Izuku como hombre lobo tiene muchas buenas cualidades, sin embargo, se le da pésimo ocultar sus emociones ya que su cola lo delata cada vez.
Pero no puede evitar mantenerse cerca de aquel vampiro que lo hace tan feliz.
✩⡱Los personajes de Boku no He...
Katsuki ya comienza a sentir sueño, por lo que al terminar de asearse se dirige a su habitación para una merecida noche de descanso. Ahora que su gemelo no está puede dormirse a las ocho y media sin oír ningún comentario burlón, aunque es consciente de que es extraño que un lobo se duerma tan temprano.
Su olfato no fue capaz de captarlo, así que cuando se sienta y toca con su mano algo extraño en su cama no puede evitar sobresaltarse. Ochako está ahí, durmiendo profundamente con la almohada de Bakugo entre sus brazos.
Gruñe por la invasión a su espacio personal y sabe perfectamente quién es la responsable de que la loba castaña esté en aquel lugar. Abandona su habitación a paso rápido, baja un poco las escaleras y cuando divisa a su madre comienza con sus quejas.
-¿¡POR QUÉ ESTÁ OCHAKO EN MI HABITACIÓN!?- pregunta en voz alta, alterado. -¿¡ACASO NO FUISTE TÚ QUIÉN LA DEJÓ EMBARAZADA!?- responde Mitsuki, levantándose del sofá, señalando al joven. -¡YA TE DIJE NO SON MIS CACHORROS!- repite llevando sus manos a su cabello, jalándolo un poco. -¡ELLA PUEDE DORMIR EN SU PROPIA CASA!- -¡TÚ TE OFRECISTE A CUIDARLA!- la mujer golpea la cabeza de su hijo una vez lo tiene en frente, haciéndolo quedarse callado. -¡DE SEGURO LA DESPERTASTE, VE Y DISCÚLPATE!-
El menor de los Bakugo vuelve a la segunda planta de la residencia, con las orejas bajas y la cola entre las piernas, aunque su expresión corporal cambia una vez entra a su cuarto. Uraraka ahora está sentada en la cama, con cara de sueño, es obvio que no está completamente despierta.
-Oi, Mochi- -¿¡Mochi!?- Ochako tiene una mezcla de vergüenza y sorpresa. El sueño ahora ha sido espantado de su ser. -Tengo que llamar a mi mujer de alguna forma- bufa el rubio, sentándose a su lado, sin mirarla. -No soy tu mujer- aclara con rapidez. -Me estoy haciendo cargo de los cachorros cómo el macho alfa de ésta manada, y cómo tú eres la madre de los cachorros eso te hace mi mujer- la castaña alza una ceja, sin convencerse por las palabras del lobo blanco.
Obviamente ha tenido una atracción por Bakugo desde el día en que lo conoció y ha hecho todo lo posible por mantenerse junto a él, sin embargo, no le gusta el hecho de que tenga que pertenecerle a alguien ahora que está embarazada. Además, sabe que hay otro monstruo que ocupa los pensamientos del lobo blanco, por lo que se atreve a preguntar.
-¿Entonces qué pasa con Kirishima?- divaga entre el pensamiento del pelirrojo y el hecho de que Katsuki recuerda su comida favorita. -Eijirou es mi hombre, ¿Tienes algún problema con eso?- se coloca a la defensiva, con el pelo un poco erizado. Todavía no está acostumbrado a que sepan de su relación con el dragón. -No, ninguno- ella sonríe, llevando su mano al pequeño bulto que ya se nota en su zona abdominal. Ya son once semanas. -Estoy un poco feliz... Y los cachorros también-
Katsuki sonríe de lado, tratando muy pobremente de evitar que la loba castaña se dé cuenta de que él también se encuentra feliz con los próximos integrantes de la familia.
-Para la próxima deberíamos invitarlo a dormir- piensa en voz alta, haciendo que el rubio cambie de expresión. -Estás tomando muchas confianzas, cara redonda- gruñe suave, negándose a aceptar que es una buena idea. -Si es por tus padres, pueden verse en mi casa, así no nos sentiríamos tan solos- indica, mirando su vientre. Una parte de ella quiere que Bakugo lo acaricie, aunque eso ya es pedir demasiado.
El sueño termina por ganarles en plena conversación, y aunque al principio Katsuki no quería dormir junto a Ochako —cosa extraña puesto que ya lo había hecho antes— termina haciendo de almohada para ella, demostrando ese lado afectivo que suele ocultar.
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