15. No puedo

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PDV LOUIS.

A la mañana siguiente Marcus ya se encontraba en la ducha, así que aprovecho para desayunar tranquilo.
Lo de anoche fue muy extraño. Para nada reconfortante, sobre todo cuando volví a la realidad y vi que había disfrutado acostándome con el chico que me maltrataba física y psicológicamente.
Pero lo que más me dolió no fue eso, sino que en el fondo aún deseaba a Harry con todo mi ser, a una persona que, a fin de cuentas, tampoco me quiso bien.
- ¿Qué haces levantado tan pronto?- pregunta Marcus saliendo con una toalla enrollada en sus caderas- creía que hoy tenías clase a las 10.
- Sí, pero no tenía sueño- respondo sentándome en el comedor con mi café y mis tostadas.
- Hoy no sé a qué hora volveré, espero que el juicio no tarde más de lo previsto- dice éste mientras se coloca los calzoncillos.
En unas semanas no le hubiese dejado hacer eso, ya que probablemente ya me habría lanzado a sus brazos, pero ahora solo me daba asco verle con tan poca ropa.
- Yo espero que la reunión no se alargue- digo mientras le doy una mordida a la tostada.
- ¿Quieres que vaya a recogerte?
Si digo que no podría sospechar, y lo último que quería era que me montara otro numerito.
- Sí, genial. Si quieres cuando termine te mando un mensaje.
- Perfecto- responde, abrochándose la camisa y colocándose la corbata- me alegro mucho de que volvamos a estar bien- dice acercándose hacia mí.
Me remuevo incómodo, sonriendo.
- Sí, yo también- susurro.
Éste besa mi mandíbula, acariciando mi nuca.
- Volveremos a ser una pareja feliz, ya lo verás.
Asiento, dando un sorbo a mi café.
Éste se reincorpora, guardando su cartera y las llaves.
- Suerte con el juicio- digo animado, fingiendo, como de costumbre, y éste me guiña un ojo, saliendo del apartamento.
Suspiro, terminando mi desayuno y encaminándome hacia la ducha, con ganas de que llegara la tarde.

