quiero que todo el mundo sea feliz, como lo soy yo por vos boluda- le aseguro tirandomele encima.

-Tenemos que vigilar, ¿recuerdas?- indica Paula regresando la vista a la playa.

-No me lo recuerdes- resoplo reconociendo que tiene razón.

-Miralo por el lado bueno, al menos estamos juntas- reconoce Paula volviendo a sonreír y yo vuelvo al paraíso.

Por el momento los chicos se han portado decentemente, sin broncas lo más importante y ninguno se ha querido pasar de listo. Noto que Sebas está cerca de otra chica y a Roma distante pero Paula me ruega que no intervenga, que tenemos que dejarlos escoger que quieren con su vida, que a su hija no le gusta que se metan en sus cosas, igual de cerrada que la madre en cuestión de sentimientos.

-Estas hermosa- reacciono al verla salir del baño, lo potra que luce vestida de rojo, si tan solo me pudiera demorar unos cinco minutos.

-Ya sabes mirar pero no tocar- se burla Paula excitándome todavía más.

-Igual cuando ya todos estén dormidos, el toque de queda es las tres- decido.

-Deja que esos pibes disfruten, que vos ya estás mayor para andar tan caliente- provoca Paula besándome en la mejilla.

-A las tres- sostengo guiñándole el ojo.

Un poco vieja si me siento rodeada de tanto crio de quince años, pero viajo un poco hacia mi adolescencia y le cuento a Paula como era en la facultad, me creía dueña del mundo y me enamoré de una mina que me volvió el cerebro al revés y me volví una idiota. Ella por su parte me cuenta que con Marta eran las más populares y tenían a todos los pibes que querían, pero a ella le iban los malotes y los inadaptados por llevar la contraria.

-Miralos se creen que lo saben todo, y ahora es que están comenzando- comenta Paula.

-Solta, que te contó Roma- investigo.

-Ya no están juntos- confiesa Paula.

-¿Y no te da pena?- pregunto afectada por la notica.

-¿Que quieres? Son chicos- reacciona Paula.

-Me hacía ilusión que estuvieran juntos- confieso casi gritando por la música alta de la fiesta.

-Ya lo sé, pero dejemos que ellos elijan- aconseja Paula queriéndose sacar un cigarro y yo se lo arrebato.

-Tenemos que dar el ejemplo- señalo.

-Si son unos muertos, estos pibes. Menudo muermo de fiesta- reconoce Paula.

-No que lo iban a quemar todo- le recuerdo su advertencia.

-Los tiempos cambian yo a su edad ya había vivido tres veces- sonríe Paula.

Todo sale bien, hasta conseguimos que Sebas y Roma hablen a solas para que solucionen sus cosas y por lo menos salven la amistad, no se puede echar a la borda una complicidad tan bonita y yo sé que mi sobrino aún no supera la muerte de Fauto y necesita un apoyo. Les dejo una hora más en la fiesta hasta las cuatro para compensar lo buenos chicos que son, pero me muero por volver a la habitación con Paula y quitarle ese vestido a mordidas.

-No dabas una luca por nosotras y pum. Viaje sin contratiempos- le informo a Clara por videollamada.

-Te has llevado a Paula, vos sola no podías- argumenta Clara sin querer perder la apuesta.

-Pues anda que vos sola, en el aeropuerto ya hubieras perdido la cabeza- defiende Paula.

-Bueno equipo A, a ver si vuelven y se encargan también del local, que no doy a basto- sonríe Clara.

-Córtale ya, que tenemos que coger en algún momento- demanda Paula para molestar a mi hermana.

-Ahora voy a tener pesadillas toda la noche- asegura Clara apartando a Miguel.

-Besos, chau- me disculpo cortando la comunicación.

A punto estoy de besarla cuando Roma toca la puerta de la habitación.

-Puedo quedarme a dormir- ruega tirándose en la cama.

-Sin problema- respondo enseguida.

-¿No sos un poco grande para esto amor?- reprocha Paula.

-La de veces que te metiste vos en mi cama con la excusa de que estabas mal cuando éramos solo amigas- me burlo defendiendo a Roma y abrazándola.

-¿Puedo quedarme también?- pregunta Sebas abriendo la puerta.

-Esto si que no me lo esperaba. Veni- indica Paula haciéndole un lado.

-Esto no es el final chicos, es el comienzo. Vendrán cosas muy buenas- aconsejo.

Continuará...

Vos sos el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora