POV Paula
Mi vieja me está rompiendo mucho las pelotas últimamente, odio que se acerque a Roma y que esté todo el día comiéndome la oreja con sus comentarios mal intencionados. Es que no pueden dejarnos en paz, siempre tiene que venir alguien a hincharnos y hacernos la vida más difícil. Ahora se ha empeñado en buscarme una abogada según ella para ayudar pero es que no me fío ni un pelo, encima tengo que aceptar porque Roma me mira mal cuando busco bronca a lo tonto. Un poco de ayuda no nos vendría mal, pero quedo en que pago yo que después me lo saca por algún lado que la conozco perfectamente. No quiero su dinero. La abogada es bastante buena onda, llevamos charlando un buen rato después de que mi madre y Roma se han rajado con una excusa pésima. El caso es que su nombre me suena de algo pero no le doy más importancia. Solo hablamos de la situación en la que nos ha dejado a todas el lío de Fauto y en lo mucho que nos gustaría seguir con el local y no perderlo por culpa de las deudas. Nos despedimos y quedamos de vernos luego en casa cuando hable con el fiscal y saliendo del bar de Pedro me sorprende Lena.
-¿Que haces?- pregunta Lena
-Boluda, hablaba con una bogada recién- le explico. No entiendo a que viene el susto.
-Ya sé que es una abogada. Es Emília el primer amor de Martina- informa Lena.
-What the fuck- lo confieso paso mucho tiempo con Martina se me pegan sus frases y todo.
-¿No sabías?- pregunta Lena curiosa.
-Algo me contó Martina pero no ate cabos. ¿Conoces algún sicario?- reacciono.
-¿Para qué? Vas a matar a la abogada. No te creía tan radical- bromea Lena.
-A mi vieja voy a matar. No sabe que hacer para separarme de Martina- le aclaro.
-Entonces debería aliarme con ella. Así me quedo con vos- propone Lena.
-Muy graciosa, pero ya estás en la friend zone- la molesto.
-Cuidado con Emília, el primer amor siempre remueve sentimientos- me la devuelve Lena.
Ahora que hago no puedo despedirla así de la nada, tengo que hablar con Martina antes de que se encuentren pero Clara me entretiene un buen rato y llego justo cuando está Emília en la puerta y Martina se queda helada al verla. Tampoco se que decir, ni dónde meterme, considero nuevamente lo del sicario porque este plan malvado de mi madre solo puede estar a la altura de un drama mexicano. Emília y Martina reaccionan primero, se abrazan, comienzan a hablar sin parar, sobre las casualidades, y muero por decirles que no es casualidad pero no surge el tema. Al final muero de celos sin poderlo siquiera decir mientras las dos se ponen al día en mi sofá, nuestro sofá y apenas hablamos del caso.
-La ha contratado mi madre- le confieso a Martina cuando nos quedamos a solas.
-Para separarnos- supone Martina.
-Todavía sentis cosas por ella?- pregunto, es mejor saber.
-Es mi pasado Paula, siento cosas por vos. ¿No lo tenes claro?- responde Martina señalándome.
-No sé, te veo muy cómoda con ella- quizás debería de haber dicho otra cosa.
-Porque somos amigas, porque nos quisimos mucho. ¿Sabes qué? Andate a la mierda- insulta Martina por mi desconfianza.
-Andate vos a la mierda. Siento celos porque te quiero boluda- la enfrento molesta.
Martina me responde con un beso, tomándome por sorpresa, empujándome hasta el sofá. Sin poder separarnos. Queriendo arrancarnos la ropa, hasta que nos interrumpe el teléfono. La escucho hablar sabiendo perfectamente que es Emília, que quiere verla otra vez imagino que a solas. Y me marcho encabronada a la habitación. Estoy en la ducha cuando la siento entrar.
-¿Como compito con la mina que hizo que te gustaran las mujeres?- pregunto con tristeza mientras Martina se queda fuera mirándome.
-Siendo la primera mina que hizo que el amor valiera la pena, que dejara de asustarme. No me imagino con nadie más Paula, para mí el resto del mundo me resulta tan insignificante- explica Martina desvistiéndose para meterse en la ducha.
-No quiero perderte- tiemblo ante el contacto con ella.
-A mi nunca me vas a perder, ni por tu vieja, ni por Emília, ni por nadie- aclara Martina recogiendo mis cabellos con esa sensualidad que tiene.
-¿Esta es tu forma de convencerme?- sonrío ante su provocación, me encanta cuando me besa el cuello, me pone la piel de gallina y ella lo sabe bien.
-¿Está funcionando?- pregunta mordiéndome el labio inferior.
-¿Y vos qué pensas?- la empujo contra la pared y meto mi muslo entre sus piernas para abrírselas.
-Que me encantas- responde Martina y no puedo evitar besarla hasta quedarme sin aliento.
Tal vez soy una tonta por sentir celos, no tengo derecho a desconfiar, pero el amor nos vuelve a todos un poco idiotas. Lo cierto es que una sonrisa de Martina me despeja todas las dudas. La miro maliciosamente, cuando bajo por sus piernas. Juego un rato con su sexo antes de torturarla un poco con la regadera, me gusta oírla rogar, los sonidos que le salen de la boca, lo sexy que resulta mi nombre cuando es ella quien lo grita. Martina extiende la mano hasta alcanzar uno de sus juguetes y niego con la cabeza por lo insaciable que es. Ella me pide que sea rápido porque no aguanta más y sus deseos son órdenes, entro y salgo de su ser con urgencia, mordiendo su hombro, jugando con sus pezones, con devoción, entregándome y delirando de amor.
-Desde cuando no la veías- interrogo a Martina. Las dos estamos en la cama, exhaustas pero la verdad quiero saber más.
-Ni siquiera sabía que estaba en Buenos Aires, unos cinco años quizás. En la escuela acabamos mal, pero luego retomamos la relación- responde Martina concentrada en su ordenador.
-¿Que clase de relación?- indago.
-No te voy a mentir, cada vez que nos veíamos cogíamos- confiesa Martina.
-Ah de diez, me dejas muy tranquila- contesto sintiendo mucha furia por dentro.
-Eso era antes- aclara Martina.
-Ya lo sé- me tranquilizo a mi misma.
-Es buena abogada, dale una oportunidad- afirma Martina.
-Estoy harta de la gente que se mete en nuestras vidas....
Continuará....
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Vos sos el amor
RomanceHistoria paralela de Paula y Martina (Separadas) Denle una oportunidad!