31. Bendito dolor

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PDV LOUIS.

Una vez llegamos al restaurante, 15 minutos antes, como de costumbre, nos dirigimos a la mesa que estaba reservada.
- Te dije que era muy pronto, pero como siempre no me haces caso- dice Harry sentándose.
Ruedo los ojos, acomodándome a su lado.
- Lo siento, ¿vale? Sabes que tengo un problema con la puntualidad.
- No es mi problema, Louis.
Llevaba todo el día enfadado, uno de los motivos era el dolor de cabeza y el otro era la comida.
Desde el primer momento que se lo dije no quería venir, de hecho, aceptó por mí, pero seguía diciendo que no pintaba nada, y que no le gustaba estar rodeado de tanta gente con la que no tenía relación.
Éste mira su teléfono, escribiéndose con Linn, y yo tuerzo los labios, molesto.
- ¿Vas a estar así toda la comida?
- Puede- responde, sin dejar de mirar su móvil- total, nadie va a fijarse en mí en esta velada.
- Harry, ya- digo enfadado- son mis padres, ellos te conocen y te tienen aprecio- digo, haciendo que me mirase elevando una ceja- mi padre sí, y con Mark ahora estás mejor, así que no son todos desconocidos. Solo sus padres.
Suspiro, intentando calmarme.
- Fabio estará en la misma situación que tú.
- No me importa- responde secamente.
- Eres imposible- digo rindiéndome.
Veo a mis padres entrar por la puerta, así que me levanto a saludarles.
Mi madre me abraza, preguntándome cómo estaba, y mi padre hace lo mismo, aunque se dirige rápido hacia Harry, el cual se levanta a saludarle.
Mi padre siempre adoró al ojiverde, y ver el cariño que le tenía me hacía muy feliz.
Al momento aparecen los padres de Mark, él y su novio, y empiezan los saludos.
Observo a Harry, incómodo, que se presenta a los padres de mi amigo.
Entiendo que no esté del todo a gusto, pero tampoco es para que se ponga así, y menos conmigo.
Mis padres se sientan enfrente de los de Mark, poniéndose al día, y Mark se posiciona enfrente de mí, con Fabio enfrente de Harry.
El ojiverde aprovecha que estos dos hablan para acercarse hacia mí.
- Perdóname- susurra- tienes razón, no tendría que haberme puesto así contigo. Todo es adaptarse.
Le miro, aún algo triste, y asiento.
- Anda, ven- dice llevando sus manos hacia mis mejillas, besándome.
Cierro los ojos, suspirando en mitad del beso.
- ¿Me perdonas?- susurra en mis labios.
Asiento, mostrando una pequeña sonrisa.
Mark nos observa, gracioso, y Harry se separa de mí, carraspeando.
- No sabía que te habías vuelto tan dócil- dice mi amigo, haciendo que el ojiverde le sonriese cínicamente, sacándole el dedo corazón.
Le retiro la mano rápido antes de que los demás presentes le viesen, sacando una risa de Fabio.
Una vez llega el camarero pedimos nuestra comida, hablando entre todos.
Harry ha hecho buenas migas con Fabio, con el que habla mucho, y yo me dedico a hablar con la madre de Mark, la cual me pregunta por el trabajo y demás.
Según nos traen las bebidas brindamos, bebiendo de nuestras copas de vino.
Observo a Harry, que tiene algo de ojeras y está distraído.
- ¿Te sigue doliendo la cabeza?- le susurro, a lo que asiente.
Muerdo mi mejilla, pensando qué podía hacer para que estuviese mejor.
llevo mi mano hacia su cabello, retirándolo un poco de su frente y tocando su frente. no tenía fiebre.
- Deja de pensar, ya se me pasará- dice tranquilizándome, dejando un beso en mi mejilla.
- Harry, háblanos de ti- dice el padre de Mark sonriendo.
Aguanto la risa, ya que lo último que quería era hablar, y el ojiverde finge una sonrisa, comenzando la conversación con su trabajo.

***

Una vez llegamos al piso me quito los zapatos, dejándolos en la terraza.
Harry se quita la sudadera, sentándose en el sofá, cerrando los ojos.
Me dirijo hacia la cocina, sacando una pastilla y llenando un vaso con agua, dirigiéndome hacia el ojiverde.
Me siento a su lado, dándole la pastilla, la cual se toma, agradeciéndomelo.
- ¿Quieres una bolsa de hielo?
Niega, acariciando mi muslo.
- En un rato se me pasa- susurra, levantándose y metiéndose en el cuarto, quitándose la ropa y poniéndose un pantalón de chándal, regresando.
Se tira en el sofá, poniéndose los brazos en la cabeza.
- ¿Hay algo que pueda hacer para que estés mejor?- digo preocupado. No me gustaba verle así.
Éste ríe, mirándome por unos segundos pícaro, negando con la cabeza.
Sonrío, ya que sabía qué era lo que se le había pasado por la cabeza.
Observo su torso desnudo, y muerdo mi labio automáticamente.
Me siento en sus caderas, acariciando sus pectorales.
Éste se destapa un poco, mirándome de nuevo, esta vez serio.
- Louis, no tienes que hacer esto.
- Métete en la cabeza que si lo hago es porque quiero, al igual que cuando yo quiero y tu accedes es porque también quieres. Nunca nos hemos obligado a nada, nosotros no.
Harry me mira fijamente, sonriendo.
Acerco mi rostro al suyo, besándole.
El ojiverde me dice que me quite la camisa, lo cual hago gustosamente, volviendo a atacar sus dulces labios.
Éste lleva su mano hacia mi nuca, mientras que con la otra se masajea su erección por encima del pantalón.
- Espera- jadeo, levantándome y quitándome el pantalón.
Harry me observa atento a todos mis movimientos, así que decido jugar un poco.
Me paseo por delante de él, llevando mis manos hacia mis calzoncillos, jugueteando con la goma, sin bajarlos.
Éste se reincorpora, apoyándose en el sofá con los codos, con la boca entreabierta.
Muerdo mi labio inferior, mirándole.
- ¿Quieres que me los quite?
Asiente con la cabeza, con los ojos brillantes.
Me giro, ya que sabía que su punto débil era mi trasero, y comienzo a deslizar el boxer por mis muslos, agachándome lentamente, de tal forma que mi culo quedaba cerca de su rostro.
Oigo un pequeño gemido por parte del ojiverde, que hace que sonría.
- No te gires- murmura con la voz ronca, y oigo que se mueve, pero no sé qué ha hecho.
De repente sus manos se posan en mis caderas, echándome un poco hacia atrás.
Siento algo húmedo en mi nalga, lo que hace que dé un respingo.
Harry besa cada centímetro de mi piel, mordisqueando de vez en cuando, poniéndome duro.
Cierro los ojos, y siento su mano en mi pene, el cual empieza a masturbar.
- Ah, Harry- gimo, mientras éste sigue mordisqueando mis nalgas.
Mi cuerpo se mece con su mano, facilitando el trabajo.
- Ne-Necesito que me beses- jadeo.
Éste me gira, quedando enfrente de mi erección, la cual mira.
- ¿Aquí te vale?- susurra, masajeando de nuevo mi miembro.
Asiento, tragando saliva, seco, y éste sonríe introduciéndola en su boca.
- Mierda- gimo, llevando mis manos hacia su cabello, despeinándolo.
Observo la erección de Harry, la cual se encontraba al descubierto. Le necesitaba dentro de mí.
Saco mi miembro de su boca, y me siento en su regazo, besándole salvajemente.
Éste lleva las manos a mi trasero y lo aprieta, mordiendo mi labio inferior.
Agarro su erección y la llevo a mi entrada, introduciéndola.
Jadeamos fuerte, debido a la poca lubricación.
- Lo-Louis, el condón- susurra.
- No pasa nada- respondo, meciéndome despacio.
Harry asiente, desorientado, besando mi cuello.
- Estoy muy caliente- murmuro, haciendo que éste me mirase.
- ¿Qué quieres? Dímelo y lo haré- susurra en mi oído.
- Quiero que me lo hagas a cuatro- jadeo, sin dejar de mecerme en su miembro.
- Nu-Nunca lo hemos hecho así. Pensaba que no te gustaba.
- Me ha dado morbo que me tocases sin verte- respondo, agarrándome a sus hombros- quiero que me folles sin verte.
- Joder, Louis- jadea, mordiendo mi hombro.
Saco su miembro erecto de mi interior, poniéndome a cuatro en el sofá.
- Mierda, vas a matarme- jadea mirando mi trasero- jamás imaginé que te vería así de expuesto.
El ojiverde pasea sus manos por mis caderas y mis nalgas, apretándolas.
Gimo, cerrando los ojos.
- Vamos- murmuro.
Noto a Harry subirse al sofá, pasando sus dedos húmedos por mi entrada.
A los pocos segundos introduce su pene, agarrando fuerte mis caderas.
Éste se mece rápido, haciendo que los muelles del sofá sonaran, pero no me importaba lo más mínimo.
El ojiverde me penetraba una y otra vez, sin parar, y noto que se inclina, ya que comienza a morder mi espalda baja, haciéndome gemir aún más.
- Louis- jadea, llevando su mano derecha a mi erección, masturbándola.
Lamo mis labios, agachando mi cabeza.
Esto era la gloria.
Harry suelta mi erección, volviendo a agarrar mis caderas, profundizando las embestidas.
Giro el rostro, viéndole por el rabillo del ojo, y se encontraba con la espalda estirada, penetrándome sin control.
- Harry- gimo, apretando la tela del sofá entre mis puños, sudando.
Notaba que el orgasmo estaba cerca, así que le pido que masturbe mi erección, lo que hace, llevándome a la locura.
Pasados unos dos minutos aproximadamente me corro en la mano del ojiverde, jadeando.
Harry sigue penetrándome, sin soltar mis caderas y jadeando en voz baja.
- ¡Louis!- exclama, corriéndose en mi interior, haciendo que gimiese de placer.
Éste deja caer su cuerpo encima del mío, despacio para no aplastarme, y respira agitadamente, besando mi espalda.
- Mierda- jadea- ha sido-
- Increíble- digo por él.
Éste sale de mi interior, acariciando mi trasero.
- Deberías ducharte- sugiere sofocado, sentándose.
- Claro, y tú no- carcajeo, intentando calmar mi respiración.
Harry limpia su mano con un pañuelo, apoyando la cabeza en el sofá.
- Tienes que dejar de sorprenderme de esta manera, un día vas a matarme.
Sonrío, secando mi sudor.
- Tenemos que hacerlo así más veces- propongo, a lo que éste me mira, interrogante.
- ¿Quién eres y qué has hecho con mi Louis?- susurra.
- Soy el mismo, solo que más abierto de mente- digo dejando un beso en sus labios.
- No solo de mente- dice, haciendo que le de un pequeño golpe, haciéndole reír.
- ¿Me acompañas a la ducha?- ronroneo.
- Si quieres matarme dímelo.
Río, lamiendo mis labios.
Éste se levanta, cargándome en brazos, sorprendiéndome.
- A ver qué postura me propones ahora- dice metiéndonos en el baño.
Carcajeo, enredando mis brazos en su nuca, besándole.

Adore youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora