Valiente y libre

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POV Martina

La madre de Paula no me soporta, ni siquiera me conoce y no piensa darme una oportunidad, tienen una relación bastante tensa, da miedo meterse entre ellas, parece que en cualquier momento pueda estallar una guerra y una quedarse en el medio de un huracán. Pensé que no la volveríamos a ver pero al parecer Roma le contó del local, que estamos trabajando juntas por lo de la estafa y pendiente de juicio, todo eso no me deja en un buen lugar según los datos y ahora es muy normal verla rondar por nuestro entorno, no sé qué pretende pero a Paula la pone muy nerviosa y a mi un poco más, que soy el centro de sus miradas y de sus opiniones. Trato de ser delicada y no perder la paciencia ni mandarla a freír espárragos o a la mismísima concha de la lora, porque en el fondo deseo que Paula se reconcilie con los suyos. Es bastante difícil porque no tiene la intención de llevarse bien conmigo, es como si ya alguien le hubiese montado un juicio y ella ha decidido que soy el enemigo y nada más. Paula quiso volver por su cuenta a la florería porque así se distrae y hasta de eso me culpa Ana. Escuché que peleaban sobre el tema.

-Paula es feliz- comento al verla sentarse y pedirse un café después de la bronca.

-Trabajando en una florería para recuperar un dinero que le robaron- responde Ana bien irónica.

-Ya sé que lo que hizo mi cuñado es una mierda, pero gracias a eso nos conocimos y formamos una familia linda acá con las chicas- afirmo.

-No me gustas Martina, odio que jueguen con mi hija- asegura Ana.

-¿Jugar? Me estás cargando. Amo a Paula- le aclaro.

-Como amabas a Felipe, a Lena, a una larga lista de amantes, o a esa chica Emília en la escuela- acusa Ana.

-Disculpame pero, ¿me estuviste investigando?- alucino con sus acusaciones.

-Se quien sos, se de tu verdadera familia. Tu hermana está en la cárcel y protege a los demás sospechosos de la estafa ¿Por qué mejor no te alejas de ella?- propone.

-Por qué mejor no piensa en apoyar a su hija, es lo que una verdadera madre haría- reprocho levantándome de la mesa, no se puede dialogar con esta mujer.

Lo quiera o no me afecta lo que anda diciendo Ana de mi, pero como dice Paula hago hasta lo imposible porque no se meta en mi cabeza, a lo mejor se aburre de no ver los frutos y se va a su mundo perfecto con su marido inexistente que no da la cara después de haber visto a su hija inconsciente.

-Tenemos que poner un cartel no se aceptan brujas en el local- propone Paula besándome nada más verme y yo la abrazo porque necesito mucho su cariño, su olor.

-¿Por Ana decís? La mina piensa que yo te robo, te exploto y que te voy a destrozar la vida. No creo que se vaya por ahora- comento.

-Ignórala por favor- ruega Paula jugando con mi pelo.

-Estás hermosa- aseguro mirándola a los ojos, lo cerca que estuve de perderla.

-¿Podemos festejar ya que vivimos juntas? Quiero presumir de novia- recuerda Paula.

-Está noche nos vamos de boliche con las chicas pero te estaré vigilando- acepto.

-Me encanta que me vigiles, y que me cuides y que me beses. Estar con vos, tiene que estar dentro de las maravillas del mundo- confiesa Paula besando mi frente con una ternura, creo que me voy a desmayar.

-¿Que le pusiste al café esta mañana?- pregunto entre extrañada y ruborizada.

-Le puse ganas de vos, ganas de vivir un montón de cosas. Que te parece si viajamos, en un par de semanas, tengo ahorrada una plata del trabajo con las modelos- propone Paula.

-¿Estás loca?, ¿donde vamos a ir?- me toma por sorpresa su propuesta.

-Cualquier sitio pero con vos- sostiene Paula.

-Umm no sé, Paris tiene buena pinta. Podría comerte entera en cualquier balcón- la seduzco.

-¿Sabes que puedo imaginarlo?- se excita Paula mojándose los labios.

-Chicas esta noche nos reunimos, ahí les va la ubicación- mando un audio por wathsapp mientras sigo provocando a Paula solo con la mirada.

-Re buena idea, pintó boliche- contesta Inés de una.

-Noche de mujeres, por fin. Lo necesitaba- asegura Luján.

-Gracias por avisar, así cancelo los viajes de la noche- afirma Clara.

-Me encanta, extraño bailar juntas. Y Pau te quiero un montón amiga- responde Caro.

-Perfecto, tenemos que celebrar y razones hay muchas. También te quiero mucho Paula. Nos diste un susto bárbaro- menciona a Romina.

-Chicas, paren me van a emocionar y todo- contesta Paula tomando mi teléfono para grabarse.

-¿Estás chapando con Martina?- bromea Caro.

-Estoy feliz de estar de vuelta- asegura Paula buscando mis ojos con cierta complicidad.

La veo arreglarse frente al espejo embobada, o más bien babeandome, lo potra que es, ese pelo, con o sin maquillaje, es todo lo que está bien. Desde que salió del hospital está más feliz que nunca, sonríe, canta todo el tiempo, me gusta verla así, observarla, disfrutar cada segundo, enamórame más todavía, hasta parecerme increíble, la suerte que tengo que de todas las mujeres en el mundo tuviese que perder la cabeza por mi.

-Ahora brindemos por la más linda de la noche, por Paula- propongo ya en el boliche, delante de mis amigas. Sosteniendo su mano y olvidándome por un momento de todo lo demás.

-Tampoco te vengas muy arriba Martu, yo con diez años menos era una modelo- se queja Clara en broma.

-Todas somos hermosas chicas, pero para Martina Paula está en otro nivel de belleza, porque así la ven sus ojos, con amor, pero no el amor de una amiga, amor de querer comerle la boca todo el rato ¿me entienden?- explica Caro.

-Si amor, creo que todas entendemos- sonríe Paula.

Nos pasamos toda la noche bebiendo y bailando, de joda, haciéndonos fotos, apostando por ver a quien se le acerca el primer pibe como si estuviéramos de vuelta en el secundario. Terminamos la fiesta en casa de Lu y Pedro quiere matarnos porque nos mandamos un terrible karaoke a las cuatro de la mañana, pero es que no tenemos cómo acabar. Sigo a Paula hasta la terraza cuando veo que se aleja y me siento con ella.

-Mi padre es un corrupto Mar y hace cosas muy feas. Por eso no me gusta hablar de eso-confiesa Paula encendiendo un cigarrillo.

-Por eso te alejaste de la familia- ahora lo entiendo.

-Yo siempre fui la rebelde, intenté putearlo todas las veces que pude. Me cansé, cuando quedé embarazada, no quería que Roma creciera allí. Al principio mi madre me ayudaba con dinero, luego le pedí que por favor parara porque quería controlar mi vida- explica Paula.

-Sos muy valiente amor- reaccionó abrazándola.

Gracias por la ayuda mio-yui

Continuará...

Vos sos el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora