13. Mentiras

216 12 1
                                    

PDV LOUIS

- Buenos días- dice Marcus dejando un beso en mi mejilla.
Sonrío, sin ganas, terminándome el zumo.
Anoche fui despertado por Marcus a las 3 de la mañana, el cual regresó sin ni siquiera poder guiarse. Me hice el dormido, rezando para que no quisiera sexo, y por suerte cayó rendido en cuanto pisó el cuarto.
- Luego iré a comprar, ¿quieres acompañarme?
Niego con la cabeza, dejando mi taza de desayuno en el lavavajillas.
- Tengo que ponerme al día con las clases. Prepararé el temario para el lunes.
Asiente, metiéndose en el baño.
Suspiro, sacando mi ordenador y los libros y encendiéndolo, colocándome en el escritorio del comedor.
Mi móvil comienza a vibrar.
Director.
Me levanto rápido, dirigiéndome hacia la cocina, cerrando la puerta.
- ¿Harry?- susurro.
- Louis, ¿Cómo estás?
Sonrío, echaba de menos su voz.
- Algo mejor.
- Tu amiga me contó todo. Tienes que salir de ahí cuanto antes.
- Harry, no puedo- sigo susurrando, pendiente de que Marcus no apareciese- lo tengo todo controlado.
-Y una mierda, Louis- dice enfadado- No voy a permitir que sigas viviendo con él.
- Harry, por favor- le ruego, intentando calmarle.
- Quiero verte. Hoy.
- Marcus no va a dejarme salir.
Oigo cómo Harry murmura algo, enfadado, y suspira, frustrado.
- Por favor, Louis.
- Lo intentaré, pero no te prometo nada.
- ¿A las 6 en el bar?
Asiento.
- Ya hablamos- susurro, colgando.
- ¿Con quién hablabas?- dice Marcus detrás de mí, asustándome.
- Con Thomas- suelto, sin pensarlo- quería que quedáramos esta tarde para tomar algo.
Éste se lame los labios, saliendo de la cocina.
Voy detrás de él, observándole.
- Ese chico te llama mucho, ¿no?- dice cogiendo la cartera y las llaves.
- Bueno, nos llevamos bien, y ahora que va a ser padre está muy feliz, y necesita ayuda y consejos, aunque claro, yo muchos no puedo darle- bromeo, recalcando que iba a ser padre para que Marcus viese que no estaba interesado en mí.
Éste relaja las facciones, mostrando una pequeña sonrisa.
- Bueno, puedes salir con él a tomar algo si quieres.
Sonrío ampliamente, agradeciéndole.
- Voy con vosotros, así le conozco también- dice abriendo la puerta, y mi sonrisa es borrada inmediatamente, haciendo que mis nervios apareciesen.
- ¿No decías que confiabas en mí?
- ¿Querer conocer a tu compañero significa que no lo haga?- dice cruzándose de brazos.
- Nunca antes te habías interesado.
- No quiero discutir, Louis. Ve solo si quieres, no me importa- escupe desinteresado- mientras no hables de cosas que no tienes que hablar todo está bien- finaliza, saliendo del apartamento.
Sonrío, volviendo a mi asiento, poniéndome con el temario.

***

Cuando Marcus llegó hice la comida, mientras éste ponía la mesa y veía la tele.
Me sorprendió su cambio de comportamiento, ya que llevaba todo el día comportándose como si no hubiese pasado nada entre nosotros. Como si todo siguiese igual.
Después de comer Marcus se echó a dormir un poco, y yo aproveché para ducharme y vestirme, nervioso, ya que no quería que Marcus sospechara nada.
- ¿Ya te vas?- dice éste saliendo del cuarto, somnoliento.
- Sí, hemos quedado a las 6.
Asiente, tirándose en el sofá.
- A las 8 te quiero aquí.
- ¿No saldrás?- pregunto, ignorando su orden.
- No, hoy no- responde sin mirarme- a las 8, Louis- repite- si no quieres problemas.
Asiento, ingenuo de mí, ya que en el fondo seguía siendo el mismo loco.
Salgo de casa y me meto en el coche, saliendo de allí.
Una vez llego aparco el coche, encaminándome hacia el bar.
Llego pronto, como de costumbre, y me pido un café con leche.
- Ya se te echaba de menos por aquí- dice el camarero sonriente.
- Sí, bueno, no soy de la zona.
- Ya me dijo Hache que eres amigo suyo.
Amigo...
El camarero es llamado por una chica, la cual va a atender, y aprovecho para coger mi café y salir a la terraza de fuera ya que hacía un tiempo estupendo.
Según me siento diviso a Harry de lejos.
Llevaba unos pantalones ajustados y una camiseta rosa de manga corta.
Tan guapo como siempre.
Según me ve una sonrisa parece por sus labios, y me levanto, a la espera de su llegada.
Nada más acercarse tira de mi brazo, abrazándome fuerte.
Mi corazón va a mil por hora, y le correspondo, cerrando los ojos.
- ¿Cómo estás?- susurra en mi oído.
- Ahora mejor- respondo separándome de él.
Nos sentamos, y Harry aprovecha para meterse un chicle en la boca.
- Me alegra que hayas podido venir.
- Sí, me ha dejado venir.
Harry ríe roncamente, negando con la cabeza.
- ¿Te das cuenta lo ridículo que suena eso? No eres de su propiedad para que decida lo que puedes y no puedes hacer.
- Según él sí lo soy- susurro.
- Por cada cosa nueva que me dices más ganas tengo de matarle.
Suspiro, descansando mi mano encima de la suya, y éste me mira, poniendo su dedo índice encima del mío.
- Louis, por favor, sal de ahí- ruega, mirándome apenado.
- Sólo necesito tiempo, Harry. Ahora no puedo irme.
Este agacha la mirada, rendido, y yo tan solo tengo ganas de abrazarle y no soltarle nunca.
Le necesito.
- Cuenta conmigo, para lo que sea. De verdad.
- Me lo dices siempre- carcajeo.
- Y lo seguiré haciendo, para que lo sepas- dice apoyando su espalda en la silla, separando su mano de la mía.
- ¿Por qué lo arruinaste?- suelto, maldiciendo, sin saber por qué había dicho eso.
Harry me mira, serio, lamiendo sus labios.
- Ha pasado mucho tiempo, Louis.
- Me da igual. Necesito saber por qué jugaste conmigo.
- No jugué contigo- dice sin pensarlo- te quería, más que a nada- dice algo alterado.
- Ya- respondo, riendo sin ganas- por eso me engañaste y me trataste mal aquel día cuando fui a tu casa y estabas con el tío ese.
- Ese tío era solo un amigo, Louis- dice más calmado- solo fingió.
Frunzo el ceño, sin comprender.
- ¿Por qué?
- No era bueno para ti. Fin de la historia.
- Eso no lo decidías tú- susurro.
- ¡Bueno, ya!- exclama, sobresaltándome- me arrepiento cada día de mi vida, pero ya no hay marcha atrás.
Muerdo mi labio, agachando la mirada, aguantando las lágrimas.
- Lo siento- susurra.
Niego con la cabeza, mirándole.
- Siento haber sacado el tema. Ya no importa- digo sonriendo débilmente.
Nos quedamos en silencio, yo mirando sus brazos tatuados y él simplemente mirando hacia la nada.
Miro mi reloj. Casi las 7. Aún me quedaba algo de tiempo.
- ¿Tienes prisa?
- Tengo que estar a las 8 en casa.
Harry frunce el ceño, conteniéndose.
- ¿Qué tal tú trabajo?- pregunto cambiando de tema.
Éste eleva su ceja derecha, cruzándose de brazos.
- ¿De verdad te interesa?
- Que odie lo que haces no significa que no me importe- respondo encogiéndome de hombros.
- Anoche fui a una fiesta a vender. Sacamos mucho dinero.
- Qué orgullo vender droga a chavales- digo irónico.
- No eran chavales, Louis. Eran adultos pijos sin nada mejor para pasar el rato que un poco de droga y desfase.
- Aun así no está bien.
- ¿Nunca has tomado drogas, Louis?- pregunta sonriendo.
- Sabes de sobra que no- respondo ofendido ante su pregunta.
- ¿Y tu novio?
- Solo bebe.
Éste asiente, indiferente.
- Debería de irme ya- digo levantándome.
Harry imita mi acción, tirando su chicle a una papelera.
- Nunca te había visto comer chicle.
- Ya, bueno, son para la ansiedad. Estoy intentando dejar de fumar.
Abro los ojos, sorprendido.
- Ya era hora que tomases una decisión acertada- sonrío.
- No me hables de tomar decisiones, Louis- responde mirándome con los labios fruncidos.
- Touché- respondo, restándole importancia y sonriendo.
- Si vuelve a tocarte, quiero saberlo- dice acercándose a mí, volviendo al tema importante.
Asiento, evitando su mirada.
- Hablo en serio, Louis. Si no me lo dices, me enfadaré mucho.
Sonrío, asintiendo.
Éste da un paso más, y le abrazo, llevando mis brazos hacia su nuca, poniéndome un poco de puntillas.
- Enano- dice éste en mi oído, abrazando fuerte mi cintura.
- Idiota- respondo, a lo que éste carcajea en mi cuello, erizando mi piel.
Nos separamos lentamente, de manera que nuestras narices se juntan, y nos miramos, sin movernos.
Sus labios se encuentran entreabiertos, y mis ojos van directos hacia éstos.
Quiero hacerlo, pero no puedo.
- Cuídate- susurra, a lo que cierro los ojos, asintiendo.
Nos separamos, y Harry mira hacia el suelo, retirándose el pelo.
-Cuídate tú también- digo mientras me alejo, a lo que éste asiente sonriendo.
Mientras me alejo sé que el ojiverde permanecía ahí, mirándome, y aunque no quería hacerlo, me giro, dedicándole una última sonrisa antes de girar la calle.