***

- Muy bien chicos, seguiremos mañana- finalizo, cerrando el libro.
Los alumnos empiezan a salir de la clase y yo aprovecho para borrar todo lo de la pizarra.
- Louis- dice una voz a mis espaldas.
- William, ¿ocurre algo?- digo mirando a mi alumno, el cual niega con la cabeza.
- Ya no consumo- dice mostrando una tímida sonrisa.
- Me alegro mucho- respondo, sentándome en la esquina del escritorio- esas cosas no os traen nada bueno.
- Sí, lo sé. Solo quería probar, ya que en una fiesta no me atreví y todos se burlaron de mí- susurra, agachando la mirada.
- Escúchame, William- digo captando su atención- eres un chico maravilloso. Eres listo y buena persona. La gente a la que le importas de verdad nunca se reirá de ti por no querer hacer ese tipo de cosas. Mientras tú decides por ti, ellos se destrozan la vida con esas cosas solo por sentirse guays con los demás.
Éste sonríe ampliamente, asintiendo.
- Muchas gracias. Eres un gran profesor- dice marchándose, dejándome con una sonrisa en los labios.
- Vas a ganarte el premio al profe enrollado del año- dice Thomas apoyado en el marco de la puerta, sobresaltándome.
- No estaría mal- respondo recogiendo el libro y la carpeta, saliendo con él a mi lado.
- Ayer apenas hablamos, ¿estás bien?
- Sí- respondo con una pequeña sonrisa- es que tenía un poco de dolor de cabeza, y quería llegar a casa cuanto antes.
Asiente, entrando al despacho conmigo.
Corro un poco la cortina y mira hacia el parking. Había padres recogiendo a sus hijos y alumnos hablando con otros compañeros.
- ¿Nos vamos?- dice éste a mis espaldas.
- Quiero quedarme un rato corrigiendo ejercicios, así no me llevo trabajo a casa.
Éste asiente, despidiéndose de mí y saliendo.
Miro el reloj, las cinco y diez.
Me encamino hacia la salida de atrás, que se encontraba al lado de la biblioteca, pero alguien tira de mí hacia el interior de ésta, asustándome.
- Dios, Harry- susurro alterado, a lo que éste me suelta, riendo- no tiene gracia, me has asustado.
- Ya te dije que me las apañaría para entrar- dice encogiéndose de hombros.
Maggie se encuentra en la recepción de la biblioteca, ojeando unos papeles.
- Sígueme el rollo- le digo andando hacia ésta, con Harry detrás.
- Buenas tardes, Maggie.
- Louis, ¿qué tal?- sonríe.
- Voy a tener una reunión con el padre de un alumno, iremos a la sala de ordenadores para no molestar- digo mirando a unos alumnos que se encontraban estudiando.
- Claro, está abierta.
Asiento, agradeciéndola.
Noto cómo Harry contiene la risa, pero le ignoro, entrando en la sala con él detrás.
Cierro la puerta, y éste aprovecha para sentarse.
- Mi hijo ha bajado las calificaciones, ¿a qué se debe?
Sonrío, negando con la cabeza, sentándome a su lado.
- Muy bien, ¿qué era eso tan importante? Me estoy jugando mucho.
- ¿Por qué no hemos quedado fuera?- pregunta, ignorándome.
- Marcus podría vernos.
Éste frunce el ceño, sin comprender.
- Cuando quedamos el otro día... él me siguió y nos vio.
- ¿Perdón?- dice éste incrédulo.
- Lo que oyes... no puedo jugármela, Harry, no sabes la que me montó cuando le dije que eras tú- susurro, agachando la cabeza.
- ¿Le has hablado de mí?
Asiento.
- Cuando le conocí me preguntó cuándo tuve mi última pareja, y le conté todo, al igual que él a mí.
Éste asiente, serio, lamiendo su labio inferior.
- ¿Te hizo algo?
- Da igual, Harry- respondo restándole importancia.
- Louis, dime- exige enfadado.
- Me dio un par de patadas en el estómago.
Harry respira agitadamente, cerrando los ojos.
- No puedo permitir que sigas viviendo así. Es un martirio, Louis- dice frustrado- no sabes lo duro que es saber que a alguien a quien quieres la están haciendo daño y no puedes hacer nada.
Alguien a quien quieres.
Mi corazón da un vuelco, y Harry lo nota, removiéndose incómodo.
Me quito el jersey y lo dejo en el respaldo de la silla, ya que estaba algo acalorado.
- Desde ayer estamos mejor. Estoy haciéndole ver que le quiero, y por ahora se lo está creyendo.
- ¿Te has acostado con él?- susurra con un hilo de voz, mirando mi cuello.
Toco la zona, la cual me duele un poco.
Mierda...
- Tuve que hacerlo, si no hubiese sido peor.
- Joder- exclama molesto, levantándose- ¿te ha obligado?- pregunta acercándose a mí.
- N-No- respondo, sin mirarle.
- Louis, ¿te ha obligado?- vuelve a preguntar, llevando su mano a mi mentón, obligándome a mirarle.
No puedo responder, y el ojiverde, enfadado, patea una silla.
Abro los ojos, asustado, e intento frenarle.
Podían oírle.
- Harry, para- susurro, agarrándole de los brazos, pero éste no me mira- fue hace días, anoche no me forzó.
Éste lleva su mirada hacia mí, respirando agitadamente.
- ¿Te acostaste con él porque quisiste?- pregunta con una pizca de dolor.
Niego con la cabeza.
- Tan solo imaginé que no era él- respondo, bajando mi mano de su brazo a su mano, agarrándola.
- No sabes lo que duele ver lo que estás pasando, Louis- dice uniendo su frente con la mía.
Cierro los ojos, tragando saliva.
- Harry, ¿qué querías decirme?- digo cambiando de tema, y éste se separa de mí, pasándose la mano por el pelo, apartándolo de su frente.
- Ayer estuve en tu casa.
- ¿Cómo en mi casa?- le pregunto, frunciendo el ceño.
- Tuve un pedido, y adivina para quién.
Sigo sin entender, pero un clic se enciende en mi cerebro, haciéndome reaccionar.
- ¿Marcus?- susurro para mí mismo.
Asiente, mirándome.
- Me dijo que había quedado con un compañero para que le diese algo del trabajo.
- Pues ya ves, aparte de maltratador, mentiroso.
- ¿No te reconoció?- digo alterado.
Niega con la cabeza.
- Solo se acordaba de mí por la fiesta del otro día, donde le vendí.
- ¿Fiesta?
Asiente.
- En un casón pijo, ¿no te lo dijo?
- No- susurro- ¿qué te compró?
- Cocaína.
Me siento en la silla, aturdido, y oculto mi cara entre mis manos, con lágrimas en los ojos.
- Hey, Lou- dice éste arrodillándose enfrente de mí, quitando mis manos de mi rostro- ¿ves por qué no puedes seguir con él? No es cuestión de que te portes bien, en cuanto esté drogado o borracho te hará cualquier cosa.
- Tengo miedo, Harry- sollozo, y éste me atrae hacia él, abrazándome.
Me acurruco en su pecho, apretando con mis manos su sudadera.
- Voy a sacarte de ahí, te lo prometo- susurra en mi oído.
Nos separamos lentamente, y volvemos a quedar frente a frente.
Harry lleva sus manos a mi rostro, acariciando mis mejillas.
Cierro los ojos, respirando agitadamente.
El ojiverde se aproxima más hacia mí, rozando sus labios con los míos.
Niego con la cabeza, separándome de él.
- No está bien, Harry- susurro, levantándome.
Éste imita mi acción, mirándome.
- No quiero sufrir más.
- Nunca te haría daño- dice acercándose de nuevo, pero pongo mis manos en su pecho, impidiéndoselo.
- Ya lo hiciste una vez.
Éste, frustrado, se gira, respirando despacio.
- Yo no lo arruiné, Louis- susurra, todavía sin mirarme.
- Claro que lo hiciste- digo dolido.
El ojiverde se voltea, y da dos pasos hacia mí.
- Por respeto a ti, porque no lo estás pasando bien, no diré nada más, Louis, pero la persona que arruinó lo nuestro está más cerca de ti de lo que piensas.
Y dicho eso sale enfadado de la sala, dando un portazo, dejándome estático.
¿A qué se refería con alguien cercano a mí?
Sacudo mi cabeza, mandándole un mensaje a Marcus para que viniese a buscarme, si es que había terminado su juicio.
Salgo de la sala y me encamino hacia la salida, recibiendo un mensaje de éste diciendo que en 10 minutos estaría.
Seguía sin entender a qué vino ese comentario por parte de Harry.
No entendía por qué quería exculparse, ya que fue él quien lo arruinó todo con su comportamiento y falta de empatía.
Muerdo mi labio, con ganas de llamar al ojiverde, pero me contengo.
Sería extraño cuando llegara la factura del teléfono y Marcus viese tantas llamadas al "director."
Diviso el coche negro de Marcus, y me aproximo hacia él, entrando.
- ¿Qué tal la reunión?- pregunta arrancando.
- Aburrida- respondo mirando por la ventana- ¿tu juicio bien?- le pregunto, mientras me pongo el cinturón.
- Ganamos- dice sonriendo.
- Me alegro- respondo sin ánimo.
- ¿Te ocurre algo?-
Le miro, y se encuentra con el ceño fruncido, sin despegar la mirada de la carretera.
- Solo dolor de cabeza.
Asiente, finalizando la conversación.
Si estos días me era imposible compartir espacio con él, ahora que sabía que también se drogaba era insoportable.
Una vez llegamos a casa me meto en el cuarto, poniéndome ropa cómoda y buscando el cargador del ordenador.
- ¡Marcus, dónde está el cargador!- grito desde el cuarto.
- ¡En el cajón de mi mesilla!- responde desde el salón.
Lo abro y cojo el cargador, pero antes de cerrarlo diviso dos paquetes pequeños de polvo blanco.
Lo cojo, observándolo, asqueado.
- Suelta eso- dice una voz a mis espaldas.
Me asusto, girándome, encontrándome a Marcus en la entrada del cuarto.
- ¿Desde cuándo te drogas?- pregunto, dejando el sobrecito en el cajón, reincorporándome.
- No es asunto tuyo- dice cruzándose de brazos.
- Esto destroza a la gente- siseo molesto.
- Ya soy mayorcito, Louis. Y voy a seguir haciéndolo. Es más- dice sacando un sobrecito- ahora puedo consumirlo sin necesidad de esconderme- dice saliendo al salón.
Salgo detrás de él, y observo cómo saca un poco y lo coloca en la mesa, alineándolo con una tarjeta que saca del monedero.
Lo inhala todo, limpiándose la nariz.
Le miro asqueado, y éste me sonríe, metiéndose en la cocina, sirviéndose una copa de coñac.
- No puedes mezclarlo, te hará daño- digo observando cómo iba hacia el sofá.
- Siempre que salgo lo hago y no me pasa nada. Métete en tus asuntos- responde indiferente.
- Por mí como si te mueres- escupo, con rabia.
Éste me mira serio, dándome un fuerte tortazo, tirándome en el suelo.
- Métete en la habitación y no salgas, si no quieres acabar mal- dice enfadado, sentándose en el sofá.
Me levanto rápido, mirándole con odio, encerrándome en el cuarto,tirándome en la cama con lágrimas en los ojos, acariciando mi mejilla, la cual escocía.

Adore youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora