Creer en ella

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POV Martina

Que se fuera sin decir una palabra y me dejara esperando por lo menos unas dos horas aunque ese no era el plan, no se lo perdono en la vida. No entiendo que era más importante que nuestra reconciliación y no lo quiero saber. Era mi cumpleaños, y solo quería pasarlo con ella, que tan difícil es de entender. Que terminé jodida, durmiendo sola, haciéndome mil reproches, y reprochándole a su sombra unos cuantos más. La rabia que siento al encontrármela en el local por la mañana es aún mayor, porque si al menos la hubieran secuestrado, que mierda estoy diciendo, pero no, está puntual, con las flores, como no estuvo conmigo y quiero lanzarle unas cuantas rosas a la cara, o ponerme a estrellar vasos en la cafetería, pero yo no soy así y tal ves debería volverme a casa pero no le voy a dar el gusto de verme mal, nadie como yo para fingir que está todo bien cuando estoy rodando cuesta abajo y sin frenos aparentemente. Que le cuesta al menos hablarme, inventarse cualquier excusa tonta, aunque termine yo riéndome en su cara, supongo que es eso, se imagina que diga lo que diga no le voy a creer más.

-¿Y esa cara?- pregunta Clara

-Mi cara, acostúmbrate porque no me la pienso cambiar- respondo con mala onda.

-No sabía yo que los treinta y cinco te iban a sentar tan mal, espérate que llegues a mi edad- argumenta Clara sin tomarse muy a pecho mi humor de mierda.

-Veo que soy la última en llegar- supongo.

-Tú novia pelirroja ya estaba aquí a las siete de la mañana, ¿que pasó? ¿la echaste de la cama?- pregunta Clara sospechando que algo pasa.

-Uno, no es mi novia. Dos, no dormimos juntas. Tres, cuanto menos hables de ella mejor- le explico.

-Te recuerdo que hace unas horas estabas pegada como calcomanía en su cuello, y está mañana se apareció con la ropa de ayer, la vi entrar a su casa primero a darse un baño- informa Clara.

-Que no me hables de ella- respondo con mucha ira, encima durmió con alguien más, la muy conchuda, hija de puta, quiero gritarle mucho, pero me controlo y sigo mi camino hacia el despacho, a ver si con tanto pagos, y líos económicos me olvido de este re sentimiento tan profundo que llevo en el pecho, ya no sé que es peor, que me engañe con otra, que me mienta descaradamente, que ya no quiera estar conmigo, son tantas posibilidades y que no me de la cara es lo peor.

Por más que quiera no me concentro, además de que esto no es lo mío aunque lo hubiese estudiado, los números y yo no hacemos liga, nada que ver. Entonces Paula se digna en aparecer, no me animo a mirarla, pero veo que toma la llave de mi escritorio para trancar la puerta y se la coloca en el bolsillo en señal de que no piensa dejarme tranquila hasta que hablemos, enseguida levanto la vista y me encuentro con sus ojos, imposible parecer desafiante pero hago mi mejor intento aunque acabe en fracaso.

-Te va a sonar raro, pero anoche me subí en un coche y lo último que sé es que amanecí en el escalón de mi casa, no me acuerdo de nada- explica Paula algo confusa sobre sus propias palabras.

-Suena a cine de barrio, pero tranquila que no tiene importancia- respondo con seriedad absoluta, que sepa que no va a jugar conmigo.

-Que decís Martina, ¿en serio vas a jugar a que no te importo?- pregunta Paula alterada.

-Vos me importas, y por el cariño que se que te tengo es mejor que no me sigas explicando- le ruego que pare porque no me siento preparada o no sé cómo mierda me siento, pero no estoy bien.

-¿Cariño? Sabes por donde te podes meter tu cariño- grita Paula moviendo mi silla quedándonos cara a cara. Creo que no entiende mi actitud, hubiera preferido los reproches a la indiferencia.

-Por donde mismo te podes meter vos tus chanchullos de mierda- la enfrento sin dejarme vencer por la cercanía.

-Esa boca señorita Rivero- reta Paula acercándose.

-Como me beses te vas a arrepentir- le advierto, es evidente que no puedo con la tensión y me se de sobra sus intenciones.

-Sabes perfectamente que no te miento, que estaba deseando escaparme con vos, y que maldigo la hora en la que me subí a ese puto coche. Y que me gustaría mandarte a la mierda ahora mismo por no creerme pero es que me muero por comerte esos labios que tenes- insiste Paula rozando mi nariz y yo no puedo moverme porque estoy casi segura que mi cuerpo no me haría caso y de una se lanzaría.

A punto está de besarme y hacérmelo en el escritorio cuando toca la puerta Luján, ella me pide con un gesto que me calle pero no pienso hacérselo fácil.

-Estamos acá, decile a Paula que te abra que está jugando a las escondidas- la delato porque no voy a caer tan fácilmente en sus encantos.

-Venga boluda abrime que es urgente- ordena Luján y a Paula no le queda más remedio que ceder.

-Salvada por la campana- menciona Paula abriendo la puerta.

-Cuidado con seguir jugando a los policías, no vaya a ser que amanezcas un día de estos en Hon Kong- me burlo aunque en realidad estoy preocupada por ella. Paula nada más oírme me enseña su dedo corazón.

-¿Y eso?- investiga Luján.

-Nada que ayer nos íbamos a ir juntas y me dejó plantada, para justificarse me inventa cualquier cosa y todo porque no me perdona la discusión que tuvimos- le explico a mi amiga.

-Paula nunca te dejaría plantada, ¿lo sabes no?- asegura Luján.

Dejo a Luján con la palabra en la boca para irme tras Paula pero ha dejado a Caro en la florería. Si le llegara a pasar algo me muero. Recuerdo que a Diego casi lo matan y no me puedo creer que he sido tan estúpida y fría con ella.

Continuará....

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