***

Según entro al apartamento diviso a Marcus en el sofá viendo la tele.
Borro mi sonrisa y entro, cerrando la puerta.
- Llegas pronto- dice sin mirarme.
- Sí, Thomas tenía prisa.
- Tu compañero era rubio, ¿verdad?
- Eh sí, ¿Por qué?- respondo sin comprender.
- ¿Entonces quién era el chico moreno al que abrazabas hoy?- pregunta incorporándose.
Trago saliva, respirando agitadamente.
- Marcus...
Éste se acerca hacia mí, dándome un puñetazo en el estómago.
Me contraigo, tosiendo.
- ¡Te crees que soy idiota!- grita, enfurecido.
Intento estirarme, pero éste me empuja, dándome otra patada en la boca del estómago.
- ¿En serio te pensaste que me había creído algo? Parece mentira que no sepas que te conozco bien, Louis- dice agitado- cuando me contaste la vida de tu amigo sabía que mentías.
- Marcus, por favor- susurro, cubriendo mi rostro, pero él era listo, y no quería dejar señales visibles como la última vez.
- ¡Quién era!- exclama.
- Un amigo- respondo, a lo que éste no se mueve.
Respira agitadamente, y se aleja, frustrado.
Me levanto despacio, poniéndome entre el sofá y él.
- ¿Qué amigo? Tú no tienes amigos, a excepción del que vive en Italia.
Llevo mis manos hacia mi estómago, adolorido.
- No le conoces- susurro, evitando el acercamiento.
-¡Quién!- grita, enfurecido, pateando una silla.
- ¡Harry! Se llama Harry- respondo, y éste enseguida me mira, frunciendo el ceño.
- ¿Harry? ¿Tu ex?- susurra, desconcertado.
Asiento, bajando la mirada.
Éste carcajea, cada vez más, e incluso aplaude, negando con la cabeza.
- ¿En serio, Louis? ¿Rompió tu corazón y ahora vuelves a lo mismo?
- Solo nos reencontramos y decidimos hablar. Nada más.
- ¿Cuántas veces os habéis visto?- pregunta serio, intentando acercarse a mí, pero me pongo detrás de la mesa, impidiéndole tocarme si quiera.
- Solo dos veces- miento, rezando para que me creyese.
- No quiero que vuelvas a verle. Ni hablar con él- amenaza- como me entere que no haces lo que te digo, acabaré con él. Te lo juro.
Mi respiración es irregular y mis manos sudan. Necesitaba aire.
- Si le llamas, me enteraré, Louis. La factura de tu teléfono está a mi nombre- finaliza, metiéndose en la cocina.
Lloro, lamiendo mis labios y acariciando mi estómago, el cual dolía, pero no tanto como mi corazón.

Adore youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora