Hambre de vos

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POV Martina

Es como si estuviéramos fundida la una a la otra, imposible apartarme de ella, su olor a la más pura naturaleza, la forma en la que su pecho busca recomponerse después de tantas revoluciones, como sonríe entrelazando nuestras piernas, no sé cómo decirle que cuando esté viejita y le hable a mis hijos de amor tendré que pensar en esta noche y ojalá formar una familia con ella, que quizás es muy pronto pero no me imagino con nadie más después de todo. Paula no deja de abrazarme y yo muero de ternura porque nunca me vi así de cariñosa, ni con un pibe, ni con una mina, ni con nadie, pero a ella solo quiero protegerla y hacerla sentir lo especial que es. Y encima me re calienta con cualquier gesto, esa mezcla perfecta entre pasión y sentimiento que honestamente tengo que adorar, porque siempre fue lo uno o lo otro, pero por primera vez lo siento todo y me encanta que sea con Paula, porque es una mujer inolvidable y me ha enseñado que no hay que huir de lo que uno siente y mucho menos de los problemas. Paula no deja de reírse, no sé ni de qué pero también me da la risa, de solo escucharla y nos tentamos las dos.

-¿Qué?- pregunto cuando me mira.

-¿Como hacés?, cada segundo te quiero más, estoy jodida- reacciona Paula.

-Estamos jodidas, y quiero vivir así, jodida pero con tus besos- respondo besándola otra vez y colocándome encima, tenerla desnuda a mi disposición es demasiado tentador y aún no termino con ella.

-¿No tenés hambre?- recuerda Paula entre suspiros, puedo sentir también lo excitada que está.

-Hambre de vos, quiero probarte Paula, quiero que te corras en mi boca, ¿puede ser?- insisto en un tono demasiado sexy, se que su intención era reírse pero se contiene para no romper el momento, igual una sonrisa maliciosa si que le sale.

-¿Tengo que rogarte o como funciona?- juega Paula al ver como saboreo mis labios porque tienen su sabor y eso me mata.

-Sos tremenda pelirroja, pero tranquila que ya me vas a rogar- contesto dejándole un último beso por cada rincón superior de su cuerpo antes de caer a trompicones por su escalera.

Mi plato favorito desde hoy y para siempre, su piel que se eriza cuando bajo, los ruidos de su boca como perfecto entrante, no sé las veces que soñé que la tenía así para mi, porque también soñaba y aunque era solo sexo, hoy por suerte se que es algo más. Juego con mis dedos, rodeo su clitoris sintiéndome poderosa antes de introducir mi lengua y dedicarme a jugar con ella, Paula se revuelve y sus movimientos de cadera me ayudan a ser más profunda, veo su intención de tocarme y tengo que frenarla, no sé queda quieta ni en Apocalipsis, acelero y chupo su botón, no da más de placer y eso me enciende más, me muero por ella, degusto cada espacio descubriéndome adicta.

-Me voy a correr Martina- grita Paula acelerada, a lo mejor pensó que no iba en serio.

No recibe respuesta de mi parte, al menos con palabras porque me encargo de llevarla al límite con mi boca y la recibo entregada a la situación, es también un orgasmo para mi, tenerla así de agitada, probar su miel hasta empalagarme y desear que no termine jamás, porque es deliciosa, porque me sabe a todas las fantasías que he podido imaginar, un poco a poesía, a polvo salvaje, y tantas cosas más.

Se nos van un par de horas entre caricias, confesiones, suspiros, complicidad y tantas sonrisas, posta que voy a terminar cambiando de idea sobre el amor y su romanticismo, me gusta sentirme así y aunque si algo pasara me quedaría como el culo no quiero pensar en ello, quiero dedicarme a vivir  esto que tenemos, aquí y en la luna, decirles a todos, que esta mujer preciosa me ha elegido a mi y soy una tonta enamorada de ella.

-Ahora si, necesito comer- afirma Paula levantándose de la cama.

-¿Pedimos algo?- pregunto sin mirar la hora.

-Son las tres de la madrugada- acierta Paula.

-Me hacés perder la noción del tiempo, sos buena- bromeo.

-Improviso algo- decide Paula.

-Te ayudo- me levanto.

-No vayas a cortarte otra vez- ruega Paula.

-Si vas a cocinar así desnuda, no me corto el dedo, me corto el brazo- le advierto.

Al otro día nos toca volver porque ese era el trato, pero yo quería quedarme, Paula lo ve en mis ojos, y no es que quiera escapar, es que estar las dos solas es mágico y aunque poco vimos la playa por estar enredadas en la cama voy a recordar su amanecer en pelotas por el resto de mis días. No sé cómo sigue, ni siquiera le he pedido que sea mi novia, es que no estoy muy familiarizada con la palabra, pero algo me dice que estaremos bien y que nada nos va a separar. Antes de que Paula se vaya a su casa Luján nos sorprende.

-Bueno parejita, bienvenida a la realidad- bromea Luján cuando ve el panorama, Paula de salida y yo babeando sin poder dejarla ir.

-Hola, buenas y si nos dejamos de jodas- respondo intentando no parecer muy obvia.

-Aunque no le cuentes a tu amiga, ves estos dos ojitos, no soy ciega querida, tenes una cara, las dos tienen una cara que vamos- afirma Luján teniéndolo tan claro.

-Las dejo que tengo que ir a buscar a Roma- escapa Paula, me iba a besar en la mejilla pero en medio de la confusión la beso en la boca y Luján sonríe victoriosa.

-No me mires así, que va en serio- enfrento a una Luján cruzada de brazos.

-Ya sé que va en serio, ¿pero van andar escondiéndose como dos nenas?- pregunta Luján.

-No hemos hablado de eso, vos como crees que se lo tomen las chicas o Clara- conversó con Luján.

-Seguro que Clara va a amar tener a una cuñada como Paula- se divierte Luján.

-¿Vos como te sentís?- investigo.

-Yo soy tu amiga boluda, estoy feliz, por vos, por Paula, que siento como si la conociera hace años, como a vos y te aplaudo porque estás madurando y no pensé estar viva para verlo- aclara Luján orgullosa.

-Muy graciosa, hay que hacer una reunión para decirles a todas- concluyo.

Continuará....

Vos sos el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora