5. Lo siento

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PDV LOUIS.

Según entro por la puerta me quito las zapatillas y dejo el maletín al lado de la puerta, tirándome en el sofá.
La casa está en silencio, cosa que agradezco.
Miro el reloj, las seis y media pasadas. Marcus ya había salido del trabajo, y a saber cuál sería su plan.
Me meto en la cocina y me preparo un sándwich de jamón y queso, ya que esta mañana había desayunado poco.
La puerta se abre, y mi corazón se acelera.
Marcus entra por la puerta, con su chaqueta en la mano y su maletín en la otra.
Deja todo en el sofá y me mira.
- Hola.
- Hola- respondo, sin mirarle, sentándome en el sofá con mi sándwich, encendiendo la tele.
Marcus se sienta a mi lado, suspirando.
- ¿A qué hora te has ido?
- Antes- respondo, sin despegar mi mirada de la televisión.
- Louis, por favor.
Suspiro, mirándole serio, levantando una ceja.
- Lo siento- dice bajando la mirada.
- Claro- respondo irónicamente, pegándole un bocado a mi sándwich.
- Sé que te prometí que no volvería a hacerlo, pero estaba demasiado bebido y-
- No sigas- le interrumpo- no te preocupes, cada vez que vengas bebido procuraré no dirigirte la palabra- digo mientras me levanto- es lo mejor.
Y dicho eso me meto dentro de la habitación, apoyando mi espalda en el marco de la puerta, cerrando los ojos.
Me tiro en la cama y me acurruco, comenzando a llorar, como de costumbre.
Oigo la puerta de la entrada cerrarse, y me reincorporo, abriendo despacio, viendo que Marcus se había ido.
Niego con la cabeza, cerrando de nuevo y tumbándome, cerrando los ojos.

***

El chirrido de la puerta me desvela, y abro los ojos, divisando a Marcus con el traje aún puesto, y las manos detrás de la espalda.
Frunzo el ceño, y me siento en la cama, mirándole.
Deja un ramo de rosas en la cama, y me mira triste, dándose la vuelta y saliendo del dormitorio.
Observo la nota que sobresale de las flores, y la cojo, sacando su contenido del sobre.
"Louis, sé que lo he hecho mal en más de una ocasión, y también sé que un lo siento ya no te vale. Te quiero, más que a nada, y me duele en el alma verte así por mi culpa. Voy a cambiar, por ti, por nosotros."
Unas cuantas lágrimas caen por mis mejillas, las cuales seco, dejando la nota en la cama, y oliendo las flores.
Salgo del dormitorio, divisándole sentado en el sofá con las manos sosteniendo su cabeza.
Me acerco despacio, sentándome a su lado.
- No vuelvas a hacerlo, porque entonces me iré- le digo, a lo que éste me mira, asintiendo.
Le abrazo, acurrucándome en su hombro, y éste corresponde al abrazo, dejando un beso en mi sien.
- Mañana no voy al instituto- comento cambiando de tema, separándome de él.
- ¿Y eso?
- Tenía solo 3 clases a primera hora, pero tienen excursión, así que me han dicho que no hace falta que vaya.
- Oh, suena bien, así puedes descansar- dice mostrando una débil sonrisa.
Asiento.
- Bueno, por la tarde he quedado con un compañero para tomar algo.
Éste frunce el ceño.
- Thomas, el que va a ser padre, ¿te acuerdas?
- Ah sí- responde relajando el gesto, sonriendo- pasadlo bien.
Asiento, mordiendo mi labio.

***

Cuando me levanto Marcus ya se había ido a trabajar.
Me ducho y desayuno tranquilo, observando la hora.
Las doce de la mañana. Sí que había dormido.
Miro el móvil, tenía un mensaje de Thomas.
"¿Dónde quieres ir?"
"Muffins?"  Sugiero.
"JAJAJAJAJA a las 6 allí"
Le respondo con un OK, terminando mi zumo.
Quería aprovechar para poner la colada y limpiar un poco la casa, ya que estaba hecha un desastre.
Después de meter toda la ropa en la secadora y dejar que el suelo del salón se secara, preparo la comida.
Opto por hacer arroz con pollo y verduras, ya que a Marcus le encantaba, y así cenaba algo casero, ya que los días que trabajábamos no teníamos mucho tiempo a hacer comida en condiciones.
Aprovecho para poner la mesa y servirme una cerveza fresquita, ya que hacía mucho que no me bebía una.
Una vez terminada la comida dejo una buena cantidad para Marcus y me sirvo mi ración, saliendo al salón y empezando a comer.
- Mmm... qué rico- comento degustando mi maravilloso arroz, dando un sorbo a la cerveza.
En la televisión no hay nada agradable que ver, ya que en todas las cadenas non había más que desgracias y muertes, así que opto por poner Hit TV, pillando un vídeo de J Balvin.
Cuando termino lavo mi plato y me cepillo los dientes, tumbándome un rato en el sofá antes de vestirme, reposando la comida.

***

Una vez llego a mi destino, pronto como de costumbre, espero a Thomas dentro de la cafetería.
A los pocos minutos entra mi compañero, saludándome a lo lejos y sentándose enfrente de mí.
- ¿Ya has pedido?
Niego con la cabeza.
Éste llama al chico, el cual apunta lo que queremos comer.
- ¿Qué tal las clases?
- Bueno, tranquilas, hoy solo he tenido 3. He salido una hora antes ya que los de cuarto no estaban. Y tú, ¿has hecho mucho el vago?
- He limpiado la casa, puesto la lavadora y hecho la comida- digo orgulloso.
- Yo creo que no sé poner la lavadora- dice pensativo.
Carcajeo, negando con la cabeza.
Al rato una chica nos trae los cafés y los muffins, y ya aprovechamos para pagar, comiendo tranquilamente.
- ¿Qué tal Amelie?
- Muy contenta. Ayer el ginecólogo nos confirmó que está embarazada.
- ¡Eso es genial!- exclamo, felicitándole.
- Estoy muy emocionado- dice sonriendo.
- ¿Quieres niño o niña?
- Pues la verdad que me da igual- dice encogiéndose de hombros- venga lo que venga me hará feliz.
- Aw- digo pestañeando seguidamente, a lo que éste me da un pequeño golpe en el brazo, riendo.
Me habla del examen que está preparando a los de segundo.
Su especialidad era lengua y literatura, todo lo contrario a mí, que al final me decidí por ciencias naturales.
Después de una hora de charla Thomas decide irse, ya que quería corregir unos ejercicios para mañana.
- ¿No te vuelves?- me pregunta mientras abre su coche.
- Tengo que comprar unas cosas para la cena.
Asiente, despidiéndose de mí y yéndose.
Me pongo la chaqueta, ya que empezaba a refrescar, y busco el bar de la última vez.
Necesitaba hablar con él.
Según entro me acerco a la barra, pidiendo un aquarius de limón.
Observo todo el local, en busca del ojiverde, pero no se encontraba por ningún lado.
Suspiro, agradeciéndole al camarero y dando un pequeño sorbo.
La campana de la entrada suena, y me giro rápidamente, divisándole.
La misma hora que el otro día.
Se sienta en el otro lado de la barra, sin verme, y le pide algo al camarero.
Se quita las gafas de sol, mostrando de nuevo sus ojeras.
Cojo mi vaso y me acerco hacia él, posicionándome a su lado.
- Hola- saludo, sobresaltándole.
- Louis...- susurra, sin esperarme de nuevo- ¿qué haces aquí?
- Hablé con mi madre- le digo, a lo que éste retira la mirada, mirando hacia el frente.
- ¿Qué te contó?
- Todo.
- ¿Todo?- dice soltando una pequeña carcajada- lo dudo.
- Me dijo lo de Steph- susurro, y noto cómo se tensa a mi lado- lo siento mucho.
Traga saliva, pestañeando rápido, evitando llorar.
- Aquí tienes Hache- dice el camarero dejando una cerveza.
Éste le agradece, dando un sorbo.
- ¿Qué pasó?
- No creo que te importe- dice sin dignarse a mirarme.
- Claro que me importa- le respondo frunciendo el ceño- conocía a Steph, me caía muy bien y cuando me enteré me dolió. Así que sí, me importa.
Por primera vez me mira fijamente, apenas sonriendo.
- Había olvidado tu mal genio- bromea, dando otro sorbo a su cerveza.
Sonrío, bebiendo de mi aquarius.
- Un borracho chocó con su coche y lo destrozó- comienza- no pudieron hacer nada para salvarle.
- ¿Cuándo ocurrió?
- Hace ya tres años- susurra.
- Lo siento- repito, mordiendo mi labio.
- No es culpa tuya.
- Siento no haber estado ahí para ti- digo mirándole, a lo que éste hace lo mismo.
- No tenías por qué, después de todo, no me debes nada- dice encogiéndose de hombros.
- Da igual, era tu mejor amigo. Me hubiese gustado estar.
- Ya... pero eso no pasó- susurra.
Nos quedamos en silencio, cada uno mirando su bebida.
- ¿Vives por aquí?- me pregunta.
Niego con la cabeza.
- Vivo en el centro, en un apartamento.
- ¿Solo?- pregunta mirándome.
- No, con Marcus- digo haciendo una pausa- ni novio.
Harry asiente, bebiendo de su cerveza.
- ¿Tú vives por aquí?
- Sí, unas calles más arriba.
- ¿Desde cuándo?
- Unos meses después de dejarlo, tuve muchos problemas en casa, así que un amigo que conocía me ofreció un trabajo. Conocí a unos compañeros con los que tuve buena relación y decidimos compartir piso.
- Entonces, ¿ya no te hablas con tus padres?
Niega con la cabeza.
- ¿Y dónde trabajas?
- También había olvidado lo curioso que eres- dice sonriéndome.
Había echado de menos aquellos hoyuelos.
- En una tienda deportiva- responde, apartando la mirada unos segundos.
Asiento, dando otro sorbo a mi bebida.
- ¿Y tú? ¿Por qué te fuiste?- pregunta con la voz un poco más ronca.
- Me aceptaron en la universidad, y según terminé me ofrecieron hacer unas prácticas en un instituto. Y ahora trabajo allí.
- Me alegro de que hayas cumplido tu sueño- dice sonriendo.
- Gracias- susurro, agachando la mirada.
Miro el reloj, las 8.
- Bueno, tengo que irme- digo mientras saco dinero de mi bolsillo, pero Harry me frena, colocando su mano encima de la mía, acelerando mi pulso.
- Invito yo.
Le agradezco, terminando mi aquarius.
- Ha sido agradable verte- le digo, en el fondo sin ganas de querer irme.
- Lo mismo digo. Espero volver a verte.
Sonrío, bajando mi mirada.
-Adiós, Harred- digo bromeando, y Harry sonríe ampliamente, de seguro recordando aquel momento.
- Adiós, Lewis.
Salgo del local con una sonrisa en los labios, una sonrisa que echaba de menos.

Adore youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora