3. Steph

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PDV LOUIS.

Ayer, como ya sabía, llegué antes que Marcus a casa, pero lo bueno es que no llegó ni tarde ni borracho, y trajo queso.
Cenamos viendo la tele y hablando un poco de nuestro día, aunque no le conté que fui a Street Park con Thomas.
Hoy era sábado por fin, y había decidido ir a ver a mis padres y pasar el día con ellos.
Tenía muchas cosas que hablar con mi madre.
Marcus se encontraba durmiendo todavía, así que me duché y me arreglé sin hacer ruido, aunque creo que estaba medio despierto, ya que le oí bostezar.
- ¿Louis?
Entro en la habitación, viéndole medio dormido.
- No quería despertarte.
- No lo has hecho- dice sonriendo, incorporándose un poco y apoyando su espalda en el cabecero de la cama- ¿ya te vas?
- Sí, seguramente esté aquí para cenar.
Asiente, estirándose y levantándose.
- Yo pasaré el día en casa, así que llegues a la hora que llegues aquí estaré.
Sonrío ampliamente, enroscando mis manos en su nuca, atrayéndole hacia mis labios, besándole.
Marcus abraza mi cintura, correspondiéndome gustosamente.
- Esta noche no te me escapas- susurra en mis labios.
Sonrío, asintiendo.
Me da un último beso, separándose de mí.
- Dales recuerdos a tus padres.
Asiento, despidiéndome de él.
Según entro en el coche pongo algo de música, ya que tenía casi una hora de viaje.
Mis padres no sabían que iba, quería que fuese una sorpresa. Hacía mucho que no les veía.
Además, el tema de Harry me había dejado preocupado.
Si es verdad que fue a ver a mi madre, me parecía mal que no me lo hubiese dicho, ya que Harry no se presentaría a mi casa después de todo si no fuese importante.
También tenía pensado ir a ver antes a Becca, ya que hoy trabajaba, y así charlábamos.
La canción Wolves comienza a sonar, y mi mente deja de pensar, empezando a cantar.

***

Según llego aparco cerca de casa, ya que después para volver me vendría mejor.
Me dirijo hacia el bar, algo nervioso y contento, ya que tenía muchas ganas de abrazar a Becca.
Según entro diviso que no hay mucha gente, la mayoría desayunando, y diviso a Becca hablando con una camarera que no conocía.
- Señorita- digo a sus espaldas.
Ésta se gira, abriendo los ojos.
- ¡Lou!- exclama, abrazándome.
Río, correspondiéndola.
La otra chica se aleja, dejándonos solos.
- No me dijiste nada ayer- dice separándose.
- Ni yo mismo sabía que iba a venir. Lo decidí anoche.
- Cuánto me alegro de verte- dice cogiendo min mano y dirigiéndonos hacia una mesa, sentándonos.
- Yo igual- digo mirando su mano cogida de la mía.
- ¿Qué te pasa?- pregunta, llamando mi atención.
- Nada, ¿por?- digo sonriendo levemente.
- Louis, no me mientas- dice posando su otra mano encima de la mía- puedes contarme cualquier cosa.
Suspiro, retirando mi mano de las suyas y pasándola por mi pelo.
- Ayer me encontré con Harry.
- ¿Cómo Harry?
- Becca, con Harry, mi Harry- digo recalcándolo.
Ésta abre los ojos, tapándose la boca.
- ¿Dónde?
- En un bar. Estaba muy cambiado... dijo que fue a casa de mis padres para decirme algo importante.
Becca mira hacia el frente, frunciendo el ceño, pensativa.
- Harry vino aquí- murmura, mirándome.
La miro sorprendido, sin esperarme aquello.
- ¿Cuándo?- susurro.
- A los meses de irte tú. Venía buscándote, pero le dije que ya no vivías aquí. No quise darle más detalles por si te molestaba- dice seria- estaba raro. Nervioso- recalca- quería decirte algo importante.
- ¿Y no te dijo nada?
Niega con la cabeza.
- Tan solo se marchó.
Asiento, con mal sabor de boca.
¿Qué habría pasado para que Harry me buscara tanto? ¿Por qué ya no vivía aquí? ¿Habría influido eso que no sé en su marcha?
Tenía demasiadas preguntas sin resolver.
- Siento no habértelo dicho. Al principio no quise comentarte nada porque sé lo mal que lo pasaste, y ahora que estabas bien no quería recordarte todo aquello- comenta- y pasado el tiempo se me olvidó.
- No pasa nada- digo sonriéndola levemente- no es culpa tuya.
Becca mira hacia abajo, triste.
Me levanto y me acerco hacia ella, abrazándola.
- Gracias por acordarte- le susurro, a lo que ésta suelta una pequeña carcajada.
- Rebecca, ¿puedes venir?- dice un chico detrás de nosotros.
- Ya voy Liam- responde esta.
Miro al chico, el cual la sonríe antes de alejarse. La miro levantando una ceja, a lo que ésta se ríe.
- Sólo nos acostamos de vez en cuando.
- Ah mira- digo elevando las cejas- eso está bien.
Mi amiga ríe, negando con la cabeza.
- ¿Volverás pronto?
- Espero que sí.
- ¡Ya lo tengo!- grita- el fin de semana que viene no trabajo. Iré el sábado a comer a tu casa, y así conozco de una vez a Marcus.
- Bueno, ya lo hablamos- digo sonriendo, desviando el tema.
Nos volvemos a abrazar, despidiéndonos.

***

Según llego a casa de mis padres llamo el timbre, esperando a que alguien abriese.
Mi madre aparece, abriendo los ojos, sin esperarme.
- ¡Louis!- exclama, abrazándome.
Sonrío, correspondiéndola.
Entramos dentro, encaminándonos hacia el salón.
- ¡Theo!- grita mi madre.
Mi padre sale de la cocina, mirándome sin creerlo.
- Louis- susurra, encaminándose hacia mí, abrazándome fuertemente- mi pequeño hombre.
Río, dejando un beso en su mejilla.
- ¿Cómo estáis?- digo sentándome en el sofá con ellos.
- Pues como siempre, la verdad- responde mi padre.
- ¿No has abierto hoy la tienda?
- He tenido que ir al médico, ya sabes, las típicas revisiones. Después de comer iré para allá, tengo que colocar el pedido.
- ¿Quieres que te acompañe?
- Oh no, no te preocupes, no es mucha cosa.
- Y bueno, cuéntanos, ¿tú qué tal?- interviene mi madre.
- Pues bien. En el trabajo cada día estoy más a gusto.
- ¿Y con Marcus todo bien? Hace mucho que no le vemos.
- Sí, todo genial- sonrío- hoy no se encontraba muy bien, por eso no ha venido.
- Vaya... bueno, espero que en la próxima visita haya suerte-dice mi madre.
- Hoy has tenido suerte, habíamos pensado en hacer pollo asado con pimientos.
- Mmm- digo relamiendo mis labios- hacía tanto que no lo comía.
- Bueno, pues voy a prepararlo- dice mi madre metiéndose en la cocina.
- Entonces en el instituto bien. Y los compañeros, ¿son majos?
- Todos son muy agradables. Tengo un amigo, se llama Thomas. Un día lo traeré a comer.
- Me parece muy buena idea- dice palmeando mi muslo.
Mi madre se acerca con nosotros y mi padre aprovecha para encargarse del pollo.
Era un buen momento para sacar el tema, pero prefería que mi padre no estuviese en casa.
Cuando la comida está mi madre y yo ponemos la mesa, esperando a que mi padre sacara el pollo.
Una vez nos servimos comemos en silencio, hablando de vez en cuando de cosas tontas.
- Estaba buenísimo- digo mientras dejo mi plato en el lavavajillas.
- Me alegro, cielo- responde mi madre sonriendo.
Mi padre se fue hace unos quince minutos, y mientras mi madre y yo nos tomamos un café en el salón, reposando.
- Mamá, quería hablar contigo de algo.
- Claro, dime- dice dejando la taza de café en el platillo.
- ¿Por qué nunca me dijiste que Harry vino a buscarme?
Ésta se queda inmóvil, sin esperarse aquello.
- ¿De dónde sacas eso?- susurra, algo nerviosa.
- Me lo encontré ayer- respondo serio- pero esa no es la pregunta, ¿por qué no me dijiste nada?- digo enfadado.
- No quería que sufrieses- dice con los ojos llorosos.
- Ya soy mayorcito, mamá- digo secamente- ¿Qué quería?
- Oh Louis, ya no importa- susurra.
- ¡Sí importa!- grito, frustrado- sí importa- repito más calmado.
- Vino porque...- hace una pausa- un amigo suyo tuvo un accidente.
- ¿Un accidente?
- Murió.
Me quedo pasmado, analizando sus palabras.
Un amigo...
- ¿Cómo se llamaba?
- No lo recuerdo, Louis.
La miro frunciendo el ceño.
- Louis, ¡de verdad!
Muerdo mi mejilla interiormente, pensando.
- ¿N-No sería, Steph?- susurro, sin saber si estaba preparado para la respuesta.
- Sí... creo que sí- dice dubitativa.
- Oh dios mío- susurro, tapándome la cara.
Noto cómo mis ojos se humedecen.
- Louis...- susurra mi madre posando su mano en mi espalda.
- No- digo apartándola- ¿Cómo pudiste?- digo mientras un par de lágrimas se deslizan por mi mejilla- ¿Cómo pudiste ocultarme algo así?
- Yo no sabía lo importante que sería para ti.
- Claro, tú qué ibas a saber- respondo poniéndome de pie.
- ¿Dónde vas?- dice imitando mi acción.
- Me voy, dile a papá que ya le llamaré- finalizo saliendo de allí, dejando a mi madre llorando.
¿Cómo pudo hacer eso? No tenía ningún derecho a ocultármelo.
Retiro la última lagrima que cae por mi mejilla, entrando en el coche y poniendo rumbo a casa.

Adore youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora