Delegada y secretaria

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POV Martina

Roma me ha pedido que sea delegada de clases y no he sabido negarme pero menudo lío, ahora tengo a Paula celosa porque no sé lo pidió a ella, y un viaje de fin de curso que organizar y al que debo asistir como principal responsable, encima la otra candidata era Clara y no acepta haber perdido, cree que la he traicionado, todos sabemos lo trágica que puede llegar a ser pero quizás tiene razón y era su oportunidad para que Sebas estuviera orgulloso y más cerca de ella y yo me lo he cargado, ya le he pedido perdón pero no entiende. Va a ser cierto eso que dice Paula que después de una semana tranquila siempre viene una movidita entre nosotras, lo bueno es que todo lo demás se ha calmado y aunque aún no se realiza el juicio se que nada nos va a separar y seguiremos juntas en esto, como una gran familia. El terror que le tenía yo a esa palabra, pero ahora me hace más fuerte y se que no importa el pasado, tengo la oportunidad de un gran presente y del mejor de los futuros si me lo propongo. Además de que no estoy sola.

-En que le puedo servir delegada- bromea Paula, hace dos días que no viene a dormir a casa y he tenido que venir a buscarla.

-¿Te parece gracioso? Solo quería ayudar- la miro con ganas de matarla pero en realidad estoy tan enamorada que es imposible.

-Ya lo sé, también sé todo lo que odias la responsabilidad, y todo el mundo ese del colegio y solo aceptaste porque quieres mucho a Roma, así que gracias- reacciona Paula dejándome más tranquila

-¿Entonces no estás molesta?- pregunto.

-Claro que no, estuve fuera un par de días por eso no has sabido de mí- contesta Paula.

-¿Y era mucha molestia que me contestaras el puto teléfono?- me quejo.

-Perdón, mi madre se puso mal. Todo el tema con mi familia es complicado- confiesa Paula

-Te hubiera acompañado- esto es algo nuevo no sé qué decir.

-También lo sé, y cuando esté lista para hablar, te lo cuento todo. Ven entra y cuéntame para que has venido- acepta Paula tomando mi mano y haciéndome pasar.

-¿Estás bien?- acaricio su rostro veo algo de tristeza pero cuando esté lista ya me dirá.

-Ahora que estoy con vos, mucho mejor- afirma Paula abrazándome.

-¿Me ayudas con lo del viaje de fin de curso?- cambio de tema para no presionarla.

-Me estás pidiendo que sea tu secretaria, eso sería rebajarme, pero escucho ofertas- sonríe Paula, esa sonrisa me tiene loca por ella.

-Te doy lo que sea- aseguro acorralándola.

-Me gusta esa frase- presume Paula llevándome hasta su habitación, nunca lo habíamos echo en su casa.

Quitarle la ropa me da más trabajo de lo normal, y Paula se divierte porque así es ella, le encanta meterse conmigo, pero termina echándome una mano, me gusta más cuando se pone pollera que el pantalón ajustado, debo confesar, aunque todo le queda igual de sexy, una cosa más práctica que la otra. La empujo hasta que cae en la cama y entonces escucho un ruido y veo a Roma que casi se parte la cara con la puerta al momento de interrumpirnos.

-Lo siento- se disculpa la adolescente más avergonzada que nosotras.

-Estaba tratando de convencer a tu madre para que viniera conmigo a la agencia de viajes- trato de disimular.

-No me tienen que explicar, ya soy grande- afirma Roma.

-¿Crees que no se da cuenta que estábamos por coger?- me pregunta Paula y quiero matarla por ser tan directa, quiero que Roma me vea como una amiga y no como la mina que se coge a su mamá. Le tiro una almohada.

-A la próxima cierren la puerta- se divierte Roma.

-Es que Martina se desespera amor- relaja Paula.

-Deja de culparme y vístete, que se nos hace tarde- le ordeno.

-Ese no era el trato- niega Paula.

-A la noche te pago- le guiño un ojo.

-Se de lo que están hablando- advierte Roma.

Consigo que Paula me ayude para que los chicos tengan su merecido premio de fin de curso, y así se distrae un poco, no tengo idea alguna de su familia, ahora apenas me estoy dando cuenta, que ella sabe todo de mi, se ha bancado mis problemas y yo ni siquiera sé por qué no tiene relaciones con sus padres, Roma un día me contó que sus abuelos tienen mucha plata pero que Paula renunció a todo eso y ni siquiera ella conoce el motivo. Así como a mi me tomó tiempo, asumo que Paula llegará a contarme y lo enfrentaremos juntas porque es el único modo de vencer.

-Te tengo una sorpresa- le cuento después de atender un llamada.

-Ilumíname- responde Paula.

-Tengo que tocar en un hotel para un amigo, es una inauguración, y en agradecimiento me ha concedido una habitación, ¿que dices?- le informo.

-¿Alguna vez me harás un propuesta que no sea indecente?- pregunta Paula besándome en la mejilla.

-Solo quiero estar a solas con mi novia- reitero apretando su trasero como a mi me gusta.

-No tengo como negarme- menciona Paula comiéndome la boca.

Adoro que sea mi asistente en las fiestas, que baile con mi música, que me dedique todas las sonrisas del mundo, que apague el teléfono para prestarme atención y pose conmigo para nuestros selfies, de lo único que me arrepiento es de que no haya llegado antes a mi vida, desde luego todo hubiera sido muy sencillo con ella de mi lado. Me inspira tanto que me siento invencible con un pequeño detalle, como el roce de su mano. La fiesta termina bastante tarde, la veo bostezar más de una vez y me da tanta ternura. Llegamos a la habitación y cuando quiero darme cuenta ya se ha quitado la ropa.

-Por si tenías algún problema con la ropa otra vez- sonríe Paula.

-Podemos solo dormir si quieres- alego contando con su evidente cansancio.

-Dos horas de sueño no me vendrían mal- acepta Paula, la conozco demasiado, luce tan agotada, no sé lo que habrá pasado estos dos días.

Me quito la ropa también y nos acostamos así desnudas, ella hunde su rostro en mi cuello y se queda profundamente dormida en cuestión de segundos, yo me quedo despierta un poco más, observándola como tantas veces ella me ha observado a mi cuando creía que no le miraba.

Continuará...

Vos sos el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora