Capítulo 25.- Adiós... Amor Mío.

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Hiccup entraba al recibidor de su casa. Esta seguía en silencio, no quería admitirlo, pero, ya se había acostumbrado a las risas, gritos, correteadas, ha ese calor de hogar, todo aquello que había vivido por tres meses. Tenía que cambiar.

Subió las escaleras se dirigió al cuarto de visitas, ahí debía de estar Astrid, conociéndola no se había movido en todo el rato que él estuvo fuera. Se detuvo por un momento frente a la puerta, sabía que debía tocar y pedirle disculpas, pero el orgullo de ambos no dejaba que ninguno de los dos cruzara esa línea. Dejo salir un suspiro, miro la puerta por un momento y decidió tacar un par de veces.

- Astrid... ábreme – él se detuvo, pensó un poco las palabras que iba a decir, ya se había equivocado una vez y no quería repetirlo – tenemos que hablar Astrid... por favor.

Ella se recargo en la puerta sin abrirla, se encontraba sensible y vulnerable, no quería darle el gusto de verla así. "Llénate de coraje, que no te gane el sentimiento". Se lo repetía cada vez que alguien la hería.

- Astrid, por lo menos... – volvía a soltar otro suspiro – por lo menos, dame una señal de que me escuchas.

Estaba a punto de retirarse de la puerta, pero escucho dos golpes en la puerta, se dio media vuelta y decidió continuar.

- No crees que es mejor que hablemos cara a cara – preguntaba él.

Un golpe, eso era un no.

- Soy un idiota...

Dos golpes.

Él solo frunció el ceño, no esperaba una afirmación de su parte.

- Sé que me equivoque, la frustración y el estrés hizo que me comportara como idiota. – se detenía él – Pero, sé que no es una justificación. Por favor Astrid, perdóname, no era mi intención decir todo eso. Jamás ha sido mi intención herirte o hacerte daño.

Tock – tock – tock.

- ¿Tres golpes? – mencionaba extrañado – ¿Qué diablos significa eso?

Ella abrió la puerta, se quedó de pie frente a él, solo sonrió asintiendo.

- Te exonero de tu castigo – respondía ella sonriendo.

Él la abrazo con fuerza, ambos duraron así por un rato.

El empacaba la maleta, duraría un mes en Tokio, era una nueva experiencia, excitante y llena te sensaciones.

- Me alegra que encontraras trabajo – soltaba Astrid sonriendo.

- A mi también me alegra – respondía él – ¿segura que estarás bien sola?

- Si, créeme solo trabajare y vendré a casa – respondía ella – no me pasara nada, igual Mérida puede quedarse conmigo.

- Bien – respondía él – espero y no se metan en problemas.

- Lo dudo – decía ella sonriendo – ¿a qué hora saldrá el vuelo?

- A las 7am – decía él soltando un suspiro – será un vuelo largo, así que me llevare un libro para leer.

Hiccup guardaba todo en las maletas, porta trajes, una pequeña maleta de mano; donde guardaba pasaporte, documentos personales, móvil, computadora y entre otras cosas.

- ¿Ya le avisaste a tus padres? – soltaba ella mientras doblaba unos vaqueros.

Él soltó aire, era un hábito conocido por Astrid.

- Si – decía secamente – mamá se alegró.

- ¿tu padre...?

- Él no quiso ni recibir mi llamada – lo decía sin dejar de empacar – de hecho escuche cuando mi madre le quiso pasar el teléfono.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2020 ⏰

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¿Un contrato por Amor? (Hiccstrid en la vida real)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